Cantabria asumió las competencias educativas en el año 1999, cuando el Gobierno de España realizó las transferencias en esta materia al Ejecutivo autonómico y cedió la potestad a la Administración regional de legislar sobre los aspectos que regulan el funcionamiento de la comunidad educativa cántabra.

De este momento, la Consejería de Educación ha sido la encargada de contratar directamente el servicio de comedor escolar en los centros públicos. Un hecho que ha sido cuestionado en los últimos meses por asociaciones de padres y por los propios colegios, sobre todo a consecuencia de los recortes económicos, que provocaron que el precio haya sido una cuestión determinante a la hora de hacer la selección por encima de la calidad de los productos o del servicio.

La entrada de grandes empresas del sector sacó de los colegios a restaurantes locales y a pequeñas compañías de catering, que no podían competir con los precios a la baja de las multinacionales. El empeoramiento de la calidad en la alimentación de los jóvenes estudiantes causó las primeras protestas, que ahora ven reconocidas sus reivindicaciones.

El consejero de Educación, Cultura y Deporte, Miguel Ángel Serna, anunció recientemente, junto a la directora general de Personal y Centros Docentes, María Luisa Sáez de Ibarra, y el secretario general de la Consejería, Francisco Acero, que a partir del próximo curso serán los centros los que seleccionarán a la empresa que dará el servicio de comedor escolar en cada colegio.

La nueva normativa, en opinión del consejero, mejorará la gestión del servicio, ya que los centros docentes podrán valorar en el proceso de selección los aspectos que consideren más importantes para sus necesidades.

Es una valoración positiva que se extiende a sectores a los que el tema les preocupaba, como el grupo hostelero DeLuz, que ha prestado este servicio en colegios en otras ocasiones, y que siempre han mostrado especial inquietud por la calidad de los alimentos, cuando esta se presta a gran escala, frente a su modelo de proximidad basado en los productores locales y los alimentos naturales y con elaboración artesanal.

El Boletín Oficial de Cantabria (BOC) publicó el pasado día 30 de abril el pliego de condiciones, que contempla una primera fase de homologación por dos años prorrogables de las empresas de comedor por la Consejería de Educación, para lo cual dispondrán de un plazo que finalizará el 12 de mayo. En torno al 10 de junio estarán definidas las empresas homologadas que optan a cubrir este servicio, que en la actualidad son 11.

Será en la segunda fase cuando corresponda el protagonismo a los centros docentes. En ese momento, establecerán los criterios, primando tres de ellos: el precio de la oferta, que no podrá superar el máximo establecido por la Consejería; la calidad y variedad de las materias primas, y las mejoras en el servicio que proponen.

Los centros elegirán al menos tres empresas homologadas, que presentarán sus ofertas. A partir de ahí, el Consejo Escolar de cada centro, que podrá delegar en una comisión al respecto, determinará a principios del mes de julio cuál es la empresa seleccionada con la que se formalizará el contrato.

AUTONOMÍA DE LOS CENTROS

Este cambio de criterio se basa en la apuesta de su departamento por la autonomía de los centros docentes.

Según datos de la Consejería de Educación, durante este curso funcionan en Cantabria un total de 122 comedores escolares, con más de 10.000 comensales en total. La mayoría de los centros tienen un sistema de catering, mientras que una treintena de ellos disponen de servicio propio o recurren a restaurantes de la zona.