“La ciudad inteligente en la que creemos los ciudadanos está muy lejos de la SmartCity que nos están vendiendo”, afirma Emmanuel Gimeno, diseñador gráfico.

La ciudad inteligente en la que piensan los políticos es la que vende “nuestros datos a empresas privadas”. Pero, eso sí, “pagando los costes con dinero público”.

De ello se quejaba Gimeno el pasado viernes en Buenas Tardes Cantabria, donde denunció que estos sensores colocados en las calles santanderinas que han llevado a la capital cántabra a la denominación de ‘Ciudad Inteligente’, proporcionan datos a empresas privadas pero no son accesibles al grueso de la ciudadanía.

El logo no deja lugar a dudas.

En definitiva, en su opinión esto no es más que “dinero público gastado para que las empresas privadas tomen los datos y hagan malabares con ellos, ya que no son accesibles, no son open-data”.

Sin duda un término muy alejado de lo que muchos creen que debe ser una Smart City, como es su caso. Es decir, una ciudad donde la tecnología ofrezca “un futuro más cómodo, amable, con la posibilidad de aprender de nuestros actos, vaivenes, tránsitos”.

No es lo que hoy por hoy ofrece Santander, pues, según asegura Emmanuel, «no creo que una ciudad inteligente deje morir a sus habitantes, ni les excluya, ni les deje tirados”.

SE NECESITAN CINCUENTA PEDIDOS PARA FABRICAR LAS CAMISETAS

Por ello ha surgido la iniciativa Smart Hostias, un diseño de camisetas divertido que bromea con una expresión muy usada por aquellos que han acabado digamos hartos de esta denominación. “Es una frase acuñada para referirme a las infografias, las mamarrachadas de nuestros políticos, es como decir: pieve, porco goberno”, explica Emmanuel.

Se trata de un reclamo para aquellos que no están de acuerdo con los concursos de ideas, las cámaras o los sensores. “Es un engañabobos”, puntualiza Gimeno, quien comenta que la ciudadanía aplaude estas iniciativas “sin tener ni idea de los recursos que se han gastado” porque creen que será bueno para la ciudad. Mientras, asegura, “en Japón se frotan las manos con nuestros datos: los procesan, crean conductas de comportamiento, etc…

Prototipo de la camiseta.

Estas camisetas han empezado como una idea, un impulso. De momento están testando a la gente, de ahí que se hayan puesto el mínimo de cincuenta para poder realizar el primer lote.

A través de Crowdence han creado una página para que los interesados puedan reservar la suya.

Crowdence es una plataforma de Crowdfunding, es decir, un espacio donde poder financiar proyectos a través de la colaboración colectiva, que pone a disposición de los diseñadores las herramientas para poder crear y vender camisetas.

Necesitan al menos cincuenta pedidos para poder fabricar el primer lote de camisetas que por una vez ponga en duda la inteligencia de una SmartCity como Santander. Si queréis decir alto y claro que esto os parece un ‘SmartHostias’, esta es la oportunidad para ello.