Pau Gasol y Derrick Rose, ante el reto de llevar a Chicago Bulls hasta las Finales

Después de una pequeña travesía por el desierto, culminada por una desastrosa temporada pasada, la sexta vez que Los Angeles Lakers no entraron en play-offs en toda la historia y la segunda peor marca en la historia de la franquicia, Pau Gasol tenía que tomar una decisión vital este pasado verano: dónde dar sus últimos pasos en la NBA.

El de Sant Boi de Llobregat ya ha cumplido 34 años. No se sabe si querrá cerrar su carrera en el Barcelona, pero está claro que en la mejor liga del mundo no va a aguantar demasiado tiempo. Ha firmado dos años con opción a un tercero con Chicago Bulls. Si lo cumple, tendrá 37, edad idónea para afrontar un retiro dorado o intentar cumplir un sueño a última hora: ganar la Euroliga con el equipo de sus amores.

No estaba muy claro qué decidiría Pau. Kobe Bryant le insistió bastante para que se quedara en Los Angeles, pensando que los dos juntos podrían volver a ponerse de moda y meter al equipo californiano en play-offs. Pero el jugador español ya ha recibido suficientes desprecios en el Staples Center y a cargo de la prensa especializada que sigue al equipo de púrpura y oro. En realidad le motivaba más un equipo con aspiraciones reales de ser campeón ya en esta 2014-15 que arranca ahora. Si los Lakers hubieran podido ofrecerle eso, aspiraciones reales, es posible que hubiera renovado.

Phil Jackson, su exentrenador y ahora presidente de operaciones de New York Knicks, le ha tirado un lazo para llevárselo a la Gran Manzana. Su poder de persuasión, unido a la gran relación que mantienen los dos, hacía pensar que quizá podríamos ver a Pau en el Madison Square Garden. Pero no era un proyecto seguro para ser candidatos al anillo ya este año, y además tendría que soportar las ansias individualistas de Carmelo Anthony, con el que quizá no se llevaría tan bien como con Kobe.

Si has estado en los Lakers y rechazas a los Knicks, no hay muchos sitios mejores que Chicago para ir. Y llegando él a esa plantilla no cabe ninguna duda de que es un candidato al anillo. Ya lo sería sin él, dada la recuperación de Derrick Rose. Pero por si el base no rinde al mismo nivel que antes de iniciar su calvario de lesiones, tiene a un grupo de compañeros a su lado verdaderamente bueno. Pau va a formar pareja interior con Joakim Noah. Todo un lujo. Recomendable trasnochar para verles en acción. Pero además cuentan con un perro de presa como Jimmy Butler, que además es capaz de anotar, la experiencia y el tiro exterior de Mike Dunleavy Jr., Taj Gibson para dar respiro a los hombres interiores sin que defensiva y físicamente se note, siguen Kirk Hinrich y Tony Snell, pero además han obtenido a otros dos jóvenes talentos que pueden dar mucho que hablar: Doug McDermott, sacado del pasado draft, y Nikola Mirotic, la estrella del Real Madrid a quien Europa se le iba a quedar pequeña ya.

Todo esto dirigido por Tom Thibodeau, un entrenador de reputado prestigio que debe estar cruzando los dedos para que no se le rompa nada, porque esta plantilla, sin trágicas lesiones, sí da para pensar en asaltar el trono que ocupan actualmente los San Antonio Spurs. Aún con la baja de Derrick Rose, este equipo ha sido capaz de dar la cara y pelear por el éxito como pocos en esta liga. Y ese es uno de los méritos de este técnico, que de momento está encantado con tener a Pau en su equipo.

El ex del Barça es, sin ningún lugar a dudas, el mejor jugador español de la historia. A todos los éxitos con la selección española hay que sumar los que ha conseguido en la NBA, como ser elegido rookie del año, haber estado cuatro veces en el All Star o haber ganado dos anillos. Sólo tres jugadores no estadounidenses han ganado más títulos que Pau: la actual pareja de San Antonio formada por el francés Tony Parker y el argentino Manu Ginóbili, que tienen cuatro, además del croata Toni Kukoc, que ganó tres precisamente con los Bulls.

Ahora Pau vuelve a ser el español de referencia en la NBA, después de tres años aciagos en los que la vista se podía dirigir más hacia su hermano Marc o hacia Serge Ibaka, al menos por posibilidades de alcanzar la gloria. Esta vez toca aclimatarnos a verle jugar de rojo e intentar alcanzar la gloria una vez más, una costumbre en su carrera deportiva.

Marc Gasol no lo tiene tan bien este año. Memphis Grizzlies no se ha reforzado apenas, parece que han perdido más de lo que han ganado. La marcha de Mike Miller y James Johnson debilita un banquillo sólo reforzado por Vince Carter y un par de novatos. El proyecto parece agotarse, salvo que el entrenador David Joerger se saque algo inesperado de la manga. La pareja interior sigue siendo una de las mejores de toda la liga, si no la mejor, el español junto a Zach Randolph, pero hace falta vestir eso muy bien para codearse con los grandes. No pinta bien la temporada, pero seguirán siendo un hueso duro de roer. Atención, porque es último año de contrato de Marc, así que el próximo verano puede ser movido para él.

Serge Ibaka es el otro español que podría andar cerca del anillo, pero da la sensación de que las opciones de Oklahoma City Thunder menguan también. Tampoco han retocado casi nada, su potencial no varía, pero este año empiezan la temporada con Kevin Durant lesionado. Se perderá como poco el primer mes de temporada, con la desventaja que eso supone en la carrera por terminar bien posicionado la liga regular. Ibaka tendrá que tomar más responsabilidades mientras vuelve el último MVP de la NBA. Se puede confiar en el hispanocongoleño, pero el equipo notará esa baja seguro. La continuidad en el banquillo de Scott Brooks no augura nada bueno. Estarán en play-offs y con potencial para pelear con cualquiera, pero es difícil imaginarles ganando el anillo o pisando las Finales.

Ilusionante año le toca a José Manuel Calderón. Vuelve a la Conferencia Este, de la que sólo ha salido la temporada pasada durante su estancia en Dallas Mavericks, pero lo hace a uno de los destinos más especiales de la liga: New York Knicks. Es una franquicia que ha dilapidado muchísimo dinero, especialmente los últimos años, y no ha tenido tanto éxito como cabría esperar. Sólo dos anillos en toda su historia, el último hace 41 años. Pero es uno de los clubes deportivos más conocidos de todo el planeta, en la capital del mundo y jugando de local en el Madison Square Garden. Cualquiera querría algo así. No parece que este vaya a ser su año, pero con ‘Calde’ dirigiendo se espera que sea un equipo con sentido y que vaya adaptándose al sistema del triángulo ofensivo que Phil Jackson aplicará mediante su alumno Derek Fisher. Deberían llegar a play-offs, aunque una vez ahí no se les augura mucho futuro. Al extremeño le quedan tres años de contrato, lo justo para ver si estos Knicks son capaces de dar una alegría a su afición.

Momento clave en la carrera de Ricky Rubio. Último año de contrato en Minnesota Timberwolves, con 24 años recién cumplidos y el problema del tiro sin resolver. Él está pidiendo un auténtico dineral por renovar, y la franquicia le ha hecho una oferta más baja pero nada desdeñable, y él la rechaza. Ahora lleva el timón él. Se ha ido Kevin Love y han llegado jóvenes talentos que él tiene que dirigir sobre la pista. Es el comandante de la nave, pero sigue sin ser un anotador porque su tiro no mejora con los años. Es un problema muy grave, y si la temporada le sale mal acabará perdiendo mucho dinero, porque todos negociarán a la baja, empezando por su equipo actual, donde ha sido aclamado como un héroe y todavía no ha devuelto todo ese cariño en la cancha. Es un muy buen base, distinto, imaginativo, pero está corriendo un serio peligro de quedarse por debajo de las expectativas marcadas para él cuando aún era un adolescente imberbe que jugaba en el Joventut de Badalona.  Está al mando del Titanic. Esperemos que vea el iceberg a tiempo. Los Timberwolves es posible que no puedan llegar a play-offs, pero es un equipo al que merece la pena seguir.

Finalmente, está Víctor Claver. Su carrera está en peligro. Le queda este año de contrato con Portland Trail Blazers, un equipo donde no va a jugar casi nada. El tiempo en que el valenciano casi no juega empieza a alargarse demasiado, y corre el riesgo de perder sus mejores años sentado en un banquillo. Lo que necesita el ex del Valencia Basket es cambiar de aires, dentro o fuera de la NBA, donde sea que pueda tener minutos, porque es obvio que si en Portland no hay lesiones importantes, tiene el hueco cerrado. Y mejor que no espere a la próxima temporada, cuanto antes vuelva a sentirse jugador, mejor.

Por lo que respecta al desarrollo de la temporada, San Antonio es el equipo a batir, pero hay candidatos para intentar acabar con ellos. Los Angeles Clippers de Doc Rivers, los propios Bulls, los Golden State Warriors del entrenador novato Steve Kerr, quizá los Washington Wizards donde ha recalado Paul Pierce, pero sobre todo los Cleveland Cavaliers, el equipo al que ha regresado LeBron James, que ha fichado a Kevin Love y que tiene un grupo de auténtico lujo, dirigido por David Blatt, estadounidense que siempre ha entrenado en Europa y ahora acepta un precioso reto.

Por otro lado, volverá a ser una temporada aciaga para Boston Celtics y Los Angeles Lakers, las dos franquicias más exitosas que están en un proceso de reconstrucción que no se sabe muy bien adónde les llevará, pero este año seguro que no a los play-offs.

Otro punto de interés está en la etapa que comienza Stan Van Gundy como entrenador y presidente de operaciones de Detroit Pistons, con una plantilla que todavía no da para mucho, pero que si progresa adecuadamente y hace los retoques apropiados podría estar para luchar con los gallitos en un par de años. O también Charlotte Hornets, el equipo de Michael Jordan, que apunta maneras como para volver a play-offs y luchar más que el año pasado. Toronto es otro equipo atractivo del Este, de los que podría dar hasta algún disgusto.

En el Oeste, candidatos aparte, habrá que seguir la evolución de Portland hacia el éxito, o no. También será interesante ver qué medida serán capaces de dar unos remozados Dallas Mavericks. O hasta dónde son capaces de llegar los Denver Nuggets si su racha de lesiones ha concluido ya.

Se ve que las dos conferencias se van equilibrando, algo muy bueno para la liga, pues el Oeste es superior al Este desde hace al menos una década y media, tanto en capacidad competitiva como en calidad de juego y espectáculo. El largo camino arranca hoy, y dará con un campeón dentro de ocho meses. Tiempo de sobra para disfrutar del mejor baloncesto del planeta.

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