No lo oiréis en ninguna rueda de prensa, en ninguna nota, acto público o electoral, pero ha sucedido y hay que contarlo. El Pacto Cántabro contra la Pobreza ha muerto.

Y ha pasado……….

• En la Semana de las Tarjetas, cuando hemos visto desfilar ante los tribunales a los gestores económicos que previamente habían desfilado por boutiques y clubes nocturnos
• En la Semana del Ébola, en la que nos estamos dando cuenta de que la pobreza es perjudicial para la salud y que hay enfermedades que se curan mejor destinando recursos a los países en que se generan, aunque prefiramos invertir el doble en la senda costera.
• Y, sobre todo, en la Semana de Lucha contra la Pobreza, que conmemora el Día de la Erradicación de la Pobreza (el viernes 17 de octubre).

Y no os habéis enterado porque nadie ha firmado el certificado de defunción, aunque todos han constatado que el pacto está muerto.

Lo que pasa es que lo hicieron el jueves en un acto discreto (aunque se podía seguir por streaming y lo podéis consultar en la videoteca de la Web del Parlamento de Cantabria):

-el debate sobre su (in)cumplimiento, al que asistieron un representante de cada uno de los partidos firmantes, es decir, los tres del tripartidismo cántabro (Ruth Beitia por el PP, Matilde Ruiz por el PRC y Ana Isabel Méndez del PSOE) e Izquierda Unida (Jorge Crespo), junto a representantes de las ONGs integradas en la Alianza Cántabra contra la Pobreza y la Coordinadora Cántabra de ONGDs, cuyo representante, José Carlos Ceballos, intervenía por Skype desde Gaza.

El Pacto Cántabro contra la Pobreza se firmó en el año 2007 entre ONGs y partidos políticos (PP, PSOE, PRC, IU) , con el objetivo de destinar el 0,7% de los presupuestos de las administraciones (Gobierno de Cantabria y Ayuntamientos) a políticas de cooperación, junto a una serie de medidas, con la vista puesta en el 2015.

QUÉ PASÓ EN EL DEBATE

En el debate del jueves pasaron tres cosas:

1.- La foto de los grupos políticos con los asistentes
2.- La constatación, según avanzaba el debate, de que el pacto estaba muerto
3.- Y una exhibición de los peores vicios de la política tradicional: es decir, la evasión de la realidad, el y tu más como argumento, el ninguneo a la sociedad civil presente para llevar al debate a un intercambio de argumentarios y el posterior ataque a los representantes de la sociedad civil como si fueran la oposición.

Participantes en el debate

Ahí tenemos que sumar otro contexto: el resultado de las elecciones europeas en los que se puso de manifiesto que los votantes reclamaban otras formas de hacer política distintas de los tradicionales, castigando a los partidos que las ejercían.

El pacto se dio por muerto tras admitir que lo que se incumplía incluso en época de bonanza había ido a peor a raíz de la onda expansiva que dejó el estallido de la burbuja.

Los vicios de la política afloraron durante la sesión, recordemos, un encuentro entre representantes de los partidos y de las ONGS, es decir, la parte de la sociedad civil más directamente perjudicada por los recortes en cooperación.

El primer vicio fue la negación de la realidad: la representante del PP rechazó, directamente, que el pacto se estuviera incumpliendo, cuando es, recordemos, un pacto que ya se incumplió cuando había recursos.

El segundo vicio fue el agarrarse al clavo ardiendo del argumentario, centrado sobre todo en las causas. Para el PP, todo es culpa de la herencia recibida, de la necesidad de recortar gasto por el exceso de deuda y el despilfarro pasado. Y para PSOE y PRC, el problema son los recortes.

¿Quién tiene razón? Pues las dos partes.

El PP porque es cierto que en los años de PSOE y PRC se despilfarró el dinero de la cooperación. Se llegó al extremo en la época de Alberto García Cerviño, al frente de una Dirección General de Cooperación que dependía de la consejería que encabezaba Dolores Gorostiaga, secretaria general del PSOE cántabro en esos años.

Se gastaron, y está documentado, cientos de miles de euros en publicidad, carpas, azafatas, conciertos, folletos, jornadas, comidas, cenas y fiestas en las empresas de cabecera del Ejecutivo, que luego eran, por cierto, las que hacían los actos del partido, todo en base al socorrido método de los contratos fraccionados a una red de empresas que estaban relacionadas entre sí.

Y PSOE y PRC tienen razón porque es cierto que ha habido un recorte del 100% de los fondos destinados a convocatorias de proyectos, que se ha cerrado la Casa de la Solidaridad, que no se ha convocado el Consejo Cántabro de Cooperación o que se ha expulsado a las ONGs del Fondo Cantabria Coopera, entre otras medidas.

¿Importa quién tiene más razón? Tanto como que un médico abronque a un enfermo que le reclame un tratamiento por haber fumado tanto en el pasado.O sea, NO ARREGLA NADA.

Ese segundo vicio, el del sectarismo, va directamente relacionado con el ninguneo de la sociedad civil: tienes delante a los afectados y prefieres debatir con los rivales, como si los colectivos no estuviesen ahí, mirando.

Pero hay algo peor que el ninguneo, y es lo que pasó después, el tercer vicio. Cuando se pasa al ataque a la sociedad civil.

La representante del PP, tras negar el incumplimiento del pacto, lamentó ante las ONGs que no hubieran criticado estos excesos del gasto en el patronato del Fondo Cantabria Coopera y llegó a tratar de deslegitimar al representante de las ONGs aludiendo a que el proyecto en que trabajaba estaba financiado por el Gobierno de Cantabria.

Sin entrar a en qué hubiera afectado esto a de lo que se hablaba, del incumplimiento, el dato resultó no ser cierto, y la diputada en cuestión se disculpó por ello posteriormente en una conversación privada con él, declinando los ofrecimientos de hacerlo en público a los que se le instó desde Buenas Tardes Cantabria.

Y AHORA QUÉ

Las ONGs ponen en valor el haber llegado a la firma del Pacto, gracias a que en su día hicieron mucha calle e impulsaron mucha movilización social y presión a las instituciones, en un trabajo que tiene como big bang la reivindicación del 0,7%.

Para el análisis queda si la estrategia más adecuada es la calle o la colaboración institucional, o si fue una fórmula realista pedir a unos partidos que no cumplen sus propios compromisos (los programas electorales) que asumieran compromisos con el mundo exterior.

Lo que sí es cierto es que se ha llegado a un “punto de inflexión” en el que el pacto se ha dado por muerto, por lo que, incluso aunque hubiera alguna formación se resistiera a admitirlo, si todos menos uno lo ven muerto, muerto está.

¿Cuál debe ser la estrategia ahora?, preguntaban las ONGs, después de clamar a los partidos porque se dejaran de reproches.

Desde Gaza, vía skype, José Carlos Ceballos, presidente de la Coordinadora Cántabra de ONGDs, lanzaba la reflexión: algo hay que cambiar, y tal vez la forma sea firmar pactos con los partidos políticos y con los representantes de la sociedad civil, de forma individual y voluntaria, sobre lo qué quieren hacer para luchar contra la pobreza.

Es un asunto que a partir de ahora será objeto de análisis y debate.

El problema aquí es que esto no es una monarquía, en la que a rey muerto, rey puesto, y que el sector no se puede permitir el lujo de pasar demasiado tiempo velando el cadáver.

MÁS:

Documento del Pacto Cántabro contra la Pobreza

Debate en el Parlamento de Cantabria sobre su incumplimiento

Objetivos del milenio