La cadena de favores continúa
Empezó María al quedarse en paro y ver sus propias necesidades (así como las carencias del sistema de protección).
Y siguen gente como Sergio y Lucía, los propietarios de la guardería El Principito, en la zona de El Alisal, en Santander, que se han sumado a la cadena de favores con un punto de recogida de alimentos infantiles.
Y está funcionando, hasta el punto de que, según admitían esta mañana en Buenos Días Cantabria, están un poco desbordados por la respuesta a su iniciativa.
El espacio que habían habilitado para este fin está lleno, y sigue llegando gente, que, además, ya no procede del entorno de la guardería sino de personas ajenas a él. Los caminos de Facebook, donde se está moviendo una iniciativa que aún no ha saltado al resto de los medios de comunicación, que son inescrutables.
En El Principito son expertos en atender y preocuparse por los niños, por eso saben que en familias con problemas económicos la alimentación de los más pequeños puede acabar resintiéndose.
Galletas, leche, papillas, leches de continuación y otros productos infantiles van llegando a la guardería que se los deriva a Cruz Roja, para que sean ellos quienes lo repartan a las familias en las que hayan detectado más necesidades.
De momento, lo que han conseguido es que de la cadena solidaria, en la que la gente se intercambia servicios para ayudarse entre sí (como una reparación del coche, por poner un ejemplo) haya derivado en algo más estable que una acción puntual. La cadena cuenta con un eslabón fuerte.