El lunes fueron las pintadas de obra y el cartel con avisos. El martes, las excavaciones y el miércoles, el corte de uno de los accesos. Por la tarde, las máquinas llegaron ya a tocar los límites de la finca.

Comienzan las obras en el entorno de la finca de Amparo

En la Vaguada de Las Llamas, esta semana hay una casa en la que sus vecinos se sienten poco menos que asediados.

Es la casa de Amparo, la anciana de 86 años cuya vivienda será expropiada para poder ejecutar el proyecto de un vial entre la S-20 y Los Castros.

Ella se ha negado, disconforme con la fórmula económica que le propone el Ayuntamiento de Santander (y que le supone el abono de unos 10.000 euros más cuando ellos ya habían pagado esa casa).

Esta semana, en los límites de la finca en la que hace dos semanas acamparon más de 70 personas para mostrar su apoyo a Amparo se ha empezado a oír el ruido de las palas excavadoras de COPSESA, la empresa propiedad del alcalde de Ramales de Victoria (del PP) que junto a Isolux-Corsán, apercibida por sobrecostes en una obra similar, se encargará de la construcción del puente que conectará ambas zonas.

La expropiación de Amparo está pendiente ya sólo de los tribunales, de que un juzgado acuda con la orden de desalojo, después de que la anciana y su familia se negaran a abandonar la finca de forma voluntaria, como les requirió el Ayuntamiento al día siguiente de la acampada.

Esa acampada fue una acción de apoyo impulsada desde la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas) de Santander y un grupo de apoyo de ciudadanos y colectivos que ya advirtieron entonces de que si el proceso de expropiación sigue adelante las protestas serán más contundentes.

PRESIÓN CONTRA PRESIÓN

El acceso peatonal a la finca se ha cortado

Hasta la fecha, se han realizado escraches al alcalde, Íñigo de la Serna y pitadas con motivo del inicio de las fiestas de la Semana Grande. La próxima cita en el horizonte es en septiembre, el Mundial de Vela.

Es la presión con la que estos colectivos responden a la “presión” que la familia siente estos días con el trasiego de máquinas y trabajadores en torno a su finca, rozándola incluso.

Se está trabajando en toda la parte de la zona en la que se puede ir avanzando al estar resuelto el tema de los terrenos.

Dentro de estos trabajos, se han movido tierras y derribado viejas y ruinosas edificaciones, y se ha llegado a cortar el acceso superior a la finca, vallado de momento.

Es el acceso que da a la Avenida de Los Castros, y el que permitía tanto a Amparo como a los vecinos de las otras viviendas de la zona acceder a pie a la parte más urbana de la ciudad. El otro acceso, el de abajo, implica ya el uso del coche, al dar directamente a la S-20.