CAPÍTULO 4: LAS GUERRAS NO SE ACABAN NUNCA
PREVIOUSLY ON A TODA VELA: Marina parecía tenerlo todo bien encarrilado. Había conseguido documentación que incriminaba a Anselmo en el desfalco del Campeonato Mundial de Vela y Sergio se ha vuelto a acercar a ella. Sin embargo, todo forma parte de los movimientos de Anselmo, que tiene una sorpresa escondida contra Francisco Trápaga, el supervisor de la cita nombrado desde Madrid, y ha conseguido que Sergio engañe a Marina para robarle la documentación….
“Como me digas que ya te lo dije me levanto y me voy”. Marina estaba irritada: se sentía engañada por la traición de Sergio. Pero le molestaba todavía más ver la cara de su padre mientras se lo contaba. “Tranquila, Marina. No estoy aquí para regodearme en tus errores. Ahora tenemos que actuar. Sergio se ha llevado los papeles que quedaban en el Centro Global de Convenciones Mundiales. Pero los que ya teníamos, aún no, ¿verdad?”, preguntaba Fernando. “No, esos no, pero no sé si será suficiente”.
“De eso me encargo yo”. Astrid , la madre de Marina, apareció en el despacho. “He hecho un par de llamadas a amigos míos en los juzgados. Me deben algunos favores. Sólo hace falta que Francisco Trápaga colabore un poco.Tenemos base para una investigación global contra Anselmo y De la Barca Industries LTD”.
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“A ver, vuélvemelo a contar”. Y Jacobo volvió a repetirle a Susana lo que había oído en uno de sus bares. Un Asdrúbal resentido por ser apartado de la dirección del Campeonato Mundial de Vela que estaba a punto de asumir advirtiendo de que iba a pasar algo gordo cuando menos se lo esperaran.
“Vamos a ver, que estaba borracho, y que siempre ha sido un chisgarabís, de los que se le va la fuerza por la boca. Pero seamos serios, ¿no crees que los Fernández de la Barca son ya suficientemente dañinos? ¿Qué más crees que pueden hacer?”.
Desde que habían empezado a estar juntos, a Jacobo le fascinaba la inocencia, casi infantil, de Susana. Él no era así: se había acostumbrado a ir a lo suyo. Por eso nunca encajó en el Running de Santander, eso de jugar en equipo no iba con él. “Yo sólo digo que tenemos que estar pendientes”, insistía Susana, que ya empezaba a acumular demasiados galones en la guerra entre los Fernández de la Barca y los Montes Valdivia. “Fíate de mí, los problemas de Francisco Trápaga son sus problemas. Nosotros bastante tenemos con los nuestros”.
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Francisco Trápaga hizo pasar a Marina a su despacho. “Pasa, estaba tratando de finalizar algunos asuntos. Esta noche tenemos una fiesta con todos los voluntarios del Campeonato Mundial de Vela para presentar la mascota a los niños de la ciudad. Mira, te la adelanto. Tiene forma de barco de vela y se llama Veli. Quiero que su presentación sirva para lavar la imagen del evento, para marcar un antes y un después”.
“Pues creo que en eso de la imagen te puedo ayudar”. Con tono firme, Marina le expuso todas las irregularidades que conocía que relacionaban a Anselmo, sus empresas, Asdrúbal y el Ayuntamiento con las cuentas del Campeonato. “Están documentadas. Y con los datos que manejas tú sumaremos más pruebas”.
Al principio Francisco dudaba, pero tras comprobar unos datos en los ficheros, corroboró que no había lugar a duda. “Voy llamando a la policía. Después de la fiesta iremos al juzgado con todo y esto se acabará”. El tono serio del supervisor cambió de repente. “No sabes cómo me alegro de que no tengas nada que ver con todo esto”. La cogió de la mano. “Llevo tanto tiempo pensando en ti….”
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Desde niño, Sergio se había mostrado muy incómodo en presencia de su padre. Anselmo Fernández de la Barca tenía que controlarlo todo, y a él siempre le había gustado la sensación de libertad que le daba el mar y que le negaba su familia. Por eso se sentía tan mal ahora: se había vuelto a ver atrapado en los enredos de su padre y su hermano. Y había hecho daño a Marina.
“Gracias hijo, has hecho una gran aportación a la familia”. “Entonces, ¿se ha acabado ya? Cuando me pediste que te hiciera esta gestión me dijiste que con esta gestión finalizaba esa absurda guerra que mantienes con Fernando Montes-Valdivia. Y me prometiste que hablarías con el médico de mamá para que pudiera visitarla en el 20. Hace años que no la veo”. El tono de Sergio era casi de súplica: su padre había conseguido que le ayudara recurriendo al único punto débil que tenía.
“Lo de tu madre va a tener que esperar. No termino de verlo claro. Y la guerra, Sergio, algún día aprenderás que las guerras nunca se acaban. Simplemente se dejan de librar batallas durante un tiempo. Sin ir más lejos, esta misma noche habrá una decisiva….”
Anselmo no pudo terminar la frase. La puerta de su despacho se abrió violentamente. Nadie entraba allí sin llamar. “Anselmo Fernández de la Barca, tenemos una orden judicial. Queda usted detenido”. Anselmo sintió el frío de las esposas sobre sus muñecas.
¿Supone la detención de Anselmo el fin de sus negocios? ¿Conseguirá evitar la investigación judicial a sus empresas?¿Qué hará Sergio ahora que se ha visto traicionado en la promesa que le hizo su padre? ¿Qué le responderá Marina a Francisco? ¿Por qué no quiere Anselmo que Sergio vea a su madre?¿A qué se refiere Anselmo con la batalla decisiva?
CONTINUARÁ
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