Iñigo De la Serna en la reunión con las asociaciones vecinales el pasado viernes.

El alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, se reunió el pasado viernes con los representantes de las Asociaciones de Vecinos de la capital, en el Centro Cívico de Numancia.

El motivo fue hablar de las obras y actuaciones puestas en marcha para formar el que ya llaman ‘El Nuevo Santander’.

Según confirmó el propio De la Serna, entre las obras ya en marcha y las que se iniciarán próximamente (antes, por supuesto, de las elecciones) hay un total de sesenta y seis.

Ni se reunió ni es tan accesible con las nuevas asociaciones que están surgiendo por parte de aquellos vecinos que, quizás, resulten algo molestos para la creación de esa nueva ciudad del futuro.

Y es una pena, pues el tema parecía muy de actualidad para ellos, hasta el punto de que seguro que podrían haber aportado mucho al debate.

“MEJORA DE VIALES”

Cuando De la Serna confirmó que algunas de las actuaciones “tienen que ver con la mejora de viales”, la Plataforma de Amparo Se queda podrían haber aportado su granito de arena.

Podrían haber hablado de la recalificación de terreno en el año 2010 que convirtió las fincas de la zona de la Vaguada de las Llamas en rústicas, cuando antes eran urbanas, reduciendo drásticamente su valor.

O podrían haber hablado de que desde ese año ningún vecino de la zona recibe cartas en su domicilio, dificultando cualquier acceso a información de expropiaciones y una reacción temprana a ella.

O quizás podrían haber hablado de los tratos que propone el Ayuntamiento de Santander a la anciana, entre los que están el vender la casa y los terrenos por unos míseros 79.000 €, o aceptar a cambio un piso de VPO a las fueras y por el que habría que abonar, además, 15.000 € extras.

“ENTORNOS EN DESUSO O DEGRADADOS”

De la Serna comentó que otras obras “tienen que ver con actuaciones de pequeños espacios, es decir, de cirugía urbana de entornos que estaban en desuso o degradados”.

Ahí quizá podrían haber intervenido la Plataforma de Salvemos Prado de San Roque y Río de la Pila, que de espacios degradados han aprendido mucho en los últimos años. Y es que han tenido que unirse para evitar que pase en sus barrios lo mismo que ocurrió hace años en el Cabildo de Arriba.

Podrían haber hablado de las zonas comunes sin limpiar, del abandono total de las zonas verdes, del descuido del mantenimiento, del asfalto, de las aceras y de las escaleras en mal estado y sin barandillas. O incluso podrían haberle comentado cómo fue tener aguas fecales en las calles antes de que al Ayuntamiento le entrara un poco de vergüenza y mandara a los equipos de limpieza.

Habría sido, sin duda alguna, interesante el debate que se habría formado por las 70 Viviendas de Protección Oficial que el Ayuntamiento pretende construir en la zona. A los vecinos les habría gustado que su alcalde les respondiera sobre por qué pretenden venderles esos pisos por 1.200 € el metro cuadrado, mientras intentan comprarles sus casas por 800 € el metro cuadrado. Y sobre sí, casualmente, el deterioro de la zona está destinado a que vendan rápido y barato.

“EL FRENTE MARÍTIMO”

Y, por supuesto, De la Serna no dejó de comentar su plan estrella, como son las actuaciones en grandes espacios, destacando especialmente “el frente marítimo, en el que ya hemos aprobado el proyecto de la explanada de Gamazo, y vamos a sacar a concurso; o la finalización del Paseo Marítimo de Marqués de la Hermida”.

¿Quién sabe mejor sobre las actuaciones en grandes espacios que la Plataforma en Defensa de la Senda Costera? Ellos mejor que nadie conocen el exceso de lo que han supuesto esas faraónicas obras en la senda natural que discurre desde Cabo Mayor hasta La Virgen del Mar.

Y conocen también la desidia de las asociaciones de vecinos oficiales, que en este proceso no han hecho más que apoyar cualquier acción institucional sin preocuparse de su entorno ambiental.

Desde esta asociación posterior, conocen perfectamente cómo luchar por conservar los espacios naturales en el frente marítimo. Saben lo que es tener que ponerse delante de las máquinas (hasta dos veces) para detener unas obras que desde el Ayuntamiento anunciaron paradas. Saben lo que es ver destruido el paisaje entorno al Panteón del Inglés, con las rocas erosionadas y el mar enjaulado.

Conocen, al igual que Amparo, la recalificación de terrenos que ha convertido sus fincas en rústicas cuando antes eran urbanas. Y comparten el nerviosismo de sus vecinos de San Roque y Rio de la Pila al ver los proyectos del Ayuntamiento, que en esa zona incluye un campo de golf, mientras rezan porque estos no se lleven por delante sus casas como ha ocurrido con Amparo.

También del frente marítimo habría podido dar lecciones históricas la Plataforma Deba, que lleva años denunciando, sin demasiado éxito, los desmanes y privilegios de las construcciones en la bahía de Santander. Ellos conocen bien la frustración de su pelea contra la ubicación del Centro Botín (que no del centro en sí, como algunos prefieren creer), y saben muy bien cómo se siente cuando se es un David que lucha contra Goliat.

Y es que no todos ellos pueden tener tan suerte como han tenido los vecinos de San Martín, a quienes el Ayuntamiento ofrece realojos a medida en la misma zona y condiciones. Aunque para que el proyecto saliera adelante hayan tenido que correr como pocas veces se han visto en procesos públicos, para que así no perdieran la edificabilidad prevista.

Que, por cierto, ya podían haberse dado tanta prisa en la Ordenanza “Urgente” que sobre el alquiler social de viviendas. Apenas han tardado nueve meses, desde que el Pleno acordó elaborarla el pasado marzo. Tenemos suerte de que la vivienda no sea un problema y los desalojos no estén a la orden del día.

Pero no nos vayamos por las ramas. Solo queda agradecer al alcalde que compartiera sus planes urbanísticos con las Asociaciones de Vecinos, y lamentar que no estuvieran todas. Porque el Nuevo Santander trae consigo Nuevos Santanderinos, y habrían tenido mucho que decir el respecto.