La desusada política de participación
La polémica comenzó a principios de febrero con la reforma del Parque de la Marga. En algo en que todos los vecinos de la zona estaban de acuerdo (había que hacer algo), se acabó dividiendo por el procedimiento y la falta de participación.
La mayoría de los vecinos asistieron a la eliminación de árboles con sorpresa, no conocían que se fuera a llevar a cabo. Desde el Ayuntamiento aseguraban que habían consensuado la obra con las directivas de las principales asociaciones de vecinos de la zona, y estos lo confirmaron, indicando que habían avisado a sus socios y estos se habían mostrado poco interesados en participar.
Luego se creó la Plataforma de Amigxs de La Marga entre los vecinos que querían detener las obras y crear otro proyecto con una mayor participación ciudadana. A sus reivindicaciones se unieron las diferentes plataformas que se han ido creando en Santander: Deba, Prado San Roque y Río de la Pila, vecinos de Amparo… Y es que a todos les une el mismo problema: La actuación municipal de espaldas a los santanderinos.
Posteriormente, la Asociación de Vecinos Los Arenales organizó una reunión donde asistieron la concejala de Medio Ambiente, María Tejerina, la concejala de Barrios y Participación Ciudadana, María del Carmen Ruiz, y distintos técnicos urbanísticos, entre los que estaba el paisajista del proyecto, David Añibarro.
La reunión fue numerosa y muy convulsa. Se juntaron en el local los vecinos defensores de ambas corrientes y el ambiente estuvo más que caldeado. Hubo acusaciones por ambas partes, y la participación se acabó centrando más en aplausos y abucheos que en conversaciones con fundamento.
Al término, Rubén Fernández, presidente de Los Arenales, propuso que los vecinos que tuvieran propuestas concretas para el parque se las hicieran llegar a la asociación en el plazo de quince días, y que así ellos se las trasladarían al Ayuntamiento.
Ese plazo finalizó el pasado jueves y desde Los Arenales se quejan de que en ese periodo solo ha llegado una propuesta, relativa a una máquina de gimnasia. Según El Diario Montañés se hicieron declaraciones muy duras contra la Plataforma de Amigxs de La Marga, a los que Fernández acusaba de buscar únicamente “su momento de gloria”.
ACUSACIONES MUTUAS DE POLITIZACIÓN
Tratando de desenmarañar este asunto hemos hablado con ambas partes, y la principal conclusión que se puede sacar de esto es el mismo problema de siempre: La falta de cultura de participación.
Es decir, cada colectivo va por un lado, con sus propias pautas y su propio de actuar. Y malpensando del otro, porque por ambas partes ha habido acusaciones políticas.
La Plataforma acusa a la Asociación de Vecinos de «lamerle el culo» al alcalde, y estos les acusan de «radicales»
Por un lado, en su entrevista en Buenas Tardes Cantabria, Rubén Grande, de la Plataforma de Amigxs de La Marga, acusó a la Asociación de Vecinos de “lamerle el culo” al alcalde, Iñigo De la Serna. O, en otras palabras, ser afín al partido político que ahora gobierna en Santander (PP), y actuar en base a ese partidismo.
Por otro, Rubén Fernández, presidente de Los Arenales, en declaraciones a El Faradio, les acusa de “radicales” por “no querer participar del sistema”. Instaba a seguir las pautas de funcionamiento actuales, y añadió que “si el día de mañana viene un partido político y cambia las normas, igual funciona como ellos quieren”. Lo que también viene a significar que les considera politizados.
FALTA DE ENTENDIMIENTO
Pero, aunque parezca tan enrevesado, lo cierto es que todo parece un gran malentendido y falta de voluntad de entendimiento. Desde Los Arenales pidieron que se les pasara las propuestas, y desde la Plataforma aseguraron que ya se habían dado durante la reunión y solo querían que se hiciera una gran asamblea con todos los vecinos para así poder elaborar un proyecto en consenso.
En ambos casos coinciden en que después de la reunión hablaron los representantes de ambos colectivos, y en ambos casos coinciden en que se propusieron las dos opciones. Pero parece que cada colectivo decidió implantar el suyo, y con ello han seguido las siguientes semanas, con el resultado que ya hemos visto: La Plataforma sintiéndose ignorada al no convocarse esa asamblea, y la Asociación de Vecinos pensando que estos solo querían “montar bulla” pero sin querer participar realmente.
¿Cuál habría sido la solución? ¿Acercar posturas y que la Plataforma aportara algunas propuestas con la condición de que la Asociación crease una asamblea posterior con todos los vecinos? Quizá sí, pero una vez más se deja en evidencia la poca cultura que hay de participación ciudadana, y como hasta los que tratan de implantarla chocan entre sí perdiéndose en las formas, y no en el contenido.
Las peticiones que ha dado la Plataforma desde el inicio se conocen, pero no se llevan adelante: Detener las obras e iniciar una asamblea vecinal para crear un proyecto consensuado, no llevarse árboles (por cierto, esta semana la Plataforma volvía a denunciar que ha habido más talas o trasplantes), solucionar el tema de los olores quitando de allí el depósito de basuras (algo a lo que el Ayuntamiento se niega por completo) y solucionar los problemas de seguridad e iluminación de la zona.
“Queremos que los vecinos sean escuchados y que puedan construir el Santander que desean y no el que les impongan”, sentenció Rubén Grande en sus declaraciones en la radio.
La Asociación de Vecinos entiende que ha “tendido la mano” a estas reivindicaciones y que se les ha ignorado. Aceptan que quizá no hayan sabido conectar con los vecinos, “igual nuestra forma de comunicarnos con el resto del vecindario no está funcionando”, pero aseguran que cuando han querido fomentar la participación no han tenido respuesta.
“Después de la que se ha montado, cuando les hemos dado la oportunidad de ofrecer propuestas, no han hecho nada, ¿qué quieren que pensemos? Me están dando una imagen que igual no es, pero parece que solo quieren montar bulla”, se lamenta Fernández.
Y, de mientras, las obras continúan sin obtener el ansiado consenso y la aprobación. Y no los habrá mientras los vecinos se dediquen a señalarse entre ellos en vez de buscar la mejor solución para el parque en un proyecto, no nos olvidemos, que ya está puesto en marcha y que es ciego y sordo a toda la polémica que arrastra tras él.
SEGUNDA PARTE: EL CARRIL-BICI
Lo que nadie esperaba después de esa convulsa reunión es que al día siguiente comenzaría la segunda parte del problema: Las obras del carril-bici.
Ahora que se ha inaugurado el nuevo paseo frente a la antigua lonja, todo el mundo daba por hecho que pasaría por allí. De hecho, hay varios metros ya construidos. Pero las obras comenzaron precisamente en la zona más necesaria: Los vados de carga y descarga frente los negocios de Marqués de la Hermida 72, que los precisan en el día a día de su trabajo.
Rubén Grande aseguró este viernes en Buenas Tardes Cantabria que Los Arenales no están haciendo “nada por los comercios”, al mismo tiempo que aseguraba, “nosotros sí”. Una sensación que nos trasladaron los comerciantes de la zona a principios de semana, que se sintieron poco respaldados cuando fueron a exhibir su problema.
Algo que no es totalmente cierto, pues el pasado jueves conocimos a través de la Asociación Cantabria con Bici, principal impulsora del carril-bici, que desde Los Arenales se habían puesto en contacto con ellos para trasladarles la preocupación de los comerciantes y su propuesta para resolverlo.
Todos parecen olvidar que es el Ayuntamiento el responsable final de estas obras y a quien se debe pedir explicaciones
Y ahí viene la cuestión: Todos han coincidido en la misma propuesta. Ya que el nuevo proyecto obliga a que el carril bici tenga que cruzar del nuevo paseo hasta La Marga, la Asociación, la Plataforma y los comerciantes piden que se construya una plataforma elevada entre ambos puntos y así evitar construir en la zona de carga y descarga.
De momento no se sabe qué opina Cantabria con Bici de esa propuesta, pues no se reúnen hasta el próximo miércoles. Aunque sí han adelantado que la construcción del carril-bici es necesaria, y además es una petición que lleva años pidiéndose a las autoridades.
Pero tampoco olvidemos que ninguna de estas partes tiene en su poder hacer o deshacer este proyecto. Es el Ayuntamiento y la empresa a la que se le ha adjudicado, COPSESA, los únicos que tienen la palabra final en todo este asunto.
Si está claro que en el carril-bici se han puesto de acuerdo sin pretenderlo (pues trabajan por separado), ¿qué no haría pensar que también podrían coincidir en las soluciones para el Parque de La Marga? ¿Por qué es tan difícil fomentar la participación ciudadana? ¿Por qué ese cruce de acusaciones de partidismo por ambas partes?
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