El pasado julio, ya en plenas fiestas de Santiago en Santander, se estaba disfrutando de la tercera edición de esta cita organizada por el Centro Social Smolny de Santander. La idea es la que tienen siempre en la cabeza, pero a lo grande. Es salir de los muros de su local, en la calle Santa Teresa de Jesús, nº1, y hacer algo más grande, con más gente involucrada, y que tenga un efecto palpable, con la llegada de comida a hogares donde la precariedad dificulta incluso ir al supermercado.

Una vez pasado lo peor de la pandemia, se lanzaron a plasmar la idea. Probaron con una primera edición a las puertas de su local. A ver si tenía sentido convocar a un evento como este, donde una parte del protagonismo es para las bandas que acuden, todas de Cantabria.

El llevar bandas de la tierra que apuestan por la diversión en los conciertos y el hacer coincidir el evento con las fiestas de la ciudad anima a que haya mucha gente que se implique. Es posible que muchos de los que van no se puedan quedar al festival completo, pero si van un rato y colaboran, ya es suficiente.

Tras el éxito del primer año, pensaron en dar un salto. Smolny puso los ojos en el vecino Parque Jado, que da a General Dávila, para tener un sitio más grande y más cómodo. Y ampliaron la idea de la primera edición en cuanto a las actividades a llevar a cabo. No sólo conciertos, sino también actividades para niños y charlas para reflexionar sobre cosas que suceden a nuestro alrededor, aquí en Cantabria, o en otros lugares del mundo, como Palestina.

Si la primera edición fue un arranque excepcional, la segunda reveló que es una experiencia que debe seguir en el tiempo. El parque estuvo varias horas a rebosar con un ambiente que invitaba a repetir en siguientes ediciones. Y se descubrió un lugar adecuado para ello.

La tercera edición debía ser la de consolidación. Y no es fácil cuando se hace un festival en plenas fiestas de Santander y tienes otros eventos para elegir. Este año se colocó la fecha del 20 de julio, al día siguiente del chupinazo. Arriesgado, por coincidir con el concierto de Robe en la Campa de La Magdalena.

El festival estaba volviendo a ser un éxito de participación, pero esto es Santander y siempre hay riesgo de que pase lo que sucedió esa tarde de julio. Las nubes se acercaron y descargaron sobre la capital de Cantabria. Tanto, que el festival se tuvo que parar y ya no volvió a arrancar.

Las cosas no podían quedar así. Así que el 20 de septiembre, justo dos meses después del evento, el Teresuca Fest se vuelve a poner en marcha para completar su programación. Lo hacen coincidiendo con las fiestas del Barrio de Entrehuertas. Si en Santiago se habla del concepto de hacer ciudad, ahora vuelven haciendo barrio. Lo hacen reflexionando sobre el tejido social que tenemos, formado por personas a título individual y también por asociaciones que tratan de llegar a esos rincones donde es difícil, pero con ayuda para reconfortar y hacer ver que una situación difícil se puede compartir también, porque hay personas y colectivos dispuestos a ayudar.

Teresuca Covers, formado por Alex Trueba, Nico Valle y Esther Campo, Adri y Nacho, The Birras y la pinchada de Sara Puaj serán quienes pongan música y color a lo que será la segunda parte del Teresuca 2024, el que tuvo que parar, pero no se quiere rendir. Ahora no será el Parque Jado, sino la calle San Roque

Desde el Centro Social Smolny quieren agradecer a la Asociación de Vecinos de Entrehuertas y a la Concejalía de Barrios del Ayuntamiento de Santander por hacer posible que el Teresuca no se quede en el mal sabor de boca de la cancelación, sino que pueda ofrecer todo lo que tenía programa en julio. De nuevo será un gran esfuerzo para los organizadores, y de nuevo se cuenta con la solidaridad de la gente que asista con la comida para el Banco de Alimentos.