«Si no lo arreglamos nosotros, va a estar complicado». Con esa filosofía de ayuda, mezcla de resignación y de solidaridad mutua, María, una vecina de Santander, ha iniciado hace unas semanas una cadena de favores, canalizada a través de Facebook que cuenta ya con cerca de 500 seguidores.

La empezó cuando se encontraba en desempleo y descubrió lo complicado que era recurrir a determinadas ayudas sociales, que, además, no contemplaban recursos como la alimentación infantil o la ropa, por ejemplo.

Pero no es una cadena de intercambio. «No significa que yo te doy y tú me das. Significa que si alguien necesita ayuda, nosotros le ayudamos, y puede que luego otra persona necesite ayuda», ha explicado este miércoles en Buenos Días Cantabria.

Lo principal es no esperar resultados, es que hay que ayudar por ayudar: «hay que  entender que no siempre que se da, hay que recibir».

María, que tampoco quiere dar muchos detalles sobre su nombre, está actuando como intermediaria entre esas personas que requieren ayuda.

Y ya puede citar, orgullosa, algunos casos de éxito:

-una chica pidió que le arreglaran la ventanilla del coche, y quien le ayudó comentó que necesitaba trabajo. Pues bien, alguien le ha ofrecido un empleo, a punto de firmar.

-y se ha instalado un punto de recogida de alimentos para niños en la guardería El Principito, en El Alisal, después de que sus propietarias constataran  que había pequeños mal alimentados.

En ese punto de recogida de alimentación se pueden entregar leche de continuación, zumos, barritas energéticas… pero también pañales o productos de higiene.

Hay iniciativas similares a estas en otras comunidades autónomas, como el País Vasco, Galicia o Madrid. De momento, en Cantabria, acaba de arrancar y está por ver hasta dónde llegan los eslabones.