Un Revilla más cansado que nunca lleva al PRC a una campaña nostálgica
“Es mi octava campaña electoral”, presume Miguel Ángel Revilla en los mítines. Y ocho por cuatro hacen 32, los años que lleva en la arena política cántabra, en la oposición o en los gobiernos.
16 años de Gobierno, ocho con el PP y ocho con el PSOE, hacen que le resulte muy difícil vender un mensaje de regeneración – se indigne lo que se indigne en Twitter- que, además, le han robado primero en Podemos y luego en Ciudadanos.
Tampoco ayuda, por muy en el PP que quieran situar a la magistrada Paz Hidalgo, la jueza del Racing, la imputación a Javier López Marcano, situado en el número cinco en las listas parlamentarias, que le puede ayudar sobre el hecho de estar imputado pero que le acabará llevando a dimitir. Sí o sí.
Recuperar Colegios del Mundo, recuperar los proyectos eólicos, Valdecilla, el AVE y los mensajes del esplendor económico… los proyectos del PRC ya nos suenan, nos recuerdan a esa etapa del #SabemosGobernar que quieren vender, recuperar y evocar, y que tiene sus luces y sus sombras en la Cantabria en la que nos conocemos todos.
Proyectos que ni siquiera ha defendido a lo largo de la legislatura el gran líder del PRC, más centrado en las giras para vender su libro por España y sus gestiones para seguir saliendo en la tele que en Cantabria, donde apenas ha cubierto el expediente con su pregunta mensual al presidente Diego en el Parlamento, calcada mes a mes, sobre la evolución del paro regional.
Y también nos han sonado algunos mensajes de la campaña regionalista en Santander, como cubrir la Plaza Porticada o la bahía productiva, cambiada de nombre para esta cita electoral en la que Fuentes-Pila sí que ha podido marcar más el ritmo y definir su equipo.
Si nos ponemos malos, podemos decir que la única novedad en la campaña ha sido que el PRC renunció en su pegada de carteles al folk y se pasó al jazz urbano.
Y poco más: porque el otro factor que ha marcado la campaña ha sido también muy nostálgico, la animadversión, el casi rencor, que Revilla profesa a Diego y que es consecuencia del que Diego le profesa a Revilla, en un bucle que hace aflorar los peores instintos y del que no hay forma humana de salir.
Sólo, tal vez, si uno de los dos lo deja, y hay posibilidades de que sea Revilla, quien, una vez pasado su momento de gloria y su tirón demoscópico y televisivo, se prepara para la posibilidad de abandonar el escaño si los resultados (que, no obstante le tocará analizar a él) son malos.
La irrupción de Ciudadanos, porque esto va de medios, los mismos que un día enfocaron a su taxi, le ha quitado hasta la pactabilidad (palabro) con el PP que ha tenido en otros tiempos, mientras el argumentario popular trata de dañarle tratando de dibujar ante el electorado regionalista, muy tradicional, un Revilla bolivariano entregado a un pacto con Podemos que el tiempo, y no el PP, dirá si se firma.
Gargantúa
Llevar 32 años en política ( no computamos los años en el sindicalismo vertical), no ganar ni una sóla elección nunca jamás y, sin embargo, cobrar sueldo público ininterrumpidamente tiene su mérito. Ahora bien, presentarte como » regeneración» con ese curriculo, no es que tenga mérito, es que hay que tener la cara más dura que el cemento armado. Yo, personalmente, le veo cansado y senil, más bocachanclas de lo habitual. Estoy seguro que más de uno de su lista se encomienda a la virgen cada vez que Revilla hace declaraciones, porque suena a pasado emoto, casi a australopitecus.