El temporal ha pasado y ahora toca hacer recuento de los daños. Los municipios costeros están evaluando el alcance de los destrozos, que son evidentes, pero que parecen menores que los producidos durante el mes de febrero. Se han tomado medidas de prevención que han minimizado los problemas, pese a la virulencia de la lluvia, el viento y las olas que han azotado a la comunidad autónoma en las últimas horas.

En una colección de tópicos a la altura de las circunstancias, hemos escuchado repetidamente que «llueve sobre mojado» y, sobre todo, que «el mar ha recuperado lo que era suyo».

Más allá de las frases hechas, parece evidente que hay una base científica para reflexionar sobre lo ocurrido y poner las soluciones necesarias que eviten que se vuelvan a repetir escenas como las vividas estos días.

César Vidal, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Cantabria (UC), sostenía en una entrevista en Buenos Días Cantabria que los últimos temporales tienen una «excepcionalidad relativa», lo que en su opinión obliga a repensar la primera línea de playa y las construcciones que se han levantado en los paseos marítimos.

«Es algo que puede ocurrir cada varias decenas de años y tenemos que estar preparados. Tenemos muchas herramientas para predecir cuándo se van a producir estos temporales con muchísima exactitud. Hay cierto margen de acción», expresaba en Cadena Mix.

En esta línea, César Vidal reconocía la dificultad para determinar si los temporales están relacionados o no con los efectos del cambio climático, aunque apuntaba a una «variación cíclica» en las mareas que ha provocado una sucesión de borrascas y ha dejado las playas en muy mal estado.

«Esos negocios que están en primera línea tienen que evaluar si les merece la pena una reparación completa cada equis años. Tienen unas ventajas concretas por su localización y son unos negocios muy especiales, pero tienen también sus inconvenientes. Otra opción sería armarlos de tal manera que puedan soportar los temporales, pero eso sería muy costoso», explicaba.

De hecho, tal y como ha comentado durante su intervención, algunas de las averías que se están tratando de subsanar no deberían haberse producido. Como ejemplo, el descalce en el muro de El Sardinero, en Santander, que ha achacado a un «fallo constructivo» que ha provocado que se hunda el paseo.