Lo tenemos que recordar. Un faradio es la unidad que mide la capacidad de almacenar energía justo antes de ser liberada. La nuestra lo hizo hace ya un año. Llevábamos tiempo en el aire, con Buenos Días Cantabria. Pero el 17 de noviembre fue nuestro Faraday. Evocábamos tiempos de creatividad y espíritu crítico. Somos niños del 80 y crecimos con cosas que ya no existen y que hacen falta. ¿Lo dudabáis? Sí, todo esto que está pasando es muy generacional.

El periodismo que cuenta…con vosotros

Ha pasado un año. Vamos a repetirlo. Ha-pa-sa-do-un-año. Estamos en pie. Estamos descorchando champán, apartaros, que salpica y además somos un poco torpes. Tenemos puesta la música que nos gusta, aunque no nos guste la misma, la canción del día, un poco de Sabina y un poco de Calamaro, para celebrar y para recordar.

Sí. Para recordar. Nos acordamos mucho de los que querían que nos fuéramos a Alemania, de los que nos pusieron y ponen todo tipo de etiquetas, políticas o empresariales.

Hemos sido fachas y perroflautas en la misma semana, a veces, en el mismo día, y eso significa que hay algo que descoloca a los de los esquemas mentales cuadriculados. A los mismos que nos pedían (exigían) abiertamente que nos mojáramos por una opción política, por una u otra, y que fuéramos a saco con ella, con una actitud que, en sí misma, está condenada a muerte.

Un saludo a toda esa gente que consideraba que “no interesaba a nadie” hablar de los desahucios, de las preferentes, de los excesos del sector financiero, de lo que se mueve en la calle y que defendía que los temas de iniciativa “no venden”, que la cultura aburre y que no hay tantos colectivos moviéndose.

Y otro a los que hacían porras sobre nuestra fecha de caducidad. Ya no hay de eso, señores, lo quitó Cañete.

La auténtica bola de cristal, en casa de Lolo Rico

Brindamos por los que siguen sin entender que esto ya no va de izquierdas contra derechas, porque el partido que vendía izquierda acabó indultando banqueros y el partido que vende derecha subió los impuestos.

Es decir, porque las siglas ya no representan ideas sino intereses con más rasgos en común de los que les gustaría admitir.

El matiz es la empresa de cabecera y si optan por carpa, chándal o plasma.

La diferencia ahora mismo está, el que quiera verlo que lo vea, entre los fuertes y los débiles, entre los honrados y los corruptos, entre los que necesitan cambiar esto y los que quieren que todo siga igual porque, que quieres, es un mundo en el que así les va bien.

Cada uno que elija donde quiere estar. Nosotros nos sentimos muy a gusto donde estamos, sobre todo, porque nos vemos muy bien acompañados, de todos vosotros, y de esos nuevos referentes.

Ya no necesitamos cajas que no existen ni patronales sin patrón, porque preferimos cazar mensajes que te sorprenden por la calle, porque ya sabemos quienes somos, —quienes somos de verdad— y hemos elegido meternos en burbujas de las buenas, de cine; y lo vamos a dar todo bailando con los luchadores que, con un par, se reinventan a ritmo de música electrónica y dubstep.

No nos gusta salir en cárteles, –sí, con tilde–: preferimos, como vosotros, ser parte de un gigantesco condensador, ser un nodo de una red local y estar siempre en fase beta, aprendiendo.

GRACIAS

Pero sobre todo, hoy estamos para dar las gracias. Por encima de cualquier otra cosa, a los que han sufrido nuestras ausencias, soportado nuestras chapas y tratado de desviar nuestras conversaciones. A los que nos sacaron de casa cuando vieran que era lo que necesitábamos. A los que han pagado cafés y cañas cuando contábamos las monedas de céntimo. A los que no hicisteis preguntas. O sólo hicisteis una. ¿Qué necesitas? A los que, más que confianza en nosotros, habéis demostrado… fe, apoyo incondicional, de ese que te hace llorar. Y a Ellas, las que están a pesar de que ya no están. Nosotros nos entendemos, y las sentimos. Desde aquí notamos como revientan de orgullo.´

Ha sido poco tiempo, pero tenemos nómina de gente a la que echar de menos. Al mejicano, sí, al de Ontaneda, te queremos mucho, man. Y a Mercedes contándonos sus sueños. A Laro, que escribía para El Faradio antes de que El Faradio existiera y que tiene digna sucesora en Eva. A Miguel, que en realidad es escritor, a Sofía la primera becaria, la que se indignaba, a los que vinieron de coles e institutos, y Lucía y el becario hipster alemán, el falso primo. Ah, y al que sabe la diferencia entre Holanda y los Países Bajos.

Si es que hasta tenemos equipo, una gente que nos permite seguir creando, erre que erre, porque esto no deja de ser una cosa que aumentha. Que no, que no nos vamos, y eso es gracias a que está ahí Tomás haciendo pases de Verónica, a que Alejandro es el que cierra el círculo porque es el primero en entrar y el último en salir de clase, y, en especial, a que Mery custodia la caja A y pone orden en el descontrol -flipariáis- que viene a ser el día a día de dos periodistas que –es evidente– ni son muy listos ni están muy cuerdos.

FENÓMENOS EXTRAÑOS

Y en ese camino nos han pasado cosas raras. Porque al principio éramos pocos. Estábamos en casa, entre amigos.

Y todavía no sabemos muy bien cómo pasó, pero un día empezamos a ver nombres que nos seguían y no nos conocían de nada, pero que compartían nuestro mundo, porque es que, es lo que hemos aprendido, no es nuestro. Digamos que es el síndrome David Aguirre. “Contáis el Santander en el que vivo”, nos dijo un ilustrado. Nos vinisteis a ver a la Casa de la Solidaridad y todavía nos preguntamos por qué.

Siguieron los fenómenos extraños. Llegaron los socios. Quién es este. Creo que un amigo de mis padres. Pero este no me suena. Coño, si se ha hecho socio este. Un día nos llegó un mail. Estoy en el paro, no tengo mucho dinero, pero os doy esto para apoyaros porque quiero que existáis. Quiero que existáis, joder, que cosa más bonita. Así que esto lo hacéis vosotros, nos dijo otro al ponernos cara. Cómo me cabreé cuando “os pasó aquello”. Os enfadasteis por una cosa que nos pasó a nosotros, porque es que, en realidad, os había pasado a vosotros. No os hacéis ni idea de lo fuerte que sonaba oíros decirlo. Gracias, nos dijisteis otra vez, por una información. Pero si no hemos hecho nada, sólo lo hemos contado. Pero para vosotros es importante y eso es lo que cuenta.

Porque resulta que esto lo hicimos entre todos. Poniendo el programa en el trabajo o sugiriendo a vuestros amigos que siguieran El Faradio, mandando un enlace por Whassap, dando me gusta en Facebook. Mira lo que cuentan estos, dijisteis.

Fuisteis vosotros los que abristeis nuestro círculo, los que nos sorprendéis contándonos que un taxista o un frutero lo tienen puesto todo el día, o que vuestro compañero de viaje de Blablacar resulta que lo lee. Nos contasteis vuestros problemas, vuestro valor y vuestros valores, los trabajamos y salimos en eldiario.es. Lo hicimos todos.

Va por vosotros

Ha pasado un año. Estamos en pie. Estamos aquí. Somos los que paramos el desahucio de Astillero, los que dormimos en casa de Amparo y los que la líamos en el Racing en enero. No nos quedaba otra: tuvimos que crear un juzgado de las preferentes, obligarles a aprobar una ley antifracking y parar las obras de la senda costera que ellos nos decían que ya habían parado.

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Pero ojo con las celebraciones, no podemos bajar la guardia porque ninguno de esos problemas está resuelto.

Y cada vez que todos nosotros nos relajamos, nos cuelan un nuevo campo de golf y, si prestas atención, se oye a lo lejos el ruido de otro contrato fraccionándose. Que no podremos pararlo, coño, eso ya lo sabemos, pero al menos podemos ponerle un micro para que escuchéis como suena.

Por eso queremos seguir aquí, haciendo más, haciéndolo mejor. Como os lo merecéis. Porque estamos juntos en esto y no hemos hecho más que empezar. Cojones.

(PD: hemos abierto los comentarios, todo vuestros)