El Ayuntamiento de Santander modifica el Plan Sardinero a medida de los Díaz y los Botín
El Ayuntamiento de Santander ha ultimado este verano la tramitación de la reforma del Plan Especial de Protección de El Sardinero, una figura de protección que determina los usos y acciones que pueden hacer los propietarios de esta emblemática zona de la capital cántabra.
El Plan Especial de Protección del Sardinero es una figura que ha experimentado pocos cambios en los últimos años, a pesar de alegaciones de propietarios al Plan General, a los que se remitió a este otro Plan cuando hicieron reclamaciones sobre los efectos del PGOU en sus propiedades en la zona.
Sin embargo, en la pasada legislatura se han tramitado dos modificaciones del Plan Especial de Protección de El Sardinero, y las dos han tenido como protagonistas a dos ilustres propietarios de la zona, los Botín del Banco Santander y los Díaz del Grupo Sadisa y la constructora ASCAN
EL PRIMER CAMBIO
La primera resultó sencilla: la pidió la Fundación Marcelino Botín (entidad cultural vinculada al Banco Santander) y una de las empresas que gestiona el patrimonio de la estirpe de banqueros a la que pertenecía el ya fallecido Emilio Botín.
El objetivo era facilitar la ampliación del Promontorio (como se conoce el lugar donde tienen su sede la Fundación Botín y vivienda particular de la familia), gracias a unos terrenos que pertenecían a la empresa del grupo que así lo solicitó.
Se aprobó definitivamente en junio de 2013, tras un proceso que comenzó cuatro meses antes.
EL SEGUNDO CAMBIO
La segunda modificación resultó más compleja en su tramitación, que ha entrado en su recta final durante este verano, después de un período de información pública que tuvo que repetirse por errores en la redacción del proyecto.
Esta segunda reforma del Plan Sardinero fue solicitada por empresas ligadas al Grupo Sadisa o empleados del conglomerado de Santiago Díaz.
Esta otra modificación afecta a dos fincas que eran propiedad del empresario constructor cántabro.
Se trata de la Quinta Maza y Villa Aragón, ambas visibles desde Reina Victoria, y en las que se realizan distintas obras en estos momentos.
Villa Aragón era un antiguo hotel que fue comprado por Santiago Díaz y el expresidente Juan Hormaechea, y que ha acumulado varios avisos y multas sobre su mal estado durante años. Después pasó a ser propiedad de Díaz.
Pegado a él, aunque con acceso desde Pérez Galdós (justo enfrente del Promontorio de la Fundación Botín o del Hotel Real, propiedad también de la familia Botín), está la Quinta Maza, que fue propiedad de Díaz.
En ambos edificios se realizan ahora obras de reforma, tras varios años en los que no fue posible ejecutarlas, entre otros motivos, debido a las restricciones que fijaba el Plan Sardinero, como se les dijo en su momento a otros propietarios de la zona.