Es diciembre de 2014 y escucho en el Parlamento un debate sobre las medidas para la erradicación de los plumeros. En la tribuna de invitados veo a Isabel Urrutia, dispuesta a escuchar un debate sobre Servicios Sociales que será enseguida.

Es diciembre de 2008 y es ella la que habla de plumeros. Está en la oposición. La llaman radical y dice que si los miembros del Gobierno bajaran las ventanillas de sus coches oficiales verían lo grave que es este problema. Pablo Iglesias aún sigue en Somosaguas. Lee El País. Se le acaba de ocurrir que la clave está en la tele.

Es la primera legislatura de PSOE y PRC y ella, además de llevar los temas de los plumeros, fiscaliza las políticas de juventud. Enfrente tiene a Raúl Gil como director general.

Está a punto de ser diciembre de 2014 y él señala en una radio al tesorero de su partido. Son otras siglas distintas. Es 2004 y hay un tesorero senador. Pasan un par de años de nada y Mariano le dice que sea fuerte. Cierras los ojos y Fabra entra en prisión. Es 1978 y nadie ha decidido cómo se financian los partidos, así que se hace sobre la marcha. Desde aquí arriba veo contratos fraccionados a empresas relacionadas entre sí, y no distingo muy bien si hacen actos de partido o de gobierno. Si el mitin les da placer o es la excusa para tenerlo.

Es diciembre de 2014 y sigo sin entender a los humanos

Un diputado dice que hay un consejo asesor para mirar lo de los plumeros. No debe ser el CES ni el de la mujer ni el de la juventud. Eso lo tenían claro.
Es diciembre de 2014 y desde un escaño dicen que hay un programa municipal de sexualidad afectiva y me cuesta un poco saber si les parece bien o mal.

La que fuera diputada ahora es directora de un organismo y escucha como su jefa habla de una ley de servicios sociales. También le mira desde el escaño un señor que se llama Rafael de la Sierra, que años antes ha sido presidente del Parlamento y al que le preocupaba mucho el tema de la accesibilidad. Hoy le queda un tic de aquella época: recordar el reglamento a sus sucesivos sucesores, sucesores sucesivos.

Sabes que no puedo permitirte que te financies así

Es ese mismo día por la mañana y se ha vuelto a hablar de discapacidad en el Parlamento. Un acto de balance. Está Jesús López Medel. Es fuera del Parlamento y un cartel informa de que presenta un libro en el que critica a su partido. El acto lo modera un periodista progre. O no. O el progre es él. Desde aquí cuesta ver esos matices en que tanto os esforzáis. El ex director general sigue hablando por la radio. Por otra radio.

El tiempo avanza lentamente y las palabras también. Antes han hablado de aviones. Ahora hablan de innovación. Y lo relacionan con un sitio físico. Con un parque. Es mayo de 2003 y alguien ata un burro al lado de una carpa inaugural. Debió ser significativo, por lo mucho que oigo esa frase en el bucle de los años. Al verlo en perspectiva, es evidente que el burro sobraba y lo importante eran… las carpas.

Sigo en el Pleno del Parlamento y el presidente por lo visto no estaba cuando hacía falta. Nadie dice que estaría en el balneario pero lo han pensado todos. Le había llamado un ser superior. Un ministro, dicen. Está claro que las palabras de ambos eran imprescindibles para el devenir de este sitio.

Todavía es diciembre de 2014. Va a salir el paro pero algunos ya lo saben y a otros les importa más cerrar el balance de legislatura en empleo.

Este señor que también está en muchos sitios porque sale en la tele (yo también salgo en la tele, piensa fuerte) viaja además en el tiempo. Para él, es mayo de 2011 y está dejando el despacho. SU despacho. A ESE. Abre los ojos y es diciembre de 2014. La ciudad está atascada, llueve, los constructores firman convenios. Siguen siendo los mismos y tampoco distingo si los constructores o los convenios. No ha pasado tanto tiempo como para apreciar que se hayan dado cambios. El señor de la tele, el de la coleta no, el otro, sigue viajando en el tiempo. De repente se para. Es mayo de 2015. Ya hemos llegado. ¿Y ahora qué? Yo observo.