Gutiérrez Aragón: “Me temo que me han colgado la claqueta”
Viene de iniciar el relato encadenado de El Diario Montañés y presentar un libro, un relato, y está pensando en un ensayo. Manuel Gutiérrez Aragón utiliza cada vez más para contar historias la palabra escrita que las imágenes. ¿Ha colgado el director de ‘La mitad del cielo’ las claquetas?
“Me temo que la claqueta la han colgado por mí”, reflexiona, entrevistado por El Faradio, rodeado de libros en Librería Gil, donde presentaba este fin de semana ‘Cuando el frío llega al corazón’ e inauguraba la exposición con las ilustraciones del relato encadenado.
Es un cineasta atrapado en un escritor, y por eso en esta faceta a Gutiérrez Aragón se le sigue escapando el realizador que lleva dentro. Usa palabras, pero piensa en imágenes.
Por ejemplo, cuando compara su último trabajo, ‘Cuando el frío llega al corazón’ con el cine, porque al ser un relato corto “todos sus elementos están a la vez en juego” y, al igual que en una película, “todo lo que está ahí tiene que valer para algo”.
O su próximo trabajo, de nuevo las letras, pero pasándose a un ensayo que versará… sobre las películas que ha dirigido, desde una perspectiva temporal.
“Escribir es un placer solitario, el cine tiene más vida. Se mueven más cosas y es más popular. Pero a estas alturas de mi vida, escribir relatos me gusta. Siempre pensé hacerlo alguna vez, y lo estoy haciendo”, explica en conversación con El Faradio, y se le escapa otra vez la referencia al cine.
En el fondo, este cineasta que escribe ha acabado por asumir que cada vez es más difícil hacer el cine que él sabe hacer. “Para hacer otro tipo de películas ya hay otros”, dice, sin desprecio, el hombre que dirigió las grande series de televisión (‘El Quijote’, ‘Los pazos de Ulloa’) que llevaban el lenguaje del cine a la pequeña pantalla.
CINE Y CRISIS: EL CINE MEDIO Y LAS CLASES MEDIAS
El cine es como la vida, y por eso lo que está pasando con el séptimo arte es casi paralelo a la situación económica. “Lo que está desapareciendo es el cine medio”, es decir, ya sólo se hacen películas o “muy caras” o muy pequeñas. Pero la clase media que representaba Gutiérrez Aragón ya no existe.
Lo dice sin melancolía ni enfado o resignación. Simplemente lo explica. “Hay que adaptarse”, dice, y entre el ruido de fondo se cuela lo que parece una advertencia y en realidad es un consejo a futuros cineastas: “hay una nueva generación de creadores y a ellos les toca decidir”.
Ni siquiera sube el tono cuando habla de las complejas relaciones entre el cine y el actual Ejecutivo. “Gobierno y cine siempre han tenido malas relaciones, pero con este, especialmente, parece una persecución”, explica, citando casos como el IVA cultural que ha sido “la guinda”, “mortal” para un sector que a este problema suma el de los cambios en los hábitos de consumo cultural.
El cine en crisis, en un momento de cambio, en un proceso paralelo a otras crisis. Gutiérrez Aragón, nacido en Torrelavega y que da nombre a un instituto en su ciudad, se confiesa, finalmente, “asombrado” de que la crisis de Sniace “no haya pasado a ser noticia nacional”, algo que hubiera ayudado a que “todo el mundo se sintiera implicado”.