Unos 60 políticos, sindicalistas y empresarios cántabros, así como sus familiares, han disfrutado en los últimos diez años de créditos de Caja Cantabria en mejores condiciones que los del mercado gracias a su pertenencia a los distintos órganos de gestión de la entidad financiera, ahora integrada en Liberbank.

Los datos son públicos: están en Internet, en las memorias de Gobierno corporativo que la Caja envió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) entre los años 2004 (cuando empezó a ser obligatorio hacerlo) y 2013, el último año que consta.

Son los años de mayor auge de la burbuja, pero también del pinchazo, de la crisis, del rescate bancario, los desahucios o la emisión de las participaciones preferentes.

Sede de la antigua Caja Cantabria en la Plaza Porticada

Caja Cantabria ya no existe: las cajas, cuya situación precipitó el rescate europeo y las medidas de recorte con las que iba acompañado, se reordenaron.

Ahora la entidad cántabra forma parte de un banco privado, Liberbank, en el que están Caja Astur (que a su vez carga con Caja Castilla-La Mancha, la primera caja en ser rescatada) y Caja Extremadura.

En estos documentos, consultados por EL FARADIO, se detallan los beneficiarios de lo que se denomina créditos blandos, una fórmula totalmente legal y que no tiene nada que ver con las tarjetas negras, concedidos tanto a los miembros del Consejo de Administración como la Comisión de Control, de las que formaban parte representantes de partidos políticos (PP, PSOE y PRC), patronal, sindicatos y otros colectivos sociales.

Debido a la condición de entidad con fines públicos de Caja Cantabria, además de su parte estrictamente financiera (los empleados y directivos) se definía la presencia en sus órganos de una representación de la sociedad, entendida esta como una selección de miembros de partidos políticos, representantes sindicales y patronales, de los municipios o de entidades de prestigio (asociaciones, profesionales, etc…).

Así, aparecen representantes del PP como Carlos Saiz, que fuera secretario general del Partido; del PRC, como Rafael de la Sierra; o del PSOE, como Juan José Sota; alcaldes de los tres partidos como Gastón Gómez (Santa María de Cayón, PP), Severiano Ballesteros (que lo fue de Marina de Cudeyo, PRC) e Isidoro Rábago (Santillana del Mar, PSOE); sindicalistas como Javier Puente, ex secretario general de Comisiones Obreras; y miembros de la patronal como Miguel Mirones, expresidente, que tuvo que abandonar el cargo tras ser acusado de contrataciones irregulares, o Miguel Ángel Castanedo, que fuera secretario general de Ceoe-Cepyme Cantabria.

LOS CRÉDITOS BLANDOS

Los créditos se concedían en condiciones ventajosas respecto al mercado, como, por ejemplo, el Euribor+0 , +0,15 ó +0,70, e incluso el 80% del Euribor, cuando en el exterior se venían ofreciendo al Euribor+2.5, por citar algún caso, por cifras que se movían entre los 1.000 euros de los más bajos o los 400.000 del importe mayor solicitado.

Los créditos blandos podían ser tanto hipotecarios como personales o avales a inversiones, y se extendían también a los familiares de estas personas o a sus empresas, si tuvieran, así como a los partidos políticos de los que formaban parte, que tenían esa posibilidad, e incluso a los ayuntamientos que tuvieran algún representante en estos órganos.

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Es una práctica que no tiene nada que ver con las famosas tarjetas negras de Caja Madrid. Es totalmente legal y muy común en el sector de las cajas en todo el país.

Los créditos en condiciones ventajosas son una fórmula de la que disfrutan los empleados de la banca, es decir, los trabajadores de las entidades financieras.

Lo que se hacía aquí era extender esa fórmula a los miembros del Consejo de Administración o la Comisión de Control, que sumaban así esta ventaja a sus propios salarios particulares (como era el caso de los políticos con cargo), a las dietas por asistencia a reuniones (del entorno de 300 euros) y a los regalos con que se les obsequiaba, que incluían abonos para el fútbol, los toros y el Festival Internacional de Santander, o acceso a plazas de aparcamiento por la ciudad, entre otros.

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