“Cuando la gente encuentra un buen producto lo consume”
|| por MARÍA SAIZ ||
El Orujo de Liébana es una de las bebidas alcohólicas más conocidas en España y goza de ser una de las más consumidas. Isabel García es la encargada de mantener el negocio familiar del Orujo, Orulisa, a flote y ha concedido una entrevista al programa ‘Buenas Tardes Cantabria’ de Radio Mix.
El Orujo Los Picos, la marca de Orulisa, es el primer aguardiente de España que se adaptó a la normativa de la Unión Europea que prohibió la destilación itinerante, pero siempre manteniendo la tradición en los métodos, con la producción en sus instalaciones mediante las alquitaras.
Fue la abuela de Isabel García la que empezó con la tradición familiar de elaborar el orujo y en su honor Orulisa prepara el lanzamiento de un nuevo producto de gama alta, Justina de Liébana.
Pero la emprendedora que arrancó el negocio en 1986 fue la madre de Isabel, Carmen Gómez, que en 1987 presentó en FITUR el primer orujo legal del valle de Liébana. Desde entonces sus productos han causado furor en toda la península y «cada año va mejor».
“LA GENTE SE HA VUELTO MÁS SANOTA»
El orujo es una bebida alcohólica de alta graduación (hasta 50 grados) que hay que tomar «con moderación», como advierte Isabel, que además analiza los cambios en los hábitos de consumo de la población: «La gente se ha vuelto más sanota, hace ejercicio y bebe con más moderación», algo que «está bien».
Y es que el orujo, con moderación. tiene propiedades digestivas. «Está comprobado que después de una comida copiosa el orujo ayuda a hacer la digestión porque favorece el metabolismo de las grasas e incrementa el flujo sanguineo en el estómago cuando se ingiere», a lo que se añaden las propiedades del Té del Puerto cuando macera con el orujo, otro de los productos de Orulisa.
Esta lebaniega de «corazón partido», porque también se considera muy santanderina, recuerda otros usos del orujo, como «hacer gárgaras para curar infecciones en la boca» ya que los 50 grados de alcohol «matan todos los microbios y los gérmenes». También está indicado para relajar los dolores menstruales de las mujeres.
«En las abadías y en los monasterios se hacían todo tipo de bálsamos, lociones y tónicos con la base del aguardiente», tal y como ha encontrado en libros de medicina medieval, sobre los usos ancestrales del orujo.
Aunque el orujo está asociado al invierno y la montaña, y de hecho la Fiesta que se celebra cada año en Potes, de interés turístico nacional, es en noviembre, Isabel recuerda que en verano «funciona mejor porque es cuando más salimos a comer».
Además, por su relación comercial con los restaurantes, sabe que los turistas comen muchos cocidos (montañés o lebaniego) en Cantabria en verano y el orujo es «un perfecto broche». De manera que el producto no se resiente por la estacionalidad.
VISIÓN DE FUTURO
Orulisa es un negocio familiar que está creciendo basado en la calidad y en la innovación. «Hay que hacer las cosas bien porque la gente cuando se encuentra con un producto bueno lo consume», sintetiza Isabel García, que está intentando «darle una vuelta nueva» al orujo para no dejar que se asocie exclusivamente con una bebida de sobremesa.
Y para acabar con los «prejuicios» que llevan a pensar en el vaso de chupito que se bebe de golpe ahora están probando con introducirlo en coctelería. «Estamos haciendo cosas serias con bartenders – cocteleros de tendencias-»
Que el producto es de calidad lo prueba su presencia en más de 20 restaurantes de la Guía Michelín, algunos tan prestigiosos como Arzak, Mugaritz, Akelarre, Casa Gerardo o Quique Dacosta.
Orulisa es una empresa cántabra, pequeña, familiar pero con vocación exportadora: «Nuestro objetivo en los próximos años es centrarnos en lo internacional porque tenemos un potencial muy grande».
En estos días de verano, Isabel mima cada detalle del etiquetado y el embotellado de su nueva marca, que sacará a la venta en otoño: su nueva línea de licores ‘Justina de Liébana’, homenaje a su abuela, la primera de la saga orujera familiar.
Lo acaba de presentar en el ‘The Sunday Market’ en Bilbao el mes pasado y ha tenido muy buena acogida. «Está quedando muy bonita, muy chula».