Mateo Valero Cortés, director del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y nuevo doctor “honoris causa” por la Universidad de Cantabria, ha impartido este viernes en el PCTCAN la conferencia “Big Data: retos sociales y económicos”, en un acto organizado por la entidad académica, Sodercan y ASCENTIC, la Asociación Cántabra de Empresas de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Mateo Valero durante la conferencia

En ella dibujó el enorme potencial de la supercomputación, que “no solo abarca grandes máquinas, sino que hoy en día también está en los móviles” con su capacidad para gestionar ingentes cantidades de datos. De hecho “no hay tecnología para almacenar todas las fotos que generamos”.

Valero ofreció una visión sobre los problemas técnicos que deben ser abordados para ser plenamente conscientes del enorme potencial del Big Data, tecnología que permite analizar grandes cantidades de datos, de fuentes muy diversas, de una forma rápida y eficaz. La simulación que puede ejecutarse con los supercomputadores ayuda a resolver retos científicos, industriales y sociales de diverso tipo, algunos “muy complejos”.

El investigador reflexionó sobre si somos capaces de registrar y después acceder a toda esa información, y explicó la revolución que está suponiendo la aparición de nuevas memorias y el avance en los chips multiprocesadores.

En este campo, uno de los retos más importantes se ubica en el campo de la medicina, ya que al lograr la secuenciación genómica la cantidad de datos se multiplicó y para ser capaces de analizarlos “necesitamos computadores especializados”.

Según Valero, “es muy difícil medir la información que se produce”, pero hasta esto crece a pasos agigantados y ya se ha definido la unidad “Geopbyte” (equivalente a 10 a la 30 bytes).

COMPETITIVIDAD CIENTÍFICA

El director del BSC-CNS explicó el trabajo que desarrolla este centro de investigación, que cuenta con uno de los mayores supercomputadores del mundo, el MareNostrum. El 25% de su potencia de cálculo está a disposición de la Red Española de Supercomputación, de la que forma parte la Universidad de Cantabria con su nodo Altamira. El BSC-CNS tiene una línea de búsqueda de nuevos fármacos y otra de utilización de la información genética para hacer medicina personalizada, entre muchas otras aplicaciones: modelos de eficiencia energética, calidad del aire, chips ultrarrápidos, ciudades inteligentes…

Su competitividad le ha permitido seguir creciendo en los últimos años, pese a la crisis. Desde 2005, sus proyectos han captado unos 106 millones de euros en convocatorias y contratos. El centro colabora intensamente con empresas del sector como IBM, Nvidia, Microsoft e Intel, y de otros sectores (Repsol, Iberdrola, Telefónica, Intelligent Farma…).