No sé si habéis visto la película «50 primeras citas». Seguro que sí, ya que se estrenó en 2004 y por aquel entonces el IVA cultural al 21% no estaba, ni se le esperaba.

Para los que no la conozcáis, es una comedia romántica protagonizada por Adam Sandler después de que la gracia le abandonara (doy por hecho que algún día la tuvo, siendo generoso) y Drew Barrymore, la pequeña amiga de E.T.

En ella, Drew interpreta a una chica que tras un accidente sufre un tipo de amnesia que hace que cada mañana se despierte sin recordar nada del día anterior. Por su parte, Adam la conquista, la quiere mucho y ya tal…

Llevo apenas dos meses en Bélgica y me siento un poco como Drew en «50 primeras citas». En mi rutina diaria se ha instalado una conversación tan recurrente que se repite de casa al trabajo, esperando al autobús, yendo a la compra o haciendo turismo:

-¿De dónde eres?
-Soy de España.
– Oh, vaya, entiendo…

A veces la versión es un poco más larga:

– ¿De dónde eres?
– Soy de España.
– ¿Qué haces aquí?
– El doctorado.
– ¿Y por qué aquí?
– Porque en España no hay nada.
– Oh, vaya, entiendo…

Pero siempre, el mismo final: «Oh, vaya, entiendo».

Cuando escucho estas palabras, voy un paso más allá y dejo de sentirme como Drew, condenada a un bucle infinito del que no tiene conocimiento, y paso a sentirme como Karra Elejalde en los Cronocrímenes, del director cántabro Nacho Vigalondo, en la cual el protagonista es consciente del bucle en el que vive y sufre la impotencia de sus actos y de los que le rodean.

Manifestación en la pasada edición de las marchas por la dignidad en Cantabria

Impotencia. Mucha. Demasiada. Indignación. Mucha. Demasiada. Como la de tantos otros. Como la de tantas otras. Como la de aquellos que ocuparon las plazas el 15M o se fueron a parar un desahucio. Como la de aquellas que salieron a la calle en mareas blancas o verdes. Como la de aquellos que desde su cargo público han defendido, defienden y defenderán los derechos de los trabajadores.

Como la de aquellas que el 22 de marzo de 2014, provenientes de todo el territorio del Estado español, colapsaron Madrid reclamando «PAN, TECHO Y TRABAJO». Eran las Marchas de la Dignidad .

Las Marchas de la Dignidad no se quedaron ahí y han seguido trabajando y organizándose «de Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste». Tanto es así, que en los próximos días, del 24 al 29 de noviembre, distintos actos se darán lugar en toda España.

En lo que respecta a Cantabria, el lunes 24, a las 19.30 horas se proyectará en el IES Santa Clara de Santander el documental «22M, Voces de la Dignidad», con presencia del director.

El 29 de noviembre, dos columnas saldrán de Torrelavega (8.00 horas) y Astillero (10.30 horas) para confluir en Campogiro (PeñaCastillo) a las 13.30 horas, y dirigirse juntos hasta Valdecilla, donde a las 14.00 horas comenzará la manifestación prevista que culminará en los Jardines de Pereda en ambiente festivo.

Es una pena no poder caminar ese día, acudir a esa «primera cita». Portar una mochila cargada de lucha, ideales y protesta en lugar de la que hace casi dos meses cargué con ropa y sobaos, destino Bélgica, porque España no es país para jóvenes. No será la última «primera cita» que me pierda. No será la última «primera cita» en la que nos echemos a las calles reclamando PAN, TECHO, TRABAJO. Reclamando DIGNIDAD.

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