Finaliza la campaña en la que los grandes perdieron la agenda
Si hay un momento en política que hay que tener todo lo más bajo control posible, es en una campaña electoral, como la que finaliza este viernes.
Y si ha habido una ocasión reciente en la que esta premisa no se ha podido cumplir, ha sido en el proceso seguido por los grandes partidos para las elecciones al Parlamento europeo que se celebran este 25 de mayo.
A nivel nacional, los grandes partidos tenían clara una estrategia que pasaba por las alusiones del candidato del PP Miguel Arias Cañete a la recuperación económica y por la denuncia de los recortes en que se iba a pasar la socialista Elena Valenciano.
Sin embargo, el traspiés machista de Cañete tras el artificial cara a cara televisado entre ambos forzó un cambio radical en la estrategia, que pasó por esconder al que fuera ministro de Agricultura y por centrar desde el PSOE la campaña en el machismo.
Previamente, el asesinato de Isabel Carrasco, presidenta de la diputación de León, del PP, ya había trastocado los planes, con la suspensión de los actos electorales y la reacción que trató de vincular el crimen –cuya autoría se atribuyó luego a otra militante del PP y por temas laborales—al clima de protestas sociales y a un conato de querer regular las redes sociales por los insultos vertidos hacia la víctima y compañera de partido.
En Cantabria se ha evidenciado de manera bastante intensa esta pérdida del control de la agenda de temas y debates.
Y desde el primer día: el arranque de campaña del PP se hizo entre protestas de uno de los partidos del ‘vota raro’, Podemos, que denunciaba el desigual reparto por parte de la Junta Electoral de los espacios públicos para ubicar los carteles electorales, favorable a los partidos que ya hubieran concurrido en otros comicios y que penalizaba a los de nueva creación. Su protesta, basada en la exhibición de sus carteles, desató una tensa reacción entre cargos públicos del partido.
La batalla de los carteles, por cierto, que acabó siendo ganada tras presentar esta formación un recurso en el que se interpretó que debía primar la igualdad de oportunidades, fijándose, el día antes del final de la campaña, una nueva distribución. Formaciones como Equo sortearon los obstáculos con originales recursos como el de la mujer anuncio.
No es el único partido ‘raro’ que ha hecho virar el rumbo al PP, criticado por los exmilitantes Alejo Vidal-Quadras y Santiago Abascal, cabezas de lista de Vox, con un mensaje a favor de la unidad nacional y de denuncia de los soberanismos que trató de contrarrestar con otro similar la candidata cántabra María Luisa Peón.
Si el PP comenzó la campaña con mal pie por la protesta en su acto de inicio, al PSOE los problemas le llegaron incluso antes, y desde dentro, con el anuncio de dimisión lanzado por el secretario general del PSOE santanderino, Juan Guimerans, tres días antes de la pegada de carteles, en una derivada de la situación interna que se repetiría poco después con la presentación, también en campaña, del grupo de opinión de la exalcaldesa de Torrelavega por el partido, Blanca Rosa Gómez Morante.
LA CAMPAÑA SOCIAL
Y si hay un momento calculado para que todo salga bien y medido, es, fundamentalmente, el formato del mitin o acto público, que en esta campaña se han ido ubicando en recintos más reducidos.
Son citas en los que se han producido momentos de tensión a raíz de la campaña de ‘escraches’ lanzada por la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), que ya anunció que realizaría protestas silenciosas ante los mitines del PP.
El objetivo era denunciar la oposición de este partido a la iniciativa legislativa popular que contenía la dación en pago para paliar los desahucios, que, según se conoció en plena campaña, se incrementaron pese a la aprobación el año pasado de la reforma de la ley hipotecaria por parte del PP.
Y empezaron en un acto en Torrelavega al que acudió el número 2 de la lista, Esteban González Pons, quien les acusó de querer reventar el encuentro, mientras varios militantes insultaron a los activistas y el exalcalde Ildefonso Calderón les reprochaba protestar sólo ante el PP.
Acusación que rebatieron poco después, con una protesta en un acto del PSOE de Santander, con Alfredo Pérez Rubalcaba, en el que se produjeron incidentes, con zarandeos por parte del equipo de seguridad del líder socialista y reproches desde cargos públicos cántabros, que contrastaron con el cálido recibimiento que sí brindó la militancia a los activistas que pudieron entrar.
La airada reacción de la dirección socialista llevó, un día después, al PP a esforzarse en marcar distancias y en transmitir imagen de serenidad frente a la siguiente protesta, a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
A esta agenda social que trató de colarse en los mitines de los partidos se han sumado otras reivindicaciones durante la campaña, como las críticas al proceso de centralización de laboratorios de los hospitales comarcales de Sierrallana y Laredo, la petición de la renovación automática de la renta social básica o la fiesta por la educación pública que se celebrará el sábado.