¡Bienvenidos al año de la cabra!
Que la unión hace la fuerza no es una creencia exclusiva de Occidente. En China también abogan por ese pensamiento, y de hecho uno de sus mayores símbolos es un llamamiento a la unidad.
Hay un sinfín de cuentos y leyendas que explican la importa del dragón en el ‘país de en medio’ (Zhōngguó, como se autodefinen ellos, componiendo las palabras zhōng, en medio o mitad, y guó, país).
Una de estas fábulas, ‘El Nacimiento del Dragón’, cuenta que hace muchos milenios China estaba dividida por tribus. Cada tribu tenía un símbolo sagrado o un Dios, que estaban encarnados en animales. Se los tatuaban en el cuerpo y los llevaban decorando sus ropas.
Por ello, las tribus que vivían cerca de un río o mar tenían como símbolo un pez, si vivían en alta montaña tenían una serpiente, y si vivían en la llanura era el caballo.
Dice la leyenda que las tribus siempre luchaban entre ellas y que, un día, los niños de todas ellas se reunieron, cansados de ver tantas guerras, y acordaron hacer algo. Crearon un Dios que les protegiera a todos, no solo a cada tribu. Por ello unieron características de todos sus animales sagrados y los englobaron en uno solo.
De ahí nació este ser mitológico de cuerpo de serpiente, garras de pájaro, escamas de pez, cabeza de caballo y cuernos de toro. De la unión que dejó a un lado las divisiones y les trajo la paz.
Esa por esta creencia que éste sigue siendo un símbolo tan importante para los chinos, al que sacan en cada celebración de año nuevo, cuyas fiestas celebran esta semana por todo el mundo.
Acompañados de música y coreografías complejas pasean al dragón por las calles, compitiendo junto al león, que encarna al monstruo.
La representación del león también requiere otra explicación. Cuando aparecieron los primeros leones por este país asiático los autóctonos les consideraron monstruos. Jamás habían visto un animal tan temible que atacaba a las personas y destrozaba las casas en busca de comida. Pensaban que venían desde el mismísimo infierno.
Así que, para espantarlos, crearon un león deforme con los colores rojo y amarillo (los que traen buena suerte). Con el tiempo se supo que los leones no eran monstruos, pero se mantuvo la costumbre de sacar su figura en año nuevo como tradición.
El dragón da buena suerte y protege, y el león ahuyenta a los malos espíritus. Ese positivismo es el que buscan cada primer día del año, con la esperanza de que siempre sea mejor que el anterior.
AÑO NUEVO CHINO EN SANTANDER
Este 2015 Santander acogerá una pequeña celebración de este nuevo año de la cabra. Los chinos le consideran un animal auspicioso, por lo que creen que este año será prometedor y próspero.
La academia de idiomas Hispasia, que desde hace algo más de un quince meses ofrece clases de chino, inglés y español, ha querido unir a las comunidades chinas y españolas en este tipo de festividades.
Alio Uslé, y Xuán Zhāng, los dueños y promotores de esta idea, ya lo hicieron el año pasado, cuando acababan de empezar su andadura profesional.
Y para el año que viene la cosa promete con más colaboración tanto de la comunidad china como de las autoridades cántabras.
Realizarán actividades infantiles, demostraciones y caligrafía china y un pasacalles y competición del león y el dragón chino. Y eso solo este sábado, en la Península y el Palacio de la Magdalena.
Los más pequeños se reunirán a las tres de la tarde para una yincana infantil, a las cinco tendrá lugar el pasacalles y a las cinco y media será la muestra de caligrafía.
El domingo toca actividades culinarias e hincar un poco el codo. Tendrá lugar en las aulas de la academia de idiomas. A las once de la mañana el señor Hu ofrecerá unas clases de cocina, y a las doce la señorita Lam enseñará a los asistentes a preparar otro plato típico.
Los que tengan interés en una clase gratuita de iniciación al chino solo tienen que ir a la una de la tarde a la Academia, situada en el número 6 de la calle Nicolás Salmerón. Esta y todas las actividades son gratuitas y de libre acceso hasta completar aforo.
Y, si lo que quieres es probar comida tradicional (y de 15 platos, ni más ni menos), a las dos y media hay planeada una comida en el Cucu 2, en la calle Ruiz Zorrilla.
Y, como no da tiempo a realizar todas las actividades en un solo fin de semana, todo sigue el fin de semana que viene.
El sábado 28, a las cinco de la tarde, habrá otra clase de iniciación al chino, por si algún interesado se queda fuera en la anterior.
A las 18:30 se proyectará la película taiwanesa ‘Comer, beber, Amar’, del director Ang Lee.
Ambientado en la actualidad, el largometraje habla de un reputado cocinero taiwanés y su relación con sus hijas. Hay que destacar que la comida es un eje central de la historia, además de la demostración de los sentimientos en la cultura asiática, que se traduce en más acciones que palabras.
El domingo, uno de marzo, habrá de nuevo clases de cocina. A las once le tocará al profesor Xu y a las doce a la señorita Lam. A la una de la tarde habrá una proyección de fotos de Sichuan, tomadas por los propios profesores. Y a las dos y media habrá otra comida en el Cucu 2 para celebrar el fin de las festividades de año nuevo.
Así pues, ¡Xīnnián kuàilè! 新年快乐. (¡Feliz año nuevo!).