Creaciones Gruber, cuando lo artificial es lo más real
Es de noche en Soria, el Centro de Interpretación del Cañón del río Lobos. Pero de repente, casi por arte de magia, aparece, en las instalaciones del centro, el valle, el cañón, e incluso un búho que se mueve.
Todo parece tan real porque es fruto del artificio…. Un juego de luces consigue crear un efecto de espejos que produce unos falsos hologramas, responsables de traer el cañón al Centro de Interpretación.
Es sólo una de las muestras del trabajo de Creaciones Gruber, santanderinos afincados en Madrid, desde donde trabajan para Francia, Suiza o Chile, inventando simulaciones sobre todo de espacios naturales, en un camino que empezaron con ilustraciones, pósters y paneles.
Pero que enseguida les llevo a experimentar: primero fueron los murales en distintos museos. Y luego pensaron que por qué no acompañar esos murales con escenografías. Después vendrían los dioramas, en los que se volvieron expertos, y las reproducciones de elementos naturales con un grado extremo de detalle.
A partir de entonces, lo vieron claro: nada como lo artifical para recrear lo natural. Y llegaron los animatronics, los robots con mecanismos que simulan distintas especies animales y que mueven los ojos, la cabeza, e incluso respiran. «Parecen reales», afirmaba Francisco Gruber, entrevistado en ‘La iniciativa del día’ de Buenos Días Cantabria.
Ese tipo de animales ha permitido ver los esquivos (y escasos) urogallos en el centro de interpretación de león y un misterioso animal que se mueve en una exposición de la Fundación Oso Pardo que se puede visitar en Fuente Dé, siguiendo la tendencia ya imparable en su reconocida trayectoria de que cuanto más artificial sea, más real parecerá.