La fiesta de la democracia… sobre la tumba del 78
Es el 36 cumpleaños de la fiesta de la democracia y lo celebramos a la luz del día, con solemnidad, bailando sobre la tumba del 78, en plenas ruinas de las instituciones.
Hay tantos y tantos motivos para celebrar que somos tan demócratas. Los había ya antes de que el Poder Judicial nos recordara que no hay separación de poderes, al decidir apartar al juez de la mayor investigación de corrupción de la historia de España.
Si Gurtel es un incordio, nos cepillamos al juez. Si las instrucciones se hacen largas, le ponemos límite de 6 meses, a ver si los jueces desisten de investigar las grandes tramas. O si entran, que lo hagan con el contador en marcha, que se equivoquen, que prevariquen ¿Dotar de medios a la Justicia? ¿Poner más fiscales? Que no, que luego revientan las fiestas de la democracia.
En eso estamos, hoy hay que celebrar. Celebremos que tenemos un Gobierno tocado por el caso Balneario, un presidente que dará la enésima versión el martes y un consejero que también comparecerá, pero para dar explicaciones del último pufo de la confusión público-privada: 45 millones del Puerto de Laredo que pagaremos a escote.
La ruina institucional trasciende al Gobierno y al Parlamento, ese lugar donde unos actores y actrices interpretan una obra de temática trasnochada, de ningún interés para las gentes de nuestros tiempos.
En la patronal, la presidenta Gema Díaz Real, desautorizada en la votación para posicionar a CEOE Cantabria en las elecciones de CEOE España, quiso anular votos de la otra opción para que se impusiera la suya. Es la última en el 3 de noviembre pero todos sabemos que hay tantas como votaciones.
En la Universidad, la elecciones estudiantes han terminado en la Policía Nacional, porque el oficialismo no pudo soportar el baño electoral de los candidatos alternativos en la repetición de las elecciones (por irregularidades, cómo no), y presentó una denuncia contra uno de ellos por hacer campaña en la jornada electoral. Problema: el correo electrónico no era del candidato acusado, le habían suplantado la identidad. Delito.
Que en la fiesta de la democracia vale todo lo sabemos los periodistas de esta región, que vimos como dimitía la mesa electoral (LA DIMISIÓN DE UNA MESA) por las presiones oficialistas tras perder las elecciones en la Asociación de la Prensa de Cantabria.
La centenaria institución hoy se posiciona con cerrajeros de la libertad de información, aunque reciten de memoria que sin periodistas no hay democracia. Y sube las cuotas a los socios, como el Recio pero sin gracia, al gremio que sufría precariedad antes de que hubiera crisis económica.
El otro protagonista de la fiesta cántabra de la democracia hoy es el Ateneo, una institución que no está para muchas fiestas. No más. Su presidente ya tal.
Excuso mi ausencia un año más. Cada vez que se vota cualquier cosa en cualquier sitio hay lío. En el fondo no hay tantos demócratas. Ni siquiera es una cuestión de edad, es un asunto de actitudes, un rechazo a lo democrático que es casi antropológico. Que no, que no estamos para fiestas si hablamos de democracia.
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