Dicen que veinte años no son nada, pero en el caso de los espacios político-culturales suponen toda una vida. Pocos de ellos superan los primeros años de vida, y sin duda llegar a los dos dígitos es un gran mérito.

Por ello los miembros de Traficantes de Sueños pueden dar lecciones de sobra. Uno de ellos, Blas Garzón, las dio este martes en la librería La Vorágine, un espacio del que Paco Gómez Nadal, uno de los miembros de este espacio santanderino, dijo que Traficantes de Sueños son «un poco culpables de su creación», hace algo más de dos años.

Traficantes de Sueños es, ante todo, un espacio político. En torno al año 95, la Coordinadora Lucha Autónoma consideró la necesidad de contar con un espacio estable propio para utilizarlo como sede de los nuevos movimientos que iban surgiendo en Madrid. En aquel entonces la capital de España sufrió un auge de los colectivos de barrios.

Blas Garzón durante su charla en La Vorágine.

Entorno al año 2.000 el movimiento reinante fue el de la antiglobalización, y la Coordinadora se extendió por la comunidad cambiando el modo de actuar. En vez de quedarse estancados, Traficantes de Sueños se centró en la profesionalización de sus integrantes, comenzando a generar auto empleo.

Se crearon los grupos de trabajo que continúan en la actualidad, y el espacio se dividió en diferentes áreas que son independientes económicamente entre sí. Por un lado son editores de obras propias y también libreros. Se han centrado también en distribución de libros, en un área de talleres para generar diseños y materiales, sobre todo, para otros proyectos de la economía social.

Y una última rama, la más reciente, que han llamado Nociones Comunes. Se trata de un espacio de autoformación y discusión sobre diversas temáticas que Traficantes consideran imprescindibles en nuestros días.

En su última etapa, en la que Madrid ha vivido el aumento del municipalismo, Traficantes de Sueños ha participado activamente en estos cambios políticos, hasta el punto de formar una de las listas alternativas que se presentaron para formar la definitiva de Ahora Madrid, el partido liderado por Manuela Carmena que ha obtenido la alcaldía de Madrid.

Pablo, uno de los miembros de Traficantes, es actualmente concejal en la capital y sus compañeros han recibido de sus manos una carta de renuncia firmada para que la hagan efectiva si en algún «se le va la cabeza».

MODELO ASAMBLEARIO Y AUTOFINANCIACIÓN

Traficantes de Sueños ha pasado por momentos bajos a lo largo de su recorrido. Hacer viable el proyecto no ha sido sencillo, y la convivencia también ha traído diferentes roces según confesó el propio Garzón este martes. De hecho, algunos de sus miembros rechazan abiertamente cualquier vinculación con las instituciones políticas y el nuevo rumbo que han tomado al involucrarse con Ahora Madrid.

Y es que su gestión está elaborada de forma asamblearia, con reuniones semanales, y en las que participan las 13 personas que actualmente cuentan con un salario (todos por igual, de 900 euros al mes, algo que Garzón recuerda que ha pasado de ser un sueldo malo a un privilegio en pocos años), y también diferentes colaboradores y socios.

La librería cuenta con aproximadamente 250 socios y la editorial con otros 200. Todos ellos aportan entre 150 y 180 euros al año, como mínimo, teniendo diferentes beneficios como recibir al año 10 libros en casa o poder acceder de forma exclusiva a las versiones en EPub y Mobi de los libros.

Pero las cosas van bien. Bastante bien, de hecho. En los últimos meses han podido cambiar de espacio y se han visibilizado. ¿Cómo? Sus anteriores sedes, por separado la editorial y la librería, estaban «escondidas» en pisos o lugares sin acceso a la calle. Los que iban por primera vez les costaba encontrar el lugar.

Aproximadamente una veintena de personas acudió a la charla para conocer la ‘receta’ de Traficantes de Sueños.

Ahora, el nuevo espacio, junto a la Plaza de Tirso de Molina es más grande, más accesible, a pie e calle. Garzón considera que este cambio supone una nueva etapa del proyecto. «Antes solo entraban los que ya teníamos convencidos e iban directamente a buscarnos, ahora nos toca convencer a casi todos los que entran».

PRÓXIMO OBJETIVO: ATRAER A LOS JÓVENES

Entre los que aún quedan por convencer son los más jóvenes. Traficantes de Sueños cuenta con socios, clientes y colaboradores con un rango mayoritario de entre 33 y 46 años. Faltan los jóvenes, los adolescentes, la generación de la veintena.

Sus propios socios están comenzando a tener hijos, y ellos se encargan de comprarles los libros. Sin embargo, el gran reto es conseguir que ellos acudan a la librería por sí mismos, como clientes autónomos.

Es el tema en el que se están centrando en las más recientes reuniones, aprovechar que precisamente cuentan con un instituto frente a su espacio para saber cómo llegar a los jóvenes, qué les interesa, qué les motiva.

Y es que los jóvenes son los grandes ignorados en este país. Política incluida. De hecho, Garzón cree que uno de los éxitos del 15M, movimiento en el que también se involucraron, fue la gran participación de los jóvenes que «reclamaban lo que se les había prometido».

En la reunión de este martes en La Vorágine destacó la importancia de un relevo generacional, involucrar a los más jóvenes en los movimientos y la política. Este relevo también es necesario en la cultura, incluida la alternativa, donde los adolescentes suelen ser un colectivo que no encaja fácilmente. Traficantes de Sueños busca ahora el método para encajar los intereses comunes con innovación y experimentación.