Bathco pierde pero saca un buen resultado de Madrid (38-30)
El equipo santanderino de rugby no pudo lograr la victoria ante el Cisneros en el Campo Central de la Universidad Complutense de Madrid, pero logró un resultado que le puede hacer afrontar el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, el próximo 1 de febrero en San Román, con un ligero optimismo. Ocho puntos de diferencia suponen un alto nivel de exigencia, sobre todo por la calidad del rival, pero jugando en casa es más que razonable pensar que tendrán la ocasión de remontar y volver a la gran final, como ya hicieran el año pasado tras eliminar, también en esta ronda, al equipo de la capital.
El sol hizo un gran favor con su presencia en el Central. Las gradas que estaban a la sombra presentaban una considerable capa de escarcha que delataban al frío que había azotado a la capital de España la noche anterior.
El Bathco comenzó intentando que no le pasara lo mismo de su última visita a Madrid, cuando encajó un ensayo nada más comenzar. Por eso, la pretensión de los bisontes era pasar mucho tiempo en campo contrario.
Pero pronto esos planes se estropearon. El Cisneros empezó a practicar un juego veloz que cazaba descolocada a la defensa visitante, y ese sufrimiento se tradujo primero en tarjeta amarilla para Andrés Alvarado, y poco después en un primer ensayo en el minuto 9 de partido. El hueco apareció y llegó la primera ventaja para el Cisneros tras ensayo de castigo. Miguel Jiménez no perdonaba a la hora de patear y el 7-0 se instaló en el marcador.
Aún tardó algunos minutos más en despertar el equipo de Tristán Mozimán, que cometía demasiadas faltas en los rucks. Fruto de una de esas infracciones llegaba una buena oportunidad de puntuar para los madrileños. Jiménez transformó un golpe de castigo que ponía un peligroso 10-0 en el marcador.
Afortunadamente, las sensaciones que daba el equipo cántabro no eran tan negativas como en esa primera media hora fatídica del partido de División de Honor que perdió en este estadio el pasado mes de diciembre. Primero una patada a seguir de Izko Armental sirvió para avisar de que los verdes estaban vivos. Y además este partido dura 160 minutos, no 80. Pero no se podía pensar en la vuelta en San Román.
Mediada la primera parte ya se veía al Bathco más enchufado, amenazante, y entonces su abecé salió a relucir. Un maul marca de la casa empotró al Cisneros contra su zona de marca, Izko Armental y Mariano García movieron la bola con velocidad y llegó el primer ensayo, obra de Jacobo Martín. Mariano no logró anotar la transformación. Pero el 10-5 ya le daba otro aire al encuentro.
Ahí llegaron minutos muy buenos del Bathco, muy decidido a darle lavuelta al marcador y llevarse un resultado convincente a Santander. Y poco después lograron ensayar otra vez. Esta vez fue distinta la jugada. Balón a la mano, muy rápido, por banda derecha y con la participación de varios jugadores, hasta que cambiaron la orientación y encontraron a
Alvarado para que posara el balón. Esta vez Mariano no desaprovechó la ocasión y puso por delante a los Bisontes. 10-12, minuto 30 de partido. Motivos de sobra para ser optimistas.
Sin embargo, el Cisneros tenía mucho que decir aún. Rápidamente recuperaron la iniciativa y volvieron a incomodar mucho a la defensa verde, que concedió otro golpe de castigo que Jiménez anotaba sin problemas. 13-12. Lo peor llegó tres minutos después, aún a seis del descanso, cuando Paquito Hernández, el apertura local, culminó una genial jugada individual. Pateó, siguió el balón, lo agarró en la zona de marca y posó. Bravo por él. Jiménez seguía infalible con su pie, así que el marcador se ponía 20-12.
El Bathco se puso a bregar de nuevo para reducir distancias antes de pasar por los vestuarios. Y lo logró mediante un golpe de castigo en el último minuto. Fácil patada para Mariano, la última jugada no dio nada de sí y descanso con un 20-15 que no sonaba nada mal. Parecía mentira que se hubiera llegado al medio tiempo, el partido pasaba volando, señal de que estaba entretenido.
La segunda parte comenzó con una nueva infracción de los verdes. El banquillo del Bathco empezaba a mostrarse contrariado por algunas decisiones de la árbitro Alhambra Nieves. Jiménez tenía ante sí una patada sencilla. Dentro. 23-15.
A partir de ahí comenzó un toma y daca bonito entre ambos equipos. El partido sufría algunos parones más que en la primera mitad, pero se desató una lucha de igual a igual donde ambos golpeaban a la defensa rival. Primero tuvo una jugada clarísima el Cisneros. Robo de balón y puerta abierta para llegar hasta el ensayo. Un avant de Ángel López, el zaguero local, evitó que volvieran a anotar los locales.
Turno del Bathco, que se puso a atacar y tardó muy poco en lograr la recompensa. Patada a la banda medida para que Javier Carrión recogiera el oval y anotara un nuevo ensayo. Mariano volvió a fallar en el tiro a palos, pero el 23-20 era sin duda un marcador interesante con todavía media hora larga de partido por delante.
De nuevo los madrileños tomaron el control y se marcharon muy decididos a por más puntos. Un golpe de castigo era de nuevo su ocasión, pero Jiménez falló por primera vez. No lo haría sólo cuatro minutos más tarde, en el 55 de partido, para poner el 26-20. Había que seguir luchando.
Los verdes volvieron a la carga, sin mirar atrás, a por todas, moviendo a la defensa del Cisneros hasta que cometió falta. El pie de Mariano se encargó de recortar hasta el 26-23, pero los cántabros querían más. Llegó su mejor jugada del partido. Percutiendo, ganando con solvencia los rucks, jugando con mucha paciencia, confiando en que el agujero aparecería tarde o temprano. Pero un mal pase de Izko dio al traste con la jugada, algo que lamentó mucho el banquillo visitante. Ocasión que se esfumó.
En ese momento ya había entrado en el partido Pablo Feijoo, el flamante fichaje navideño del Colegio. Un referente del rugby español, medio de melé de la selección española, un espejo en el que mirarse.
El dominio cambió de bando de nuevo. El Cisneros quería más ventaja. Viajar a Santander con sólo tres puntos de ventaja no entraba en los planes del equipo de Daniel Vinuesa. Y lanzaron una carga tremenda, que pilló un poco desprevenida a la defensa rival. Un maul pudo acabar en ensayo, pero fue parte de una jugada agónica que terminaría en ensayo más tarde. Tras verse acorralados por dicho maul, los verdes dieron durante al menos un minuto una lección de defensa rocosa, que no se doblega fácilmente aunque el equipo contrario esté casi pisando la línea de ensayo. Aguantaban fase tras fase, pero Juan Anaya cometió falta y vio la tarjeta amarilla. Melé a cinco metros frente a los palos para el Cisneros, que ahí ya sí encontró el hueco en la banda izquierda para que López, esta vez sí, ensayara. Jiménez falló la patada y la cosa se quedó 31-23. Había 10 minutos por delante.
El Cisneros, con la inercia de ese momento, siguió percutiendo, querían hacer más daño, y volvieron a hacer mucho daño. Otra patada a seguir de Paquito Hernández la recogió Juan Boccardo para hacer un nuevo ensayo. Con la conversión de Jiménez ya era un 38-23, un marcador que ponía la eliminatoria complicada. Y aún pudo aumentar la cuenta el fenomenal ala del conjunto madrileño, pero falló un golpe de castigo.
Faltaba la última carga del Bathco. El balón encontró a Javier de Juan en la banda derecha, y el tercera verde inició una cabalgada maravillosa, sin que nadie pudiera frenarle, superando uno tras otro los obstáculos hasta que acabó firmando un ensayo portentoso, parecido al que logró en este mismo campo hace poco más de un mes. Dos puntos más de Mariano hacían lucir un 38-30 en el marcador a falta de la última jugada.
Los de Mozimán cogieron el balón y se fueron a por todas. Empujaron bien por la izquierda, pero al cambiar de lado la jugada se acabó truncando y el partido quedó concluido. Pasillo y contra pasillo de ambos equipos, como no podía ser de otra forma. Bathco y Cisneros quedan emplazados dentro de tres semanas en San Román para jugarse el pase a la final contra el equipo vallisoletano que llegue hasta ahí.
La mala noticia, la lesión de Tomás Urbaitis, que tuvo que ser sustituido y se le aplicó hielo en el hombro izquierdo. Nada más acabar el partido, el propio jugador reconocía que no tenía muy buena pinta.