Altamira, color rojo lapa
Existe el blanco puro, el blanco seda, el blanco hueso, el blanco antiguo, el blanco crema, el blanco tiza, el blanco frío… por citar algunos ejemplos de los nombres y matices que encierran los colores.
No es que en Altamira inventaran un color, pero casi: un estudio realizado en colaboración por investigadores cántabros de varias instituciones (entre ellos el recientemente falllecido director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras) ha determinado el origen del característico tono ocre de los bisontes de Altamira (el «mira papá, bueyes).
Y el origen está… en el mar.
Así, la revista “Journal of Archaeological Science” adelanta en su edición online la publicación de un artículo sobre la cueva de Altamira elaborado conjuntamente por un equipo multidisciplinar formado por investigadores de la Universidad de Cantabria y del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira.
El trabajo, basado en la combinación del estudio de las huellas de uso y el análisis químico sobre la colección de conchas de lapas recuperadas en las excavaciones de Altamira, ha permitido mostrar que parte de las conchas marinas recolectadas por los grupos prehistóricos que ocuparon la cueva entre el Gravetiense y el Magdaleniense Inferior, entre 27.000 y 19.000 años atrás, fueron utilizadas como instrumento de trabajo para la obtención y procesado del ocre empleado como pigmento para la realización de las pinturas rojas de la cueva.
La investigación supuso el estudio de más de 7.000 conchas, así como la aplicación de diferentes técnicas analíticas, desde una perspectiva multidisciplinar, por parte de varios investigadores procedentes de los diferentes centros de investigación que han colaborado en el estudio.
La investigación ha sido desarrollada en el marco del proyecto «Identificación de eventos de cambio climático abrupto y su impacto social durante el Pleistoceno final y el Holoceno inicial”, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, desde el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, entidad de la que son patronos la Universidad de Cantabria, el Gobierno de Cantabria y el Banco Santander.
La revista Journal of Archaeological Science es una de las más importantes a nivel internacional en el campo de la Arqueología y la Antropología, donde ocupa actualmente el sexto lugar de un total de 246 revistas de su campo en el ranking SCImago Journal Rank.
El artículo, titulado “Painting Altamira Cave? Shell tools for ochre-processing in the Upper Palaeolithic in northern Iberia” cuenta como primer firmante con el investigador David Cuenca Solana, junto a Igor Gutiérrez Zugasti, Aitor Ruíz Redondo y Manuel González Morales del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas (IIIPC) y la Universidad de Cantabria.
También firman Jesús Setién y Estela Ruiz, del Departamento de Ciencia e Ingeniería del Terreno y de los Materiales de la UC; Eduardo Palacio Pérez, del Servicio de Patrimonio Cultural del Gobierno de Cantabria, así como Carmen de las Heras Martín, Alfredo Prada Freixedo, del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira.
Asimismo, es firmante del artículo el anterior director de este Museo, José Antonio Lasheras, ya que su redacción se completó antes de su fallecimiento.