En la era de la escasez de inversiones, las comunidades compiten por atraer las pocas que hay. Cada una, con sus armas.

Si la primera reacción del Gobierno vasco fue admitir como mala noticia el hecho de que Tubacex, con una planta en Llodio, prefiriera Cantabria para extender su actividad a la comunidad vecina en lugar de a la que ya estaban asentados, ahora la fase en la que se encuentran es la de reflexión sobre las causas de esta pérdida.

En un primer momento apuntaron a cuestiones como la fiscalidad o la conflictividad social, y a estos motivos suman ahora los relacionados con la bajada salarial y sus consecuencias sobre una mejora de competitividad a la hora de atraer empresas entre quienes lo hacen.

La consejera de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco, Arantza Tapia, ha asegurado que, con su decisión de construir una nueva factoría en Marina de Cudeyo, Tubacex ha optado por bajar los salarios para «ganar en competitividad», un modelo que «no es el nuestro» ni la forma de «hacer frente a una economía moderna como la de Euskadi».

Así lo sostenía en una entrevista con Radio Euskadi, recogida por Europa Press, en la que expresaba su rechazo a este modelo. «Cualquiera puede hacer las cosas de esta forma», porque «cualquier país» puede pensar que «bajando los costes, los salarios» se ganará en competitividad»,.

 Y aunque la operación de Tubacex ha causado preocupación, en el Gobierno vasco no quieren cambiar su modelo industrial o tecnológico, al creer que no ha sido el elemento que ha fallado.

SODERCAN rechazó participar una cooperativa con los trabajadores de B3 Cable Maliaño

La entrada de SODERCAN en Tubacex se cuestiona desde muchos ámbitos, pero unos de los primeros en criticarlo, por un criterio de discriminación o cambio de rumbo del Ejecutivo, han sido los trabajadores de B3 Cable Solutions, ahora Standard Cableteam Spain de Maliaño.

Y es que en Maliaño ha sentado «mal», sin rodeos, la noticia de la participación de la pública en Tubacex, porque anteriormente se habían dirigido ellos a SODERCAN y recibieron la negativa por respuesta.

¿Por qué? Según ha explicado a El Faradio el portavoz del comité de empresa, Miguel Ángel Muñiz (UGT), los trabajadores de la fábrica de cable de cobre presentaron al Ejecutivo un proyecto «avalado tanto por técnicos del Gobierno como privados, que garantizaba 80 empleos de inicio».

Sin embargo, el Gobierno alegó que SODERCAN no podía participar una empresa concursada. Una «mala excusa» para los trabajadores, puesto que la empresa era de nueva creación y nada tenía que ver con el proceso de concurso y liquidación de B3, que derivó en la entrada de inversores alemanes.

Precisamente, Muñiz ha dibujado un futuro de «incertidumbre» en Maliaño, en relación a los planes que pueda tener la alemana Sudkabel, ya que el único compromiso asumido por la multinacional en su día fue el de alcanzar un máximo de 50 trabajadores en 2015.

Pero hoy, el nuevo director de Standard Cable Team, David Cano, ha salido al paso en nombre de un nuevo grupo alemán, Wilms, en una entrevista concedida a Efe.

Cano ha explicado que la fábrica aspira a facturar el año que viene 2 millones de euros al mes, lo que permitiría ser «rentable» y poder contar con 75 empleados a finales de 2014, 50 más de los 25 con los que han comenzado su actividad, el 16 de octubre.

El grupo Wilms tiene 75 fábricas en el mundo de las que 25 están «en mayor o en menor medida» relacionas con la producción de cable.

Cuenta con más de 5.500 empleados, superó los 1.200 millones de euros de facturación en 2012 y es el segundo grupo consumidor de cobre en Europa.