Un año de la ilusión del cine
||por JESÚS CHOYA ZATARAIN, EDITOR DE LA LLAVE AZUL Y COFUNDADOR DE LA ASOCIACIÓN LA LLAVE AZUL||
Ha pasado ya más de un año desde que lo que ahora es La Llave Azul echó a andar. Un año, exactamente, desde que comenzamos a proyectar ese cine que, desgraciadamente, no llegaba a Santander.
En un año pasan muchas cosas, quizás demasiadas. Algunas realmente buenas, otras – como en todo – nada agradables, pero si existiese la necesidad y la obligación de definir de forma breve y concisa estos doce meses de aventura no dudaría en parafrasear aquella “It’s all an illusion (Todo es una ilusión)” de la magistral película de David Lynch a la que debemos nuestra denominación: Mulholland Drive.
Todo ha sido cuestión de ilusiones. Sin ellas, presentes en cada momento de la vida y en cada fotograma del cine, no existiría nada. Tampoco La Llave Azul.
Fue culpa de la ilusión el que, con quince años, decidiese embarcarme en la aventura de promover una asociación por y para mi pasión (el cine) y, claro está, por y para los ciudadanos.
La pasión es otro elemento inherente a este proyecto: pasión entendida como amor y también como confianza. La pasión por el riesgo, por nuestra ciudad, por el arte y la cultura en general, también por el futuro.
La pasión que, a su vez, acaba por desencadenar irremediablemente un grito de reinvindicación que intente hacer entender que una ciudad que da la espalda al arte no solo priva a sus habitantes de un derecho que debería ser considerado, por todos, como fundamental.
Dar la espalda al arte supone también respaldar las dañinas tesis de aquellos que no acaban de comprender que la palabra “CULTURA” no son solo siete letras unidas al azar que obviar o dejar fuera de las prioridades, que la palabra “ARTE” es – sin lugar a dudas – uno de los pilares fundamentales del desarrollo social, económico e intelectual de la humanidad desde el comienzo de los tiempos y que el término “CINE” se refiere a una disciplina joven y estrechamente relacionada con las dos anteriores.
Actuar así implica apoyar las tesis de aquellos que piensan que en tiempos de crisis, los valores culturales son secundarios cuando realmente constituyen factores esenciales para la educación y la vida.
Hace un año lanzamos también un grito de auxilio: el auxilio que piden unos ciudadanos que luchan juntos porque su ciudad no muera entre tedio e indiferencia, ajena a una de las manifestaciones culturales más vivas y pegadas a la actualidad que existe hoy en día.
Pero sigamos con la ilusión, la verdadera culpable de que en Santander se hayan podido ver obras tan merecidamente laureadas como ‘Las altas presiones’, ‘It follows’, ‘El niño y el mundo’, ‘Berserker’, ‘Dos otoños, tres inviernos’, ‘I am your father’ o ‘El incendio’.
Cuando miro atrás me emociono. No por los estrenos que hemos tenido el placer de proyectar, sino por toda la gente que ha invertido su tiempo, su dinero y su ánimo y energía en apoyar un proyecto tan alegre como idealista, loco.
Gracias desde este espacio a todos y cada uno de ellos: a los que fueron socios, a los que lo son, a los que asistieron a las reuniones, a los que comparten en redes, a los periodistas que pelearon por hacernos un hueco en sus medios, a los voluntarios…
Pero sobre todo a María, Javi, Fernando, Paula, Manuel, Begoña, Alberto, Antonio. Miembros y ex-miembros de una Junta Directiva que ha peleado (de forma mucho más literal de lo que a priori puede parecer) con suma generosidad, vocación y dedicación por materializar el sueño de un adolescente que poco entendía de rentabilidad, trámites burocráticos o exhibición.
La Llave Azul nació con ambición de servicio público, intentando ser un pequeño bote salvavidas. No el de unos cines concretos, sino el de todo Santander: porque cada película que aquí no llega es una oportunidad perdida de descubrir, de viajar, de entender, de ilusionarse.
Ahora, meses después, seguimos (siguen) luchando porque estas experiencias no se pierdan, seguimos luchando por sumar y completar la oferta cinematográfica ya existente, seguimos luchando por encontrar la mejor forma de transmitiros nuestra pasión. Seguiremos proyectando, conectando público y cineastas, creyendo en el arte como motor de la ciudadanía y en la ciudadanía como motor de nuestra sociedad.
Gracias a todos por creer.