Con el cambio de año cambiará también el nombre del campo federativo en Parayas. Con motivo de un torneo de Navidad para niños, los días 2, 3 y 4 de enero de 2015, dejará de ser el ‘Alberto Vilar’, nombre del expresidente de la Federación, por ‘Manolo Preciado’.

Así es como se homenajeará a una de las figuras imprescindibles del fútbol de Cantabria. No sólo por haber nacido en la región, sino por haber pasado, tanto en su etapa de jugador como en la de entrenador, por sus dos clubes más emblemáticos, el Racing de Santander y la Gimnástica de Torrelavega.

Como jugador fue un trotamundos. Pasó por varios equipos después de salir de la cantera racinguista y de estar en Primera con el club de sus amores, y antes de retirarse en la capital del Besaya. Y ya dejó patente una de sus señas de identidad: su bigote.

Pero como entrenador acabó dejando todavía más huella. Su carácter y su forma de ser le granjearon mucho respeto por parte del fútbol español, además de ser muy querido por todas las aficiones que le tuvieron como entrenador. Empezó esta faceta precisamente donde se retiró como jugador, en la Gimnástica, para después pasar al Racing B. Se incorporó al primer equipo racinguista en Primera División, pero la llegada de Dimitry Piterman le hizo salir. Volvió más adelante al equipo, pero las cosas no le salieron.

Donde sí logró triunfar más en el plano deportivo fue en el Levante y, sobre todo, en el Sporting de Gijón. Logró el ascenso a Primera en estos dos equipos, pero en el asturiano extendió su idilio durante cuatro temporadas en la máxima categoría del fútbol español. La afición sportinguista le adoraba.

Acabó siendo cesado en la temporada 2011/12, pero con todo el dolor de corazón del presidente sportinguista, Manuel Vega-Arango, que lloró en la rueda de prensa de despedida. Además, Preciado cuenta con una estatua junto al estadio gijonés de El Molinón, una señal clara de lo que le llegaron a querer allí.

La noche en que selló su continuidad en los banquillos, en el Villarreal que estaba en ese momento en Segunda División, un infarto se lo llevó para siempre. Era el 6 de junio de 2012 y todo el fútbol español derramaba lágrimas por perder a uno de sus personajes más carismáticos y pasionales. Un tipo de los que te hacía agarrarte a tu equipo si le tenías a él en el banquillo.

Incluso Jose Mourinho le dedicó una escueta carta en el momento de su muerte por el cariño que le cogió. Tuvieron una agria polémica al poco de coincidir en la Liga española, porque el técnico portugués llegó a insinuar que el Sporting de Preciado se dejó perder en el Camp Nou de alguna manera, alineando muchos suplentes. Cruce de declaraciones. Cuando se conocieron en persona las cosas cambiaron y la relación entre ambos resultó ser excelente, y eso no lo puede decir cualquier si nos referimos al exentrenador del Real Madrid.

Ahora, Manolo Preciado recibe el homenaje de la federación de su comunidad autónoma, donde no triunfó del todo en el aspecto deportivo, pero donde a buen seguro tiene mucha gente que valoró su excelente forma de tomarse el deporte.