CNSV creará una ‘centralita’ para conectar ciudadanos y movimientos
En un extremo de la sala, está el representante de los interinos, la cara más precaria e inestable del profesorado.
Por ahí están sentados los afectados por el transformador eléctrico en Lasaga Larreta, en Torrelavega.
Y Paco González Nadal, de La Vorágine, adelanta las últimas iniciativas de Libres, la asamblea por las libertades y contra la represión, que agrupa a ciudadanos preocupados por la criminalización que sufren los activistas que protestan en la calle, que tan de manifiesto se ha puesto a raíz del 22-M.
Habla José Ramón, de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (la PAH) de Santander, posiblemente el colectivo más conocido de todos, que esta semana ha conseguido un gran logro de participación: movilizar a unas 200 personas en El Astillero para frenar el desahucio de una familia. Su otro éxito, contaba el portavoz, es convertir a las víctimas en activistas. “Activar”.
Son tiempos en que la gente está tejiendo redes de ayuda mutua, al margen de unas instituciones que, como cuenta desde Torrelavega Cultura sin techo, no hacen más que poner trabas a la labor de los creadores.
Un ejemplo de esta red de ayuda es la atención al público que todos los jueves hacen en la calle Anjana (transversal a la calle Alta) hacen los responsables de la plataforma que reclama una Renta Social Básica.
Si es que dentro de esta nueva manera de hacer las cosas, por haber, en la zona oriental de Cantabria hasta hay un grupo que ha creado su propia moneda para realizar operaciones, el roble; y llegan nuevas formas de hacer política, como Podemos, que a nivel nacional impulsa Pablo Iglesias y que empieza a expandirse con círculos locales en Cantabria. Sus portavoces aprovechaban para pedir a los movimientos estar en contacto con ellos y sus reivindicaciones.
En el salón de actos del Centro Cultural Doctor Madrazo, todos cuentan a que se dedican sus colectivos.
LOS MOVIMIENTOS SE MUEVEN
Es el tercer concejo de Cantabria No se Vende (CNSV), con el que este “movimiento de movimientos” entra en una nueva fase.
Su principal objetivo ha sido siempre buscar la unidad de todos los colectivos que trabajan en Cantabria, para crear redes y ser más fuertes.
En esta nueva fase, se da un paso más:
-conscientes de que la realidad de Cantabria dibuja un panorama en el que hay muchos ciudadanos preocupados, con ganas de hacer cosas, pero que no participan en asociaciones, se abre el grupo a la participación individual.
Es decir, en Cantabria No se Vende, además de asociaciones, movimientos, colectivos y plataformas, podrán inscribirse ciudadanos a título individual, para conocer así iniciativas, acciones, proyectos, y participar en ellos o difundirlos. Será la Red Cántabra de Defensoras y Defensores de lo Común (lo que une, la lucha por lo básico).
Y, además, se piensa ya en una herramienta para conectar a movimientos, ciudadanos, asociaciones y causas:
-Cantabria No Se Vende quiere articular una forma de conectar a personas que tengan problemas o necesidades concretas con los movimientos que trabajan en ello.
Una especie de ‘centralita’ a la que dirigirse, por teléfono o correo electrónico, y que permite, por ejemplo, a alguien que quiera parar una tala de árboles contactar con un grupo ecologista que trabaje en esa zona.
Es una herramienta en la que se confía por su potencial a la hora de movilizar a ciudadanos sensibilizados, por ejemplo, en casos de desahucios o en acciones contra el fracking, por citar ejemplos que se mencionaban a la hora de presentarlo.
A partir de ahora, se trabajará en darle forma a estas herramientas.
El encuentro de Cantabria No Se Vende terminaba con carácter festivo, con unos blancos y música, entre ellos, la puesta de largo ante el público de la coral de la escuela Musiquea, que canta temas modernos y conocidos, dirigida por Inés Pardo. Voces independientes cambiando el ritmo de forma coordinada. Ese es el objetivo.