«La banca ha llegado a los grandes medios para quedarse»
El pasado 28 de enero, cuando el Banco Santander compró (y tapó) las portadas de todos los medios impresos, no sólo hizo una demostración de fuerza publicitaria, sino que lanzó un mensaje, en nombre de toda la banca: estamos aquí para quedarnos.
No hay que engañarse: la banca siempre ha tenido influencia en los contenidos de los medios de comunicación, como advertía Pere Rusiñol, socio fundador de Alternativas Económicas y ex de El País y de Público, en el XVI Congreso de Periodismo Digital que se celebra en Huesca.
Ya entonces, dentro de la burbuja, las campañas publicitarias de las grandes empresas del Ibex 35 se adjudicaban teniendo en cuenta la opinión de la banca, y eso suponía una serie de “mecanismos de influencia” que impedían a los periodistas hacer su trabajo, como contaba Santiago Carcar, que “padeció” estas técnicas en El País, su antiguo periódico.
Pero en los últimos años se ha dado una evolución, un cambio nada sutil y muy importante: las entidades financieras observaron la enorme deuda de los medios, fruto de políticas “megalomaníacas”, con ejemplos extremos como los alrededor de 5.000 millones de euros que llegó a deber el Grupo Prisa, editor de El País.
Entonces la banca lo vio claro y cambió de estrategia: esa deuda podía convertirse en capital y ahora ya no son anunciantes o gente con influencia.
Son propietarios de los grandes medios, y como tales se sientan en sus consejos de administración, como describía Santiago Carcar.
ALGUNOS EJEMPLOS
Eso se traduce, lógicamente, en las informaciones que reflejan estos grandes medios. Si antes, mientras estaba pasando ya resultaba difícil encontrar referencias a la emisión de participaciones preferentes o al riesgo de que estallara la burbuja, ahora roza lo imposible saber lo que pasa con la banca, hasta el punto de que esos movimientos en la propiedad de los medios españoles los está reflejando mejor la prensa extranjera.
Pere Rusiñol ponía ejemplos de El País, que tiene en su Consejo de Administración a representantes del Banco Santander o del HSBC, un banco ligado a paraísos fiscales.
La consecuencia es que no aparecen informaciones como los avisos del Reino Unido de que el Banco Santander no repartiría tantos dividendos como esperaba o el tratamiento a los nombres de la lista Falciani, los clientes del HSBC.
O que, según denunciaba Pere Rusiñol, los propios medios asumen esas visiones y en el ERE de El País se incluyó, “siendo de los mejores periodistas de la casa”, a Santiago Carcar “porque no renunció a luchar”.
LOS NUEVOS MEDIOS
Santiago Carcar está hoy en Infolibre, un medio de nueva hornada, apoyado en los lectores/socios, en un modelo que en la actualidad reproducen proyectos como Alternativas Económicas o, en Cantabria, EL FARADIO, desde donde hemos defendido como uno de los grandes temas las consecuencias de los excesos del sector financiero: las preferentes de Liberbank, los desahucios y las acciones para evitarlos, y los productos tóxicos del Banco Santander, como Valores Santander, y las prácticas que se pusieron en marcha para comercializarlos.
La tesis que defienden Rusiñol o Carcar es que la propiedad de los medios tiene que ser de los propios periodistas, para espantar el fantasma de que acabe siendo un banquero.
Es lo que está pasando en este “buen momento” para el periodismo: que surgen medios más ágiles, flexibles y con menos riesgo financiero, que pueden dedicarse a buscar un periodismo de calidad y buenas historias.
EL SISTEMA ANGLOSAJÓN
En la mesa había representantes de la prensa anglosajona. Otro nivel. A Tobías Buck, corresponsal de The Financial Times en España, le llama la atención el excesivo poder de la banca española, en un fenómeno que no ve que suceda en otros países de Europa.
Y el corresponsal de The Economist en España, Giles Tremlett, exponía como en su medio existe un sistema de contrapesos a la propiedad (que incluye familias con intereses en la banca, con accionistas y una fundación que tienen incluso derecho de veto a los nombramientos de directores y consejeros.
BÁRBARA MERODIO COLLADO
El Santander sumó con la fusión con Banesto otro producto tóxico:la hipoteca tranquilidad.
Os informo de eko cuando queráis.