En los años de la mafia, los años grises en los que había que beber a escondidas (hablamos de los años 20), hubo gente que se tuvo que travestir para salvarse de la quema (seguimos hablando de los años 20).

No sabemos si es por la nostalgia, por Billy Wilder o por Marylin (Marylin es Marylin a secas, y punto), pero el caso es que esos tiempos nos parecen mejores. Hoy en día es mejor que no busquéis la excelencia.

Lo decían este mismo fin de semana los dirigentes del Partido Popular: el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se limitaba a reivindicar que son normales, mientras que el presidente cántabro, como en la escena final de ‘Con faldas y a lo loco’, nos decía que en el PP no son perfectos.

Pero que es lo que hay, y que si buscamos cosas mejores no las vamos a encontrar. Pero si sucede, tampoco nos van a devolver el dinero. Que no somos un bote de Colón.

«Que quiero llenar Cantabria de teleféricos y de campos de golf que no terminan de salir». Bueno, nos adaptaremos. «Que me parecía fatal lo de GFB y ahora estoy gastando en Tubacex, Nestor Martín y lo que venga…» Todos tenemos derecho a cambiar de opinión. «Que libré lo del balneario, pero en cualquier momento viene Bárcenas y larga». Eso es un compló de los medios. «Que me da mucha rabia Revilla, arranco carteles y piso puros». Un arranque de genio lo tiene cualquiera. «Que soy Nacho Diego». Bueno, nadie es perfecto.

LA CONFLUENCIA IMPERFECTA

Y como no somos perfectos, especialmente por esta tierra, tenemos un montón de partidos ofreciendo la perfección por la izquierda.

En Santander, el último en sumarse es, a ver si somos capaces de decirlo bien, Santander Sí Puede, que es, atentos, el Partido Instrumental (PI) impulsado por miembros de Podemos Santander (no por Podemos, repetimos, no por Podemos), cuya propia existencia no termina de gustar a una dirección en la que hay miembros que han llegado a recomendar el voto en Santander para otro partido, el Compromiso por Cantabria de Paco Sierra.

Antonio Mantecón, candidato a la Alcaldía por Santander Sí Puede

Su candidato a la Alcaldía será Antonio Mantecón, ingeniero y uno de los miembros originales de cuando la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) era menos confusa, así como rival de José Ramón Blanco en distintos procesos de primarias de Podemos.

Este fin de semana seguía lanzando un mensaje por la confluencia, por la unidad de las siglas de la izquierda, un objetivo cada vez más lejano después de que la semana se despidiera con la ruptura del pacto, presuntamente confirmado ya que se presentó en público, entre Izquierda Unida, Equo e independientes para formar Ganemos Juntos Cantabria, que mantiene su nombre tras la marcha de Equo y los independientes.

El candidato de Izquierda Unida a Santander, Miguel Saro, expresaba en redes sociales su amargura por lo sucedido, pidiendo disculpas y admitiendo que los distintos partidos no habían sabido estar a la altura de las circunstancias. De los pocos que tiene claro que no pasa nada por no ser perfecto y sobre todo por admitirlo.

EL RITMO DE LOS CLÁSICOS

Por contraste, en la parte más tradicional de la carrera política, los más clásicos, conscientes de sus imperfecciones a pesar de no admitirlo, siguen intentando marcar sus propios ritmos.

Con un PP y un PSOE que este fin de semana tenían sus respectivos actos nacionales para cargar argumentario y rebotar discurso de líder (en el PSOE, con la enésima resurrección de Felipe González).

Algo a lo que se entregan con entusiasmo los candidatos autonómicos, mientras que se aprecia más margen de maniobra en el plano local, con un alcalde candidato, Íñigo De la Serna (PP) en Santander, que tras su maniobra de repliegue sobre sí mismo a través de sus listas no termina de captar la sutil diferencia entre partido político e institución, y con un socialista Pedro Casares que poco a poco va consiguiendo marcar su propio ritmo de temas.

El PP, por cierto, que presentará esta semana los miembros de su lista al Parlamento de Cantabria.

LA PERFECTA AMBIGÜEDAD DE REVILLA

Y como no somos perfectos, si somos regionalistas intentamos mezclar intentos de renovación con los mensajes que lanzaba Revilla en su entrevista de este fin de semana en El Diario Montañés.

El líder del PRC, partido que esta semana presentará sus listas al Parlamento de Cantabria, afirmaba que dejaría su escaño en el Parlamento si el partido tiene malos resultados (un «desastre») y que a la hora de pactar no se embarcaría en aventuras.

Lo suficientemente ambiguo para poder seguir si los resultados no se califican por ellos mismos como malos, o para no dejar claro qué socio es más arriesgado.

Y un mal resultado quedaría neutralizado con un buen pacto, de modo que los anuncios de retirada de Revilla de la liza electoral o de la primera línea política, son, a la vista de los sucesivos antecedentes (todas sus últimas legislaturas iban a ser sus últimas legislaturas), altamente imperfectos.

NADIE, NI LOS NUEVOS, ES PERFECTO

Los candidatos de Podemos al Parlamento de Cantabria

Los últimos en sumarse a las imperfecciones han sido los partidos que desde fuera trataban de combatir las imperfecciones de un sistema, o régimen, o estructura, o lo que queráis, que, en el camino les ha llevado a enredarse.

Con un Podemos intentando olvidar que ya sabe lo que cuestan los procesos internos, con un UPYD cuya dirección nacional se ha acabado por convertir en un lastre al trabajo de muchos de sus candidatos y con un Ciudadanos, con Rubén Gómez ya confirmado como candidato a la Presidencia abriéndoles las puertas a los disidentes y aprendiendo que incluso ellos tienen oficialistas y críticos.

No pasa nada. A estas alturas deberíamos comprobar, desde fuera, que en efecto, vendan lo que quieran vender, nadie es perfecto. 

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