«En estas fechas tan señaladas», que diría el ciudadano Juan Carlos de Borbón, se suceden en apenas unos días las reuniones navideñas pre-en-enero-comienzo-la-dieta,-al-gimnasio-y-consigo-un-cuerno-de-unicornio. Reuniones que no son otra cosa que comidas y cenas de empresa, de amigos, de vecinos, de antiguos compañeros de instituto, de la asociación de punto de cruz o del club de petanca. Pero mis preferidas son las familiares, en concreto la cena de Nochebuena donde todo el árbol genealógico está presente. Sin embargo, este año faltará una hoja que el viento llevo hasta Bélgica hace unos meses, siendo mi presencia puntual, vía skype, seguramente cuando más de uno esté ya con el cinturón desabrochado y los coloretes en los papos.

Las reuniones familiares (y más cuando el árbol es tamaño secuoya, como el mío) cuentan con la presencia de parientes de toda condición.

Están los cuñados, que se caracterizan por hablar de todo y no tener ni idea de nada, de hablar más alto que nadie creyendo que así van a tener más razón, que te dicen «déjame a mí, que tú no sabes» o que a la hora de servirse no miran quién viene detrás y vacían en su plato la fuente para compartir. Quieren ser el centro de atención en todo momento, incluso cuando su tiempo ha pasado y no dudan en intentar ridiculizar a cualquiera que no haga gala de la MarCASPAña como ellos, ya sea porque el primo se «arrejunte» a una venezolana o porque el último marido de la tía abuela fuese cubano.

Está la tía abuela, sabia y cascarrabias a partes iguales, que ha peleado mucho para sacar adelante a sus hijos sola, después de que los grises le vistieran de negro. Muy generosa, no ha recibido de igual forma la ayuda que ella no dudaba (ni duda) en prestar a los demás. Se ha casado varias veces intentando dar estabilidad a su relación y mantener a la familia unida pero siempre acababa abandonada. Suele acertar cuando dice cosas del tipo «esa chica no te conviene» pero su forma de decirlo a menudo es brusca y los primos, obnubilados por las mariposas en el estómago, la ignoran (craso error).

También está el primo ligón y algo arrogante, cuyo éxito entre las mujeres parece ilimitado, fruto de una labia llena de matices según a quién quiera cortejar en cada momento. Su círculo de amigos es gente preparada como él, con ganas de comerse el mundo y sin todavía cargas familiares. De hecho, a menudo critica a la tía abuela por sus matrimonios sin pensar en que algún día le tocará a él sentar la cabeza y tener responsabilidades.

Nunca falta la prima ecologista, que vive en una granja rodeada de todo tipo de animales y plantas, los cuales ocupan gran parte de su rutina. No suele hablar mucho pero cuando tiene algo importante que decir, si hace falta, se sube a la silla para que todos la vean. En las reuniones suele sentarse junto a la tía abuela o junto a las primas segundas cuando están presentes.

En ocasiones, llegan a la hora del café los gemelos, amigos de la familia. Son idénticos pero hacen verdaderos esfuerzos por diferenciarse entre ellos. Siempre se sientan entre los cuñados y el resto de la familia, como si fueran el nexo que cierra la mesa. Suelen acabar con tortícolis, ya que cuando quieren hablar con los cuñados giran a la derecha y cuando quieren hablar con el resto, a la izquierda. Y mientras, el primo ligón, atento para saber si alguna de sus amigas está disponible.

Los primos segundos no acuden siempre porque viven a muchos kilómetros pero mantienen una estrecha relación con el resto y si se consiguen cuadrar agendas y vidas, las sillas alrededor de la mesa se multiplican. El día que todos se pongan de acuerdo y se sienten a cenar juntos, las voces de los cuñados no serán más que una gota en un gran océano de convivencia.

Por último, y no por ello menos importante, las últimas en llegar, que cada vez son más, las nietas. Culos inquietos y vulnerables, que exigen atención y cuidados por parte de todos los parientes y que a los cuñados no les hace mucha gracia eso de cambiar pañales, limpiar mocos o dar la papilla. El resto se desvive por atenderlas para que crezcan sanas y fuertes, procurándoles un futuro, mejor que el suyo.

Y hablando de futuro, cambiamos de año. Llega el 2015, en el que espero que todos asistan a las reuniones familiares. Y yo con ellos.

¡FELICES FIESTAS!

Nota: Y si la familia fuese…
Cuñados: PPSOE
Tía abuela: IU
Primo: Podemos
Prima: Equo
Primas segundas: Compromís, CHA
Primos segundos: ICV, Anova
Gemelos: UPyD, Ciudadanos
Nietas: Mareas, PAH, ONG´s, asociaciones de vecinos, sociedad civil en general. El pueblo.