Del autor a la industria: la familia del cómic se retrata en Jot Down y visita Gil
El mundo del cómic es como una familia, con las peleas entre los hermanos y uno de los mayores llamándoles a llevarse bien.
Eso es lo que hizo este sábado Yexus en la Librería Gil, donde unos 70 miembros de la familia del cómic se acercaron a la presentación de ‘100 cómics imprescindibles’, libro de la editorial Jot Down, algo así como el albúm que recoge sus 100 mejores momentos, presentado por Yexus y por los autores, los cántabros Rubén Díaz Caviedes y Tirso Montañez.
El santanderino Yexus, un referente para la familia del cómic, instó a acabar con los “prejuicios” dentro del propio mundo del cómic, hacia subgéneros como el manga o el comic book.
“Ya hay bastantes prejuicios contra el propio mundo del cómic”, advertía, para a continuación poner en valor que eso es algo que no sucede en este trabajo de Jot Down.
Es una familia muy amplia. Con miembros como la novela gráfica, difícil de definir –muchas de las que conocemos, como Watchmen o Moebius, nacieron como series– pero que ha permitido que el cómic entre en las librerías generalistas; con hijos muy populares como los de superhéroes, con un resurgir potenciado por su traslación al mundo del cine, que ha logrado atraer a nuevos lectores; y con miembros que han desaparecido, como el humor.
Si sus miembros montaran un negocio, sería un negocio, pues eso, familiar, y no una gran empresa. Esa es la principal pega que ve el cántabro Rubén Díaz Caviedes en el sector: hay grandes autores con grandes obras, pero….¿una industria del cómic? Ni está ni se le espera, se teme.
“No hay un boom de la industria, sino un boom del autor”, explicaba, poniendo como ejemplo que incluso figuras como Paco Roca (autor del aclamado ‘Arrugas’) han sido posibles gracias a su paso por Francia, o que los españoles que trabajan para Marvel (como Carlos Pacheco), aunque haya casos en que escriban desde España, en realidad están aportando a la industria estadounidense.
“Me gustaría ver más variedad en el cómic español, incluso algo más comercial, porque ayuda a hacer industria. Y si no hay industria no hay autores”, argumenta.
EL UNIVERSO DEL CÓMIC
De modo que “la industria española no tiene nada que celebrar”, todo lo contrario que el mundo del cómic en general, que ha llegado, según subrayaba Rubén, a su máximo nivel de influencia: trasvasar el concepto de universo a otro arte, el cine.
Nos explicamos: en el mundo del cómic, y en especial en el de superhéroes, se crearon universos (el Universo DC y el Universo Marvel). Los protagonistas de cada serie salían en otras series, miembros de sus grupos desarrollaban sus propias series, y en unas y otras se cruzaban referencias hasta conformar un todo unitario.
Al pasar los cómics a la gran pantalla, se ha ido poco a poco trasvasando esta fórmula, y los personajes de Los 4 Fantásticos irán teniendo sus propias series mientras Batman y Robin acabarán coincidiendo. La influencia máxima en este sentido es haber conseguido que Disney exporte ese modelo a su Star Wars, que, según enfatizaba Caviedes, no parte de un cómic. Es decir: el cine ha acabado asumiendo el concepto de universo del cómic. Una “gran victoria”. Digamos que la familia crece.
100 CÓMICS
¿El proceso de selección? Complicado. Lo primero es que en esto las palabras también importan, y el libro se llama ‘100 cómics imprescindibles” y no ‘Los 100 cómics imprescindibles’. Lo que significa la ausencia del artículo LOS es que se parte de la base de que sería “soberbio” hacer una lista definitiva, de modo que lo que nos vamos encontrar es una selección de los cómics que la gente de Jot Down considera imprescindibles, matizaba Tirso Montañez.
O sea, que es su lista, y les ha llevado su debate. ¿Por qué no está Mafalda? ¿Por qué predomina una época frente a otra? ¿Por qué no hay grandes sagas salvo una de Los cuatro fantásticos? ¿Cuál era el que debía ponerse de Ibáñez? ¿Está lo suficientemente bien representada una época, un autor, una trayectoria? Eso sí, entre tanto debate, una cosa estaba clara: el Superlópez de Jan “nunca estuvo en duda”.
El volumen trata de reproducir el modelo Jot Down: aproximarse a la realidad sin prejuicios previos, de temas o personajes. Es la fórmula que ha conseguido que de una Web surgiera una edición impresa y también una editorial. Una fórmula en la que, por cierto, hay unos cuantos ingredientes de Cantabria.
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