Desde que el pasado domingo Iñigo de la Serna perdió la mayoría absoluta en Santander, en una jornada histórica que no tiene precedentes, se han multiplicado las preguntas del por qué. Y el por qué, quizá se deba precisamente a un colectivo que el alcalde ha menospreciado, o incluso insultado, como cuando la bautizó ‘plataformitis’.

Así lo piensa Santiago Sierra, presidente de la Asamblea en Defensa de la Senda y Costa Norte de Cantabria. Según Sierra, estos resultados demuestran que “no se puede gobernar la ciudad desde la arrogancia y el desprecio”.

La zona de Prado San Roque es una de las más afectadas por el PGOU, y de las más preocupadas por el rumbo del nuevo gobierno.

Sobre si han influido en los resultados el trabajo de las plataformas surgidas del problema urbanístico, Sierra cree que, más bien, se ha creado una corriente de opinión. “Nos hemos convertido en el representante número 14, el que les ha faltado”, asegura. Asimismo, cree que se ha abierto un “espacio nuevo” y que el que llegue a gobernar “lo va a tener que hacer escuchando y tomando decisiones para la ciudad y los ciudadanos”.

Es la misma opinión que comparte Almudena Fernández, presidenta de la Asociación de Vecinos de Antonio de Cabezón y Francisco Giner. Este barrio cercano a Prado San Roque y Río de la Pila se ha unido a sus protestas por miedo a sufrir un ‘efecto dominó’, dada la alta degradación y abandono a los que están sometidos.

“Yo creo que se está haciendo un cambio en Santander, y espero que sea un cambio positivo y que a los ciudadanos se les escuche y se les valore”, afirma. En su opinión, ese cambio debe llegar de mano de todos los partidos, de cara a una unión general que cambie la actitud actual del Consistorio en cuanto a la escucha a la ciudadanía.

Sus vecinos de Prado San Roque no son tan positivos. Luis Ángel Campo, ‘Cholo’, es uno de sus representantes y no tiene muchas esperanzas en la actual situación del barrio, con 42 vecinos pendientes de expropiación para edificar viviendas de lujo y de VPO.

“Seguimos a la espera y tratando de conservar lo que tenemos”, asegura, pues en su opinión la situación no ha cambiado mucho, ya que el actual alcalde continúa teniendo muchos apoyos. “Debe ser un escarmiento”, ha asegurado, no obstante, “la gente se está dando cuenta de su verdadera forma de actuar”.

José Antonio Bonilla, portavoz de la Plataforma Deba, considera que la culpa de las recientes actuaciones del alcalde no son solo suyas, sino también de la pasividad de la sociedad civil. “Somos los ciudadanos un poco responsables de las actitudes y actuaciones en la comunidad autónoma y la ciudad porque les hemos dejado hacer”, asegura.

Esa pasividad puede haberse cambiado al irrumpir en el Ayuntamiento nuevas formaciones, protagonizadas por representantes que no han tenido antes un cargo público, algo que Bonilla considera “muy positivo”. “Creo que se abre un periodo de ilusión y de expectativas”, afirma, y cree que la nueva configuración del Ayuntamiento puede ayudar a avanzar en una mayor participación de la ciudadanía.

«MÁS TENDRÍA QUE HABER SIDO EL CASTIGO»

Amparo fue el primer grano en la tormenta de arena que ha caracterizado el final de esta legislatura de Iñigo de la Serna.

El caso que abrió la brecha vecinal fue el de Amparo, esta abuela de la Vaguada de las Llamas cuya casa y cuya vida se arrasó para la construcción del nuevo vial de la S-20, que para el colmo se inauguró la misma semana de las elecciones.

Fue su situación la que agitó a una Santander estancada y poco participativa. Todas las plataformas vecinales reconocen que el suyo fue el primer caso que les guió en la búsqueda de organización y de unión de fuerzas.

Su nieto, Marco, quiere pensar que su caso ha debido influir en la pérdida de votos de De la Serna. “Y más tendría que haber sido el castigo”, cree Marco, que asegura que “yo me he llevado una gran alegría por la parte que me toca”.

“Algo está cambiando en Santander”, asegura Marco, ya que considera un gran avance que en una ciudad tan conservadora como lo es la capital cántabra hayan entrado al Ayuntamiento “ciudadanos normales”.

Aunque no es tan positivo con el futuro, si continúa De la Serna como alcalde. “Pienso que un alcalde debe mirar por los ciudadanos, escucharles y solucionar sus problemas, y creo que él no tiene capacidad para hacerlo. Al menos así lo demostró en mi caso”, asegura.