Poco más de 100 accionistas de unos 5.500 han asistido a la Junta de la ampliación de capital || Foto: José Luis Allende @makisuances

El Palacio de Exposiciones es un lugar mucho más digno para una Junta del Racing que los bajos de la Preferencia Sur de El Sardinero. Hablamos de un lugar amplio, equipado, climatizado – en una tarde de perros- y confortable, muy lejos del ambiente sórdido, de los muros de hormigón y las sillas plegables de madera, bajo la grada Sur de los Campos de Sport, en un espacio insuficiente para acomodar a tanto racinguismo que acudía en masa a la llamada de la regeneración, la justicia y la dignidad, motivado fundamentalmente por la expulsión efectiva de los gestores de un periodo indecente que empezaba a manchar la historia y la reputación de un club de fútbol, pero también de una ciudad y de toda una región.

Al racinguismo le iban más aquellas causas: acudía masivamente a todas las manifestaciones, a la intemperie si era preciso, y asaltaba el palco secuestrado por la chusma, en estallidos de ira que socialmente fueron justificados, casi legitimados, por toda la vergüenza que nos hacían pasar, domingo a domingo, escándalo a escándalo, mientras el club agonizaba, cada día un poco más.

Y, sin embargo, a la Junta de la ampliación de capital de este martes, a sentarse en cómodas butacas y ver la puesta en escena de la #oportunidadRRC o «la fiesta del racinguismo», como ha llegado a celebrar el secretario del consejo de administración, han asistido poco más de 100 socios de los más de 5.500 que se estima que hay. Muchos, muchísimos menos que los que se encendieron contra los indignos hasta su destierro del Sardinero, el pasado 31 de enero, unas horas después del plante de repercusión global contra la Real Sociedad.

Aquellas fueron las horas de sentir el orgullo de nuestros abuelos que ya no están y de grabar recuerdos para contarle a todos nuestros hijos que todavía no han llegado. En cambio, hoy vivimos días de desafección, por más que ahora quiera transmitirse alguna ilusión, por la erosión de tanta opacidad en la gestión, entre idas y venidas cómplices de todos los agentes sociales del racinguismo. Y todo sin que se haya mostrado un sólo grupo, al menos un grupo indignado, que hubiera acampado en Mesones al grito de «no nos representan». Pero en el Racing, por el momento, no hay coletas y todo sigue sonando a vieja política.

LA AMPLIACIÓN

Sirva la comparativa como termómetro de la poca ilusión que genera este proceso de ampliación de capital, que técnicamente es una operación acordeón con reducción a cero del capital social. Es decir, los antiguos accionistas ya son historia, con sólo dos votos en contra y otras dos abstenciones. Y la ampliación de capital ya está lanzada, a partir de su publicación en el registro mercantil, por un importe de poco más de 9 millones de euros (9.095.915 euros) en 1.819.813 nuevos títulos (a cinco euros la acción).

Será en tres fases, la primera de ellas para abonados y simpatizantes, que podrán reservar los derechos de los viejos títulos que han cedido los actuales consejeros; a la segunda fase se relega al resto de los interesados, incluidos los actuales socios (los únicos que estaba claro que habían puesto algo de dinero hasta la fecha en el Racing), hasta un máximo de 909.000 euros (el 10% del capital social como máximo).

Y ya en la tercera fase aterrizaría el inversor mayoritario. Según el consejo de administración, hay 12 grupos empresariales que se han interesado por la ampliación y de ellos seis, la mitad, habría firmado ya una claúsula de confidencialidad. En caso de empate entre grupos de inversores, la decisión final la adoptaría la ‘Comisión Mixta’, una especia de consejo de seguridad del Racing en el que están todos los agentes públicos en la historia reciente: el consejo de administración, los pequeños accionistas (AUPA), la Fundación, la Asociación de Peñas (APR) y los exjugadores del Racing. El que se quiera llevar el gato al agua tiene que convencer a cuatro de los cinco actores y el consejo de administración tiene voto de calidad.

Desde lo que llaman ‘Comisión Mixta’ tienen claro que lo más importante ahora es generar un clima de confianza, que no lo hay, y movilizar al máximo al racinguismo para que apoquine. Por eso el marketing de la ampliación queda en manos de AUPA, que tiene fuertes vínculos también con la APR. Y en este sentido, un primer trabajo va orientado a la creación de una cuenta o fondo bancario en el que queden las inversiones (de 60, 120, 300, 420 o 600 euros), de manera que cualquier racinguista pueda retirar su dinero hasta el último minuto de la ampliación de capital, en caso de que sea evidente que no se va a cumplir, o incluso porque el inversor pueda cambiar de opinión, podría ser, por la llegada de un accionista mayoritario que no fuera de su máxima confianza.

Aunque la ampliación sale por 9 millones de euros, la cifra idónea para resolver las deudas con Hacienda, levantar embargos y empezar a funcionar con alguna normalidad, para que se configure un nueva propiedad del Racing hace falta que lleguen inversiones por importe de 1,8 millones de euros como mínimo.

Entre los puntos del orden del día, la Junta del Racing ha aprobado la gestión del actual Consejo y, sobre todo, ha rechazado las cuentas del anterior, el de la temporada 2012-2013, la última completa de Harry. Este rechazo a la anterior gestión es esencial, por motivos mercantiles, para poder registrar al actual consejo. Una cuestión técnica sobre la que nadie da demasiadas explicaciones pero que tiene que ver con eliminar inseguridad jurídica, que bastante acumula el Racing.

La Junta también ha aprobado modificaciones estatutarias relevantes. De entre ellas la más importante es que habrá que poseer al menos un 5% del nuevo capital social para pedir cualquier información o documentación a la sociedad. Y se ha fijado en nueve el  mínimo de consejeros a nombrar para que sea válido un Consejo de Administración. También se ha creado la figura del ‘defensor racinguista’ y el código de buena gestión. Pero esto último entra ya dentro del terreno del folclore, que ha habido mucho-muchísimo.

EL FOLCLORE 

En el Racing más contemporáneo hay mucho folclore para analizar, muchísimo de un tiempo a esta parte, y en la Junta de la ampliación de capital no podía ser de otra manera. En este terreno, hay dos sorpresas a destacar: la presencia en el Palacio de Exposiciones del histórico supuesto-inversor brasileño Aurelio Almeida y la presentación de un papel, que no se ha hecho valer en la constitución de la Asamblea, que certifica que la sentencia que le devuelve la propiedad a Dumviro, Jacobo Montalvo, en detrimento de la WGA de Ali Syed, todavía no es firme.

Montalvo, acompañado de Almeida, durante el litigio contra Ali Syed por la propiedad del Racing || Foto: José Ramón Ladra

Por partes: Aurelio Almeida es un actor secundario, asociado al periodo de presidencias indignas de Francisco Pernía y de Ángel Lavín. El papel del brasileño en esta película era aparecer siempre que se quería escenificar la existencia de inversores interesados en el Racing. La presencia en el Palacio de Exposiciones puede que no sea una excepción.

Almeida, tal y como ha publicado en su día la prensa cántabra, no es más que un intermediario de José Dirceu, el verdadero inversor en caso de haber alguno, un hombre de negocios que se ha relacionado con la corrupción que llevó al hundimiento a la socialdemocracia de Lula Da Silva en Brasil.

Han sido frecuentes las apariciones de Almeida, sobre todo con Jacobo Montalvo, mientras mantenía el litigio con Ali Syed en la Cámara de Comercio de Madrid y en el juzgado de instrucción número 55 de la capital. Un tiempo en el que la recuperación de las acciones por parte de Montalvo se asociaba a la solución del Racing, cuando Pernía y Harry se agarraban al poder de WGA que manejaba Berdejo con tino en los tribunales para mantener secuestrado al Racing.

Certificado del juzgado 55 de Madrid fechado este 4 de noviembre

En el marco del folclore ha aparecido también un papel, firmado por el secretario judicial del juzgado de primera instancia nº 55 de Madrid, Ramón Díez de Ulzurrun Calvo, en el que certifica, a petición de la procuradora que representa a WGA, Mercedes Caro Bonilla, que no hay sentencia firme en el litigio por la propiedad que mantuvieron Montalvo y Ali Syed. Fuentes consultadas aseguran que es un documento que poco puede servir, porque la procuradora Caro Bonilla emplea una representación que había sido retirada por el administrador judicial de WGA, Onur Arslan. Sin embargo, la aparición de este papel, con fecha 4 de noviembre de 2014, es significativo de algunos movimientos desestabilizadores que otras fuentes imputan al entorno de Francisco Pernía y Juan Antonio Berdejo.

Y además, es un papel que confirma las sospechas de que quienes detentaron la representación de WGA (los salvadores -sic- del Racing, en su día, José Gabriel Sainz de la Maza e Ignacio Arroyo) anticiparon la percepción pública de que Montalvo recuperaba el control del Racing con la retirada del recurso de WGA en Madrid, sin sentencia firme. De todas formas, el papel que certifica que no hay sentencia firme no servirá de nada, salvo que Ali aparezca para ir contra Montalvo, que no se espera.

En el haber del folclore de la Junta apuntamos también el desplante hacia el secretario del Consejo de Administración de esta última fase tecnócrata del Racing, David González Pescador, por parte de Samuel Ruiz, que no es el Delegado del Gobierno, sino un actor secundario de AUPA – la Asociación Unificada de Pequeños Accionistas- que ha pedido su dimisión y la de todo el Consejo, para pasar a actuar en funciones durante la ampliación de capital. Poco pan, postureo máximo.

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