De la Vaguada de Las Llamas al centro: el paseo de Amparo
A veces la vida es eso que pasa frente a ti mientras vas a hacer la compra al mercado, te acercas al banco o estás sentado en una terraza.
Cada vez resulta más difícil esconder estas duras situaciones cuyo descubrimiento comunicaba esta semana el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna (cuyo Ayuntamiento es quien ha iniciado el proceso de expropiación a una vecina de La Vaguada de Las Llamas, Amparo)
Al final, todo revienta, todo se sabe y todo acaba pasando frente a tus ojos.
Lo han comprobado en la mañana de este viernes los santanderinos que estaban por el centro de la ciudad.
Los tradicionalmente tranquilos vecinos se han encontrado al más de un centenar de personas que han arropado en la Plaza del Ayuntamiento, donde se han concentrado para mostrarla su respaldo, con presencia ciudadana y de los partidos de la oposición municipal a Amparo, 86 años, propietaria de una casa en la Vaguada de Las Llamas que se la quiere expropiar para construir un vial.
Desde la PAH, no olvidan la historia de sobrecostes y las vinculaciones políticas de las empresas que concurren en el proyecto, Isolux y Copsesa (la empresa del alcalde de Ramales de la Victoria).
Después, quienes estaban cerca del Mercado de la Esperanza han visto la comitiva (ciudadanos, colectivos, amigos de la familia, activistas e incluso medios de comunicación nacionales –hoy Amparo saldrá en las televisiones–) que acudía con ella al departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Santander (calle Los Escalantes) para comunicar que no acepta las condiciones que la imponen para su expropiación.
A partir de ahora, le toca mover ficha al Ayuntamiento de Santander, que deberá tomar una decisión en la próxima Comisión de Urbanismo. La orden de desalojo deberá pedirse al juzgado.
En la concentración ha habido mensajes de recuerdo también para otra de las historias que ha sacudido conciencias esta semana: el suicidio de un vecino de Los Corrales de Buelna pendiente de una ejecución hipotecaria.
CAMINO DE LA PORTICADA
Los activistas que han promovido la protesta, encabezados por la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, se han desplazado luego a la oficina central de lo que era Caja Cantabria, hoy integrada en Liberbank, la entidad que concedió el crédito personal que generó la ejecución hipotecaria.
De camino del Ayuntamiento de Santander a la Plaza Porticada pueden pasar muchas cosas. Se van sumando activistas y ciudadanos que ven la comitiva, y que se interesan por el problema. Se pasa al lado de una mesa informativa sobre la esclerodermia, una enfermedad extremadamente rara que afecta a la piel, y cuyos afectados se ponen, por un minuto, en la piel de Amparo, para concluir que “no hay derecho” a lo que está sufriendo.
Camino de Ayuntamiento a la Plaza Porticada hay tiempo para que los miembros de la PAH se feliciten del éxito de la convocatoria, e incluso para que alguno reciba una llamada sobre un avance positivo en otro de los casos que están atendiendo.
Los habitantes de las terrazas de la Porticada, fundamentalmente, se tropezaban frente a su mediano con los mensajes de rechazo a la banca.
Dentro de las oficinas (situadas, por cierto, en la misma Plaza Porticada en la que acamparon –quédense con este concepto de la acampada—los indignados del 15M que hoy militan en la PAH o en nuevos partidos como Podemos), guardaban silencio.
AMPARO NO ESTÁ SOLA
Al final, unos y otros han hecho realidad el hastag #amparonoestasola. Esta vecina, llorosa en ocasiones, emocionada, cansada, ha estado acompañada en todo momento de sus nietos, cariñosos y atentos, y de miembros de la Plataforma.
También han secundado el llamamiento activistas de colectivos como los que denuncian las consecuencias de la burocracia y las decisiones políticas sobre la renta social que cobran los parados de larga duración y las personas sin más ingresos, así como miembros de partidos como Izquierda Unida, Equo o Podemos.
Y esa va a ser la tónica a partir de ahora: quienes acompañan a Amparo están dispuestos a recordar que son muchos.
Se va a crear una plataforma específica, con más colectivos y ciudadanos, para tratar de frenar la expropiación (portavoces de la PAH pronuncian la evocadora palabra “Gamonal”) y se muestran dispuestos a cualquier medida, incluso a acampar frente a la casa de Amparo, uno de los vestigios rurales en la zona de expansión de la ciudad.
Un recordatorio de un Santander pasado y de los problemas actuales que ya no se puede obviar, por muchos ‘medianos’ que tomes.
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