Atentos al mensaje: sólo los vecinos de una parte de Santander pueden opinar sobre esa parte de Santander.

En concreto, ahora se habla del parque de La Marga y hace poco era la senda costera, pero en su día fue Mendicouague o el Cabildo.

Eso es lo que piensa el Ayuntamiento y le compran algunos vecinos, que no todos, porque les viene bien.

Da igual que trabajes en la zona, que tus padres vivan allí, que no vivas en La Marga pero sea el sitio adonde vayas a correr, por ejemplo, o que sea algo que está en un punto significativo de la ciudad, como la entrada o la salida, lo que ve todo el mundo.

Es más: llevado al extremo, si vives en la zona y no usas en el parque, ¿qué más te da lo que le hagan?

(Vamos a obviar el asunto de por qué deciden unas asociaciones lo que afecta a todo el barrio, que, entendemos, no estará apuntado masivamente a esas asociaciones. Estamos cansados de oír que unos pocos no pueden imponer su criterio a una mayoría. ¿Nos vale el argumento con las asociaciones de vecinos y los barrios en los que están?)

Si el mundo se guiara por los criterios municipales, no nos debería preocupar el cambio climático porque no tenemos ningún casquete polar a la vista, el hambre en África es un tema que nos resulta ajeno al vivir en otro hemisferio distinto y nuestro pene nos impide preocuparnos de los problemas de las mujeres como la violencia de género.

No tenéis hijos, así que ni os preocupéis por la calidad de la enseñanza; estáis sanos, o sea, pasad de la saturación de urgencias; sois ateos, de modo que los abusos a niños por parte del clero no os preocupan; y ya tienes trabajo, de modo que te la pela que se rebajen las prestaciones por desempleo o que se reduzcan las becas a universitarios.

A ti no te vendieron preferentes, no es tú problema; desde luego no te han echado de tu casa, no vives enfrente de un pozo de fracking

Relájate: no eres tú al que van a expropiar y no es tu constructora la que se va a beneficiar de un convenio urbanístico. Déjales hacer.

Es más, llévalo a tu terreno, pide tener tu propio concejal y pagar impuestos sólo por tu barrio.

Si no tienes la playa cerca, que su limpieza lo paguen los que la tienen enfrente; si no tienes coche, que te descuenten lo que dedica el Ayuntamiento a asfaltados o aparcamientos subterráneos, y si no te disfrazas, por qué coño vas a tener que pagar los carnavales.

En el Ayuntamiento de Santander no se han leído un par de libros de mi librería, de esos que mi madre se esforzó en que tuviéramos para estar más formados y romper la cadena de la pobreza: ni ese que se titula ‘Nadie es una isla’, y tampoco el de Hemingway que dice al principio que “no preguntes por quien doblan las campanas, doblan por ti”.

(Esta opinión es libre y sin presiones gracias al apoyo de los socios de EL FARADIO. Puedes apoyar el proyecto en este enlace)