El grito por la dignidad arranca una primavera de protestas
Miles y miles de personas, más de un millón, al grito de «dignidad» han llenado este sábado las calles de Madrid, procedentes de puntos de todo el país: parados, precarios, estudiantes o activistas, en una protesta, las Marchas por la Dignidad, que supone también el pistoletazo de salida de una primavera que se prevé muy activa en la reivindicación.
Con representación cántabra, bien a pie en un recorrido que empezaba la semana pasada o bien en los autobuses que han hecho madrugar a los participantes, las columnas han ido llegando al centro de la ciudad desde primera hora de la mañana, con gran éxito de participación.
Las Marchas se han convocado en denuncia de los recortes en los servicios públicos, los excesos del sector financiero, las medidas ante la crisis y el retroceso en las libertades que supone la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, en una protesta que, tras la manifestación central, ha sufrido cargas policiales con heridos entre los manifestantes y detenciones.
Ecologistas en Acción, Izquierda Unida, Frente Cívico, la Plataforma Cantabria Por Lo Público y Sin Recortes, la Coordinadora Saja-Besaya o el Frente Cívico, entre otras, son algunas de las organizaciones que han apoyado de manera explícita este movimiento en Cantabria.
Una de sus reivindicaciones es una Iniciativa Legislativa Popular (recogida de firmas para presentar un proyecto de Ley en el Congreso a iniciativa ciudadana) reclamando una Renta Social Básica.
El inicio de un proceso destituyente del poder actual para poner en marcha el constituyente de otro o la negativa a pagar una deuda que se considera “ilegítima” son otras de las reivindicaciones de las marchas, que se convierten así en el punto de inicio de una primavera que se prevé muy activa en la reivindicación.
Es una protesta que recupera parte del espíritu del 15M (y en la que se ha llegado a plantear la posibilidad de retomar la idea de las acampads) y que ha congregado a ciudadanos y a todos aquellos activistas de colectivos que se pusieron en marcha o revitalizaron a partir de ese momento, como los que luchan contra los desahucios o contra los recortes en servicios públicos.
Las marchas han tenido una derivada internacional, con protestas en las principales capitales europeas de la ‘generación perdida’, esos jóvenes que han tenido que abandonar España ante la falta de oportunidades laborales.
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