La contracultura, al detalle

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El pasado día 20 de abril tuve el privilegio de acompañar a Luis Ruiz Aja en la presentación de su último libro publicado, “Rebeliones juveniles. La contracultura de los años 60, 60 años después”, que es su tercera publicación sobre temática contracultural, después de “La contracultura, ¿qué fue? ¿qué queda (2007) y “El descontento social. La Generación IN”.

Luis tiene puesto el centro de interés en la juventud que quiso, y se organizó, no tanto para cambiar el mundo, como las formas de convivencia personales, familiares y colectivas, exigiendo modificaciones profundas en los ámbitos de la política, -promoviendo democracias participativas, más que representativas-; de la economía -abogando por la humanización de los sistemas productivos, que a su vez, racionalizaran las hábitos de consumo; de la cultura -defendiendo una democratización de las producciones culturales, bajo el lema de cultura para todos, propiciando alternativas en las formas y los contenidos; de las relaciones internacionales, con la paz por bandera y en contra de la escalada armamentística -la guerra de Vietnam estaba en el punto de mira de las acciones contraculturales…en fin, los movimientos contraculturales de los 60 y 70, del siglo pasado fueron los de una lucha por exigir alternativas a todos los convencionalismos y autoritarismos que determinaban los rumbos a seguir en uno y otro de los sistemas político-económico-militares, que se repartían el mundo rico.

No se trató tanto de una revolución, que pusiera los sistemas del revés, como de una rebelión, tal como figura en el título del libro de Luis, que los limpiara de su perversidad.

Luis Ruiz Aja nos ofrece una obra sobre las manifestaciones contraculturales en todos los lugares del mundo, donde fueron posibles esos movimientos, un estudio exhaustivo, en el que junto a las causas comunes en cada país -anticonvencionalismos, antiautoritarismos, para simplificar-, se extiende en las circunstancias particulares de cada lugar del mundo, que dan forma a lo que era convencional y autoritario en los años 60 y 70 del siglo pasado.

Aún antes, en la primera parte del libro, encuentra el lector un apartado, sin duda el más original y novedoso, en el que repasa distintos momentos de la historia de Occidente, en los que se dieron manifestaciones de índole contracultural, que propusieron alternativas a lo que había, sea en lo político, en lo cultural, en lo religioso…Espartaco al frente de la rebelión de los esclavos contra el Imperio Romano; la escuela Cínica, en la Grecia del siglo V antes de Cristo, con Diógenes, como uno de sus representantes más señalados, al margen de todas las convenciones sociales y políticas; los Goliardos en la Edad Media; los Cátaros y otras formas de herejía; el Romanticismo, más adelante, y aún más tarde, las vanguardias artísticas…

El rastreo histórico de las formas que adoptaron movimientos con sesgos contraculturales, deja paso a un exhaustivo recorrido por las expresiones contraculturales en muy distintos y distantes lugares del mundo, coincidentes en los objetivos que las propiciaron; semejantes en sus desarrollos, siempre en función de la realidad de cada lugar, incluida España, cuya juventud por aquellos años libraba otra guerra contra una dictadura, no sin riesgos para sus vidas, si bien no fue el único país, en el que la policía ocupó la Universidad, de la que fueron expulsados los dos únicos profesores dignos de ser escuchados en el ámbito de las humanidades, José Luis López Aranguren Agustín García Calvo.

También nos informa Luis de cuáles fueron sus  finales, los de las contraculturas, en tiempos más o menos prolongados, con cierta normalidad, unos; otros, más traumáticos, sin excluir la violencia.

La lectura del libro nos revela el enorme trabajo de documentación, que Luis ha llevado a cabo,  y que nos permite conocer, con profusión de detalles, hechos, acciones o anécdotas, circunstancias relevantes que concurrieron en las contraculturas, a partir de que en EEUU se desencadenara, impulsada por la guerra del Vietnam y los movimientos por los derechos civiles, negados a la población negra, sin olvidar el apoyo de EEUU, en la figura de Robert Kennedy a Israel en los enfrentamientos árabes-israelíes, situación, esta última, que hoy reproduce el mismo modelo. Individualidad, humanismo, libertad, compromiso, fraternidad, son valores que configuraron los fenómenos contraculturales en el mundo entero, que adoptaron formas diversas, que Luis pormenoriza con profusión de nombres, fechas, acontecimientos,

Luis ha cerrado un ciclo, ha escrito el libro total sobre la contracultura, que no es tanto una negación de la cultura, como la exigencia de alternativas, que tengan al ser humano en el centro de atención de todas las manifestaciones del complejo, que llamamos cultura.

Es tanta la documentación, que no le bastan a Luis las 303 páginas del libro, sino que tiene que añadir 382 notas a pie de página, que darían para otro libro, de no escasa paginación. A este lector que soy, pues en condición de lector estoy aquí, las notas a pie de página me llegan a incomodar, por cuanto me rompen el ritmo normal de lectura, si bien añaden mucha información, razón por la que he leído todas, para tenerme por un buen lector. En cualquier caso, el libro está escrito con la sencillez de lenguaje y la naturalidad de tono, de un estudioso de fenómenos históricos, que sin haberlos vivido, ha devenido ya especialista, que ha compuesto una obra, que bien puede tenerse por obra de consulta, a la que al final él aporta su visión y valoración personales. Y si alguien quiere más, Luis le aporta una amplia bibliografía, aunque tengo para mí que con “Rebeliones juveniles. La contracultura de los 60, 60 año después” tendrá bastante. Y después de otros 60 años más, también.

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