El niño no se ahogó, lo ahogamos
Escúchenme bien, porque sólo lo diré una vez: ¡Vale ya! Vale ya de mirar para otro lado. Vale ya de escandalizarse por la foto de un niño ahogado en la playa. No se ahogó, lo ahogamos. No se ahogó, fue la Unión Europea la que metió su cabeza bajo el agua y la OTAN la que agarró sus brazos para que no pudiera defenderse.
No, no hablen en mi nombre. Y no, no saquen a primera plana un falaz debate sobre si la foto debía o no publicarse. «Es demasiado dura como para mirarla», tienes que oír o leer. No, lo duro es lo que llevan viviendo años y años Los Nadies de Galeano en su tierra, mientras la comunidad internacional y usted ahora, escandalizado lector, miraban para otro lado. Mientras los mismos que les obligan al exilio (sí, ellos son los exiliados, no nosotros, los emigrantes de vuelo en Ryanair) eran apoyados por el ahora escandalizado Occidente. Mientras los rebeldes sirios eran financiados por USA y sus lacayos. Mientras desde países como España (lacayo) se apoyaba el bombardeo en Libia.
No, no cuenten conmigo para quejarme de lo malos que son nuestros gobernantes en este sentido, de la indiferencia de Europa ante este drama humanitario. No, Europa no ha sido indiferente. Precisamente, si lo hubiese sido, no habría guerra de la que huir, ni hambre del que escapar.
Están pidiendo por favor a los causantes del incendio que lo apaguen, en lugar de exigirles que no enciendan la cerilla junto al matorral. Están, como de costumbre, reaccionando ante las consecuencias y no actuando sobre las causas, el origen del mal.
Dicho lo cual, me alegra saber que la reacción de mucha gente y asociaciones está siendo la de organizarse para acoger a los refugiados sin esperar a que sus gobernantes hagan algo (para salvar entidades financieras no dudaron en reunirse al día siguiente; para salvar vidas la agenda parece más apretada…). Y espero que en Cantabria no sea menos a pesar de las últimas declaraciones del Smart alcalde.
«La solidaridad es la ternura de los pueblos». Palabras de Pablo Neruda ante las decenas de miles de republicanos españoles que se exiliaron buscando asilo lejos del franquismo.
Clark Kent
Me parece bien lo que dices, pero me gusta más el sencillo argumento de un chaval sirio que en la misma estación húngara decía «paren la guerra». El problema no es sólo asumir refugiados, es algo que hay que atajar en su origen con una intervención militar internacional que para de una vez la masacre. ¿para qué coño sirve la Onu?