¿Quo vadis, Cantabria?
||por LUIS NEGRETE, gerente del espacio cowork DISTRITO BETA||
La pregunta en latín que titula este post, traducible por “¿Adónde vas, Cantabria?”, trata de expresar cierta perplejidad ante el inmovilismo y ausencia de iniciativa de la sociedad cántabra. Un mal que sigue aquejando a nuestra región desde hace más de un siglo. Durante décadas, este sentimiento de perplejidad ha sido reconocido y puesto de manifiesto por los propios cántabros, sirviendo como tema de fondo de innumerables ensayos, conversaciones, tertulias, etc. Cierto que, en los últimos tiempos, la relevancia de este debate queda eclipsada por las estériles discusiones y peleas políticas (es fácil refugiarse en la permanente queja).
Dicha percepción “plana” se hace aún más patente cuando la comparamos con el dinamismo de otras regiones, como pueden atestiguar aquellos cántabros que viajan con frecuencia, así como quienes hemos residido y trabajado fuera durante unos años.
También se hace evidente en las valoraciones de nuestros asiduos visitantes, lo cual ha facilitado su elevación a una categoría cercana al tópico: Cantabria, ese plácido e imperturbable paraíso, sede ideal de Congresos y Cursos de verano, que solo sale de su “hibernación” durante 45 días al año (mes de Julio y mitad de Agosto).
El resto de meses, las únicas noticias reseñables son los temporales atmosféricos y las intervenciones de Miguel Ángel Revilla en la televisión nacional.
Junto a este tópico, surge otra definición referida a la supuesta idiosincrasia de los cántabros: gente seria y cerrada pero noble, inclinada a cuidar en exceso las apariencias. Individualistas, orgullosos de lo nuestro y amantes de la buena vida, más que de los verdaderos negocios.
Conocemos cuán simplistas son a menudo estas caricaturas: ni todos los andaluces adornan sus estanterías con las figuras de toros y bailarinas, ni cada uno de los catalanes guarda un cocodrilo en sus bolsillos. Sin embargo, ello no impide que los cántabros debamos reflexionar: ¿Hasta qué punto son ciertos estos tópicos?. ¿Podemos y queremos conformarnos con ellos?
No carguemos en exclusiva las culpas a nuestros políticos. Las auténticas soluciones deben ser impulsadas por la sociedad cántabra. Aparquemos tantas quejas y protestas inútiles y pongámonos manos a la obra…
Es un hecho objetivo que esta pasividad y ausencia de empuje se deja sentir cada día en multitud de ámbitos: cultura, negocios, industria, política, emprendimiento, etc.
Cierto que hemos mejorado algo en los últimos años, pero el pulso innovador de algunas recientes iniciativas (públicas y privadas) no supone más allá que un pequeño oasis en mitad del desierto.
Cantabria está lejos de ofrecer oportunidades reales a las nuevas generaciones. Más lejos que otras regiones españolas, como lo prueba (entre otras cosas) nuestro superior porcentaje de emigración de los jóvenes.
En lo referente a las TIC, a la innovación y el emprendimiento, el panorama es también bastante lamentable. A las guerras internas y corruptelas surgidas en varias organizaciones, se une la práctica inexistencia de estructuras y actividades asociativas. Este es un tema recurrente en mis conversaciones con muchos colaboradores: ¿dónde están los jóvenes emprendedores, los universitarios o los líderes de la innovación que deben luchar por heredar el futuro?
En otras regiones, nos consta que estas Asociaciones juveniles se están dejando oír de manera creciente, impulsando multitud de eventos y proyectos conjuntos. No hemos encontrado movimientos similares en Cantabria (doy fe de que, desde Distrito Beta, los seguimos buscando con ahínco).
ENTRE LOS FRACASOS Y LAS BUENAS NOTICIAS
En medio de este panorama de pasotismo, no es extraño que fracasen tantas propuestas. El CIIN de Microsoft fue la primera decepción, seguida por varias asociaciones universitarias que no llegaron a calar entre el público y terminaron disueltas.
Últimamente hemos conocido otros casos de proyectos innovadores, impulsados con la mejor voluntad, que terminan en fracaso. Nuestra reciente iniciativa de impulsar un Campus Digital, ofreciendo formación y un trabajo en prácticas en aplicaciones multimedia, tampoco ha tenido el éxito que esperábamos. Es posible que hallamos fallado al comunicarlo, pero el hecho de que los jóvenes ni siquiera reaccionen ante las ofertas de empleo (con la que está cayendo) debería hacernos reflexionar seriamente, antes de confiarlo todo a las supuestas soluciones milagrosas, como la renta básica universal o el Centro Botín.
Como contraste a este panorama pesimista, no quisiera terminar este post sin destacar el rayo de esperanza que suponen varias noticias positivas que hemos ido conociendo recientemente, algunas de las cuales enumeramos en esta breve lista:
– Nueva generación y nuevas ideas en las Asociaciones TIC.
– Creación del Cluster Turístico del Cantábrico.
– Actividades relacionadas con las TIC en la UC, impulsadas por el grupo Nuberos.
– Creciente actividad de la Asociación de Webmasters de Cantabria.
– El estupendo blog cooperativo gestionado por el grupo de tecnólogos de CantabriaTIC.
Estas iniciativas, aunque modestas, suponen un buen comienzo para empezar a revertir el actual estado de cosas. Desde aquí queremos dar nuestra enhorabuena a sus impulsores, invitándoles a perseverar y brindándoles nuestro apoyo.
LIGAS Y TRENES
¿Quo Vadis, Cantabria? Los próximos años plantean retos apasionantes en el mundo de las nuevas tecnologías. Si no reaccionamos a tiempo, los cántabros perderemos este tren, pleno de oportunidades de empleo y negocio. El tren solo pasará una vez por nuestra estación. Si no lo cogemos, acabaremos limitándonos a ser una mera región “de paso”, solo apta para el descanso playero o el plácido retiro de jubilados.
Necesitamos recuperar el espíritu de Corocotta, el guerrero cántabro que lideró las luchas contra la romanización. Reunirnos en tribus y colaborar para derrotar a nuestros históricos enemigos: el individualismo y la falsa zona de confort. Así lo estamos logrando los 16 profesionales y emprendedores que compartimos jornada en Distrito Beta, y también otros brillantes profesionales que se relacionan con nosotros.
En definitiva, no sólo el Racing está en riesgo de desaparecer de las “Ligas nacionales” o descender de nuevo a la Segunda B. ¿Evitaremos los cántabros que nuestra región se vea inmersa en este riesgo de intrascendencia?
Por la ilusión y trabajo de los integrantes y colaboradores de Distrito Beta, que no quede.