El Cabárceno de la política
He de reconocer que las campañas electorales me despiertan curiosidad. La presentación de candidatos, ver quién se ha sumado a qué lista y de qué forma es, en un principio, 100% curiosidad. Hasta que la incógnita se despeja y la curiosidad es sustituida por lo que en demasiados casos acompañará hasta el día de las elecciones (e incluso más allá): la vergüenza ajena.
La actualidad reciente me ha dado pie a la creación de lo que denominaré «EL CABÁRCENO DE LA POLÍTICA». Un lugar donde todo tipo de fauna tiene cabida…
Los camaleones
Son los tránsfugas de toda la vida, los que van de partido en partido asegurándose su supervivencia cambiando de color. Y es sólo eso, un cambio de color, pues la esencia de lo que son no cambia. Permanece y les califica.
Hace poco vi el capítulo de Los Simpson (joder, qué buena serie) en el que el Sr.Burns tiene tantas enfermedades que, al tratar de atacarle todas a la vez, se bloquean mutuamente, siendo imposible que ninguna le afecte y haciéndole «indestructible». En esta escena vi representados a los camaleones de los que hablo, los cuales ahora cambian su color al naranja para integrarse en Ciudadanos, el partido de moda gracias al aplauso de los medios de comunicación (y al silencio de sus miserias) y de la oligarquía. Eso sí, a Ciudadanos llegan desde todo tipo de derechas pero tenemos que aceptar que el partido naranja se autodenomine de «centroizquierda». Y olé. ¡Qué daño ha hecho el discurso «ni de izquierdas ni de derechas»!
Los pavos reales
Son aquellos que para llamar la atención y atraer a los votantes abren sus colas mostrando sus logros (o sus vergüenzas). En esta categoría estarían, ciertamente, la mayoría de los animales políticos pero atendiendo a la actualidad regional de los últimos días se podrían destacar dos.
Por un lado, el alcalde de Santander «apareciendo» en una fiesta «organizada por otros» para celebrar la puesta en funcionamiento de unas escaleras y rampas mecánicas. En cierta medida le entiendo. Algo habrá que hacer si tus mayores logros en toda una legislatura (por no acordarnos de las anteriores) son unas escaleras mecánicas (mientras la situación general de la población santanderina es marcadamente peor).
Por otro lado, el candidato del PSOE de Meruelo que creyó conveniente que mostrar sus vergüenzas como carta de presentación ante sus vecinos era la forma más idónea de atraerles. Mucho me temo que es consecuencia de la conversión de la política en espectáculo, en una suerte de Gran Hermano o partido de fútbol.
Los canguros
Estos aprovechan su marsupio como si fuera la chistera de un mago haciendo de la política su cortijo. Tal es el caso de la moción aprobada por el PRC y PSOE de Reinosa (con los votos en contra del PP) en la que solicitan a las formaciones políticas que vayan a concurrir a las elecciones que sus candidatos reúnan la condición del “arraigo”, el vínculo que une al ciudadano con el lugar en que reside o con su pueblo. Imagino que para tal fin habrán invertido en I+D+i para desarrollar un «arraigómetro» que mida si un candidato es apto o no según sus estándares de democracia y participación política (muy deficientes).
Las anguilas
Son aquellos escurridizos que cuando parece que se conocen ciertas actitudes poco éticas (y posibles delitos) intentan echar balones fuera. El último caso en Cantabria lo ha protagonizado Carlos Cortina, actual alcalde de El Astillero, que ante su imputación intenta descargar las culpas sobre el funcionario que hizo su trabajo (a la denuncia se sumaron las corporaciones locales de IU y PSOE).
Los urogallos
Las rara avis, las gratas sorpresas, los imprescindibles y que son tan escasos que están en peligro de extinción. Los que hacen que siga creyendo en la política como herramienta imprescindible para construir un lugar en el que la «poli-diversidad» se entienda como tal.
Las avestruces, los buitres, las serpientes, los chones… La lista de animales es tan larga que el arca de Noé no sería suficiente para salvarlos a todos del diluvio. Esperemos que llueva, pues.