Santander Ciudad Refugio
por JOSÉ ELIZONDO
Hay ocasiones en las que ese mantra tan aceptado de que “no se puede hacer nada”, “todos los políticos son iguales”, por desgracia, se cumple con sorprendente literalidad. Otras no.
Y quizás esta sea una de ellas. Y quizás algo se pueda cambiar. Y quizás este quizás pueda acabar en certeza. Porque los “gestos” vuelven a ser, de nuevo, importantes, necesarios, indispensables para marcar la diferencia.
En un mundo donde las líneas, reales e imaginarias, entre la izquierda y la derecha, el arriba y el abajo, el centro y la periferia, el nosotros y el ellos, el “yo” y el todos los demás, parecen desdibujarse en el claroscuro de nuestras contradicciones cotidianas, sucede algo que “no deja lugar a excusas”.
Una fotografía sin rostro que podría representar a tantos y tantos rostros sin fotografía, nos advierte de que: “Ojalá esta imagen hiera sus sensibilidades”.
Y de pronto sentimos una patada en el estómago, una punzada de dolor. Somos conscientes de que, pese a todo, aún queda algo de nosotros que se puede romper. Y nos rompemos, otra vez.
Sin tiempo para analizar, en ese instante previo al “espectáculo”, en el que solo estamos ante su imagen inmóvil; sin accesorios, sin reflexiones sobre la ética del dolor y la imagen, sobre el porqué él y no tantos otros. (Quizás porque él es “tantos otros” también).
En ese momento el dolor se transforma en indignación y la herida no quiere cicatrizar, quiere seguir sangrando, compartir el dolor, convertirlo en algo más…Algo que nos permita combatir la culpa, la desidia, el miedo, la indolencia, el olvido, la sinrazón, la indiferencia, el dolor.
Algo que nos demuestre que somos algo más que una foto fija en la retina del Olvido. Un primer paso que nos permita reconciliarnos con el niño que fuimos y que ahora vemos muerto en una playa.
Y casi sin advertirlo nos vemos como parte de ese “gesto”. Porque necesitamos marcar la diferencia, entre otros, con nosotros mismos. Y nos negamos a ser cómplices, porque lo hemos sido demasiadas veces, y no apartamos la vista porque la hemos apartado demasiadas veces, y no negamos el dolor y el miedo, porque lo hemos negado demasiadas veces.
Y buscamos la alfombra de “Bien Venidos” que tenemos a las puertas de casa, en el cartel de entrada a nuestra ciudad, decididos a que sean algo más que palabras. Y quizás esta vez cada gesto se convierte en memoria viva de una ciudad que no mira a otro lado, porque quienes la viven, hemos decidido no hacerlo. Tras una imagen, con un “gesto” que marque la diferencia, que nos ponga en el lado correcto de la línea. Sin grises, sin ambigüedades, sin Olvido.
Iniciativas surgidas de la propia ciudadanía para la acogida de familias por un lado, o ciudades gobernadas por partidos de diferentes signos, por otro, ya están intentando configurar una red de ciudades-refugio liderada por el Ayuntamiento de Barcelona.
En Cantabria, hemos podido ver esta idea en el muro de Facebook de Cantabria No Se Vende, a la conocida activista Patricia Manrique, quien a su vez se hacía eco de iniciativas ciudadanas en la misma línea.
En esta dirección se proponen instar al Gobierno, que estos días decide cuántos refugiados debe acoger España en el reparto europeo, a secundar la iniciativa de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Y quizás así las palabras cobren sentido de nuevo, y quizás así Santander sea la ciudad que todos queremos. Una ciudad para refugiados y no solo para turistas. Una ciudad con alma y no de diseño. Una ciudad con la memoria de quienes no olvidarán que un día se abrieron sus puertas para recibirlos, para darles cobijo, para evitar que la imagen de ese niño, se repita de nuevo. Y quizás detrás de tantos quizás, hallemos alguna certeza.
Porque no es un debate legal, sino humanitario, Porque no es por caridad es por Justicia. Porque aún hay “gestos” que pueden cambiar las cosas:
ESCRITO PARA SOLICITAR QUE SANTANDER ACOJA PERSONAS REFUGIADAS
Texto estándar para entregar con los datos de cada cual en el registro del Ayuntamiento -mejor en el registro, llevarlo duplicado y quedarse copia sellada, que mandarlo por correo- .
Patricia
Vamos a descargar el documento y a llevarlo al ayuntamiento. Es una forma de actuar clara y que vale. No podemos deshumanizarnos ni una capa más.