Investigadores cántabros avanzan en la comprensión del funcionamiento celular
El grupo de investigación Grupo de Plegamiento de Proteínas y Citoesqueleto de la Universidad de Cantabria (Facultad de Medicina, UC) y el IDIVAL han conseguido describir cuáles son los primeros pasos en la degradación de los microtúbulos, un componente de las células que facilita funciones como la división y el transporte celular.
Estos trabajos, realizados en colaboración principalmente con el grupo de Jose María Valpuesta del Centro Nacional de Biotecnología, aparecen publicados en Journal of Cell Science de forma destacada .
Este hallazgo, aunque de investigación básica, puede tener posteriores aplicaciones en futuros estudios, dado que los anticancerosos utilizados en clínica basan su actividad biológica en su capacidad para interrumpir la dinámica de estos microtúbulos.
Los microtúbulos son unos cilindros de escala nanométrica, que crecen o no en función de la capacidad de sus componentes principales -las tubulinas- para interaccionar correctamente con muchas otras proteínas de su entorno.
De ellos dependen funciones, por ejemplo, como la segregación correcta de los cromosomas durante la división celular o el transporte intracelular.
El objetivo básico del Grupo de Plegamiento de Proteínas y Citoesqueleto dirigido por el catedrático Juan Carlos Zabala, desde hace veinticinco años, es estudiar un grupo de proteínas conocidas como TBC que participan de diferentes maneras en controlar el funcionamiento correcto de los microtúbulos. Las TBC influyen tanto en la formación de la tubulina como en su eliminación por el sistema celular.
Este trabajo es el resultado de la aplicación de numerosas y complejas tecnologías de biología estructural (microscopia electrónica y difracción de rayos X), biofísicas, bioquímicas y de biología molecular y celular para tratar de entender cómo se recicla la tubulina en la célula, cual es el papel de los cofactores de tubulina en la reacción de disociación y en degradación de la tubulina, cómo es la estructura del primer complejo de degradación descubierto y la identificación del mecanismo de disociación.
Este trabajo ha sido realizado principalmente por Marina Serna y Gerardo Carranza y se ha completado gracias a fondos propios de la UC así como del IDIVAL.