|| POR ÓSCAR ORTIZ ||

La Biblioteca Central de Cantabria acoge, desde el próximo viernes 7 de agosto hasta el 30 de septiembre, una gran exposición individual del artista reinosano Nacho Zubelzu, en la que sintetiza su trabajo realizado durante los últimos años. La obra se titula ‘La tinaja de Diógenes’ y está programada por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.

La muestra está compuesta por alrededor de un centenar de trabajos, integrada por dibujos, esculturas, instalaciones y un vídeo inédito titulado ‘Límite, viaje, tinaja, incorporando en ocasiones objetos cotidianos de diversas partes del mundo, adquiridos por el artista en sus viajes.

La metáfora de la tinaja hace referencia a la aspiración defendida por los distintos filósofos que integraban las escuela cínica a la autosuficiencia. Por ello, vivir en una tinaja significa reducir los límites de lo individual al máximo, de modo que la austeridad desemboca en una vida más que satisfactoria.

Algunas de las principales obras que se exponen son la serie Estacas, compuesta por veinte dibujos de tinta sobre papel que el artista ha dibujado en diversos lugares como Arlés (Francia), la Gargantas del Todra (Marruecos), Janjamburé (Gambia) o la Isla de Skype (Escocia).

LA FINITUD DEL MUNDO

En la exposición se muestra una reflexión sobre la finitud del mundo y sobre el contexto físico y cultural en el que se desarrollan las vidas humanas. Zubelzu propone una noción de cosmopolitismo debido a su gran experiencia viajera y amplio trabajo sobre la naturaleza.

Un ideal que logra reunir a todos los hombres y mujeres, miembros de una comunidad mundial de carácter moral que acepta el cambio y la legitimidad de la diferencia y pone en cuestión la validez de tradiciones y costumbres adquiridas.

Para el desarrollo y la composición de la obra, el autor utiliza técnicas como la pintura acrílica sobre acetato, resina de poliéster o skay cosido sobre madera. Nacho Zubelzu interpreta plástica y la idea de límite en las instalaciones ‘Muros’ y ‘Ágora’, que presentan un aspecto sólido aunque con una estructura liviana por su composición de cajas de cartón y envases.

Por ello, en las diferentes series pictóricas e instalaciones de lenguaje escultórico, el límite se puede interpretar como un refugio personal o como confín del pensamiento, el cual puede ensancharse tanto como se desee, en un viaje permanente al conocimiento del Otro.

La instalación ‘Busco un hombre’ está compuesta por un total de 90 pequeñas piezas antropomórficas de plomo instaladas sobre el muro, con el significado de una reclamación de honestidad. El mismo individuo le encontramos en los dibujos de tinta, aceite de lino, betún y pan de oro, de las series ‘Retratos’, ‘Bípedos implumes’ y ‘Oro parece’.

UN AMPLIO HISTORIAL

Nacho Zubelzu comenzó a exponer en 1995 y, desde entonces, ha forjado una carrera en la que ha combinado su talento como artista visual y su pasión por la naturaleza y la cultura rural.

Su anterior obra, Trashumancias, ha sido expuesta en el Pabellón Villanueva del Jardín Botánico de Madrid, en la galería Guillermina Caicoya en Artesantander y en la Sala Robayera , en Miengo.

Además, los premios que ha recibido a lo largo de su trayectoria son múltiples: doble selección en la convocatoria ‘Generaciones’ de Caja Madrid, en 2000 y 2001, en las disciplinas de pintura y escultura; el título de Mejor Artista Cántabro, otorgado por el Gobierno de Cantabria en 2004, o su reciente selección como finalista en el Premio Goya al mejor Corto Documental por ‘La Cueva Encendida’, en 2014.