Las primaveras árabes están atrapadas en el “cepo de oso” de la geoestrategia
Los ciudadanos con aspiraciones de justicia social, democracia y dignidad en los países árabes, objetivos de las revueltas de las primaveras que centraron la atención de todo el mundo, han quedado atrapados en el “cepo de oso” de la geoestrategia, esa compleja alianza de intereses políticos y económicos cambiantes que dominan esta regiones del planeta.
Santiago Alba Rico, experto (y residente) en el mundo árabe, describe una zona del mundo en la que, de repente, a raíz de los movimientos populares, Occidente “descubre” que en el mundo árabe había dictaduras, que además eran “corruptas y mafiosas”, con políticas económicas “neoliberales” que provocaron “desigualdad y pobreza”, traducidas en cuestiones como el incremento de los precios de los alimentos que está detrás de revueltas como la de Túnez.
Lo hacía este miércoles en Santander, invitado por Interpueblos, Izquierda Unida, Izquierda Anticapitalista y CGT, en el instituto Santa Clara, ante un auditorio que vestía las camisetas de la marea verde por la educación pública, en un salón de actos con el escudo republicano, y en una mesa con una pancarta con el lema ‘Solidaridad con las revoluciones sociales en el Magreb y Oriente Próximo’.
Fue un momento, el de las revueltas, en el que se descubrió también que “no se puede identificar el mundo musulmán con Al Qaeda”, y se dieron unas aspiraciones de democracia entre sus ciudadanos que llevaron a unos procesos electorales que, paradójicamente, desembocan en la elección de gobiernos islamistas “moderados” y también con un programa económico “neoliberal”.
De fondo, la lucha entre la geoestrategia y los intereses ciudadanos, con una relación inversamente proporcional: a más cesión en la geoestrategia, menos satisfacción de las aspiraciones de democracia e igualdad (política y económica).
Todo un “cepo de oso”, como lo definía Alba Rico, conocido por el gran público por ser parte del equipo de guionistas de La Bola de Cristal.
EN RETROCESO
En estos momentos, “el tsunami popular está en claro retroceso”, en lugares como Egipto, tras el “muy grave” golpe de Estado que ha “activado” una “dinámica golpista” en Túnez y ha afectado a Turquía, y al igual que ha sucedido en Siria.
Todo en una zona con una enorme “volatilidad” de las relaciones estratégicas, mayor que nunca en la historia internacional, con alianzas extrañas y cambiantes, con divisiones internas (entre potencias como Arabía Saudí y Qatar, entre corrientes como los Hermanos Salafistas y los Hermanos Musulmanes), con Estados Unidos apoyando ciertos regímenes como el de Egipto o Rusia con Siria, intentado convertirse en potencia mundial.
En este sentido, Alba Rico subrayaba que en estos momentos Irán y Rusia tienen la capacidad de abrir la negociación en Siria.
Alba Rico hacía una advertencia desde el pragmatismo: la cultura popular, de base, en esos pueblos, es musulmana, por lo que el realismo induce a “negociar” con ese mundo –con todos sus matices–, en lugar de “combatirlo”.
Y si no sucede, el riesgo es el inverso, que se acabe “abrazando” cualquier corriente que venda laicismo pero que puede esconder un proyecto “totalitario».