La metáfora del avión de Cantabria
La economía cántabra es un avión. El aparato tenía dos motores grandes antes de la crisis: la construcción y el gasto público. Pero se averiaron, dejaron de funcionar.
Así que el avión de Cantabria empezó a caer en picado: en 2011, en 2012 y en 2013, con un retroceso de la economía del 1,9%. Perdiendo altura alarmantemente, cundiendo el pánico en el pasaje de los cántabros.
Los pilotos del avión, los gobernantes, han conseguido estabilizar el avión, pero volamos a mucha menos altitud que antes, a ras de suelo –p’habernos matao-. Y nos vamos a desplazar mucho más despacio. De alguna manera, hoy sólo planeamos.
¿Con qué motor vuela el avión de Cantabria? De nuevo con el motor del gasto público. Así se explican la mayoría de las contrataciones del mes de marzo. Más de 1.000 de los 1.600 contratos fueron en los Ayuntamientos, gracias a convenios con el INEM y el Servicio Cántabro de Empleo.
Hoy tenemos el mismo avión, reparado de urgencia en vuelo, en lugar de haber procedido con un aterrizaje forzoso y haber trabajado en una evolución del modelo. En el hangar, podíamos haber probado con otros motores (la industria, mejorar la competitividad de las empresas, la innovación, la investigación). Mientras planeamos, nuestros ingenieros se marchan a otros países a evolucionar sus aviones.
¿Y lo bien que planeamos con nuestra región de camareros, recepcionistas, dependientes y comerciales? Engañarse al solitario: nuestro turismo es el mismo que en 2013 no pudo evitar la caída en picado. El empleo que se crea entre Semana Santa y septiembre es todos los años el mismo: empleo que no suma al empleo, trabajo que se crea en primavera y se destruye en otoño.
Además, las condiciones meteorológicas pueden condicionar mucho el vuelo de un avión muy dañado que planea. Y el tiempo económico está marcado por una presión fiscal que frena a las empresas pequeñas y medianas. Todavía no fluye el crédito y hay una previsión de caída de precios que aplaza las decisiones de compra, las inversiones.
El consumo sigue lastrado por la reducción de ingresos de los hogares, que a su vez es reducción de ingresos de las administraciones, que a su vez es dificultad para poner en marcha el motor del gasto público. Pero las comisiones de expertos, vía Troika, siguen proponiendo subir impuestos, desechada la idea del paraíso fiscal.
No responderá el consumo, mientras cada vez se cuentan por más los pobres, las familias con todos sus miembros en paro; por menos los parados con derecho a prestación y las clases medias.
Y por menos también los ricos, que son cada vez más ricos, por más que compren coches de gama alta con subvención. Compran las rentas más altas, los coches más caros.
Y tenemos más pobreza infantil, menos salud de la gente. Más emigración de jóvenes, más expulsión de talento y más envejecimiento de la población. Más desigualdades, más brecha salarial, más conflicto social.
Igual no es la tormenta perfecta de 2008, pero seguimos bajo la influencia de una buena borrasca. Cumplir el déficit, como dato positivo, es como ganar la Supercopa de España, un título menor. Las Comunidades Autónomas están monitorizadas, las incumplidoras tuvieron peor herencia que Cantabria.
Y así, nadie piensa en hacer aterrizar el avión y llevarlo a talleres. Aprovechar la crisis para cambiar el modelo, diseñar una estrategia para la región y volver a despegar. No hay tiempo para eso, siguen las reparaciones en altura. La única estrategia es la electoral. Y habrá estadística para sostener todos los argumentarios, que serán muchos en los próximos 20 meses.